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America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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La m<strong>en</strong>ción de una fecha precisa para el juicio, <strong>en</strong> <strong>la</strong> proc<strong>la</strong>mación del primer m<strong>en</strong>saje, fue<br />

ord<strong>en</strong>ada <strong>por</strong> Dios. La computación de los períodos proféticos <strong>en</strong> que se basa ese m<strong>en</strong>saje, que colocan el<br />

término de los 2.300 días <strong>en</strong> el otoño de 1844, puede subsistir sin inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te. Los repetidos esfuerzos<br />

hechos con el objeto de <strong>en</strong>contrar nuevas fechas para el principio y fin de los períodos proféticos, y los<br />

argum<strong>en</strong>tos para sost<strong>en</strong>er este modo de ver, no solo alejan de <strong>la</strong> verdad pres<strong>en</strong>te, sino que desacreditan<br />

todos los esfuerzos para explicar <strong>la</strong>s profecías. Cuanto más a m<strong>en</strong>udo se fije fecha para el segundo<br />

adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to, y cuanto mayor sea <strong>la</strong> difusión recibida <strong>por</strong> una <strong>en</strong>señanza tal, tanto mejor responde a los<br />

propósitos de Satanás. Una vez transcurrida <strong>la</strong> fecha, él cubre de ridículo y desprecio a qui<strong>en</strong>es <strong>la</strong><br />

anunciaron y echa oprobio contra el gran movimi<strong>en</strong>to adv<strong>en</strong>tista de 1843 y 1844. Los que persist<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

este error llegarán al fin a fijar una fecha demasiado remota para <strong>la</strong> v<strong>en</strong>ida de Cristo. Ello los arrul<strong>la</strong>rá <strong>en</strong><br />

una falsa seguridad, y muchos solo se des<strong>en</strong>gañarán cuando sea tarde.<br />

La historia del antiguo Israel es un ejemplo pat<strong>en</strong>te de lo que experim<strong>en</strong>taron los adv<strong>en</strong>tistas. Dios<br />

dirigió a su pueblo <strong>en</strong> el movimi<strong>en</strong>to adv<strong>en</strong>tista, así como sacó a los israelitas de Egipto. Cuando el gran<br />

des<strong>en</strong>gaño, su fe fue probada como lo fue <strong>la</strong> de los hebreos cerca del Mar Rojo. Si hubies<strong>en</strong> seguido<br />

confiando <strong>en</strong> <strong>la</strong> mano que los había guiado y que había estado con ellos hasta <strong>en</strong>tonces, habrían visto <strong>la</strong><br />

salvación de Dios. Si todos los que habían trabajado unidos <strong>en</strong> <strong>la</strong> obra de 1844 hubies<strong>en</strong> recibido el<br />

m<strong>en</strong>saje del tercer ángel, y lo hubies<strong>en</strong> proc<strong>la</strong>mado <strong>en</strong> el poder del Espíritu Santo, el Señor habría actuado<br />

poderosam<strong>en</strong>te <strong>por</strong> los esfuerzos de ellos. Raudales de luz habrían sido derramados sobre el mundo. Años<br />

haría que los habitantes de <strong>la</strong> tierra habrían sido avisados, <strong>la</strong> obra final se habría consumado, y Cristo<br />

habría v<strong>en</strong>ido para redimir a su pueblo.<br />

No era voluntad de Dios que Israel peregrinase durante cuar<strong>en</strong>ta años <strong>en</strong> el desierto; lo que él<br />

quería era conducirlo a <strong>la</strong> tierra de Canaán y establecerlo allí como pueblo santo y feliz. Pero “no pudieron<br />

<strong>en</strong>trar a causa de incredulidad”. Hebreos 3:19. Perecieron <strong>en</strong> el desierto a causa de su apostasía, y otros<br />

fueron suscitados para <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> <strong>la</strong> tierra prometida. Asimismo, no era <strong>la</strong> voluntad de Dios que <strong>la</strong> v<strong>en</strong>ida<br />

de Cristo se di<strong>la</strong>tara tanto, y que su pueblo permaneciese <strong>por</strong> tantos años <strong>en</strong> este mundo de pecado e<br />

infortunio. Pero <strong>la</strong> incredulidad lo separó de Dios. Como se negara a hacer <strong>la</strong> obra que le había seña<strong>la</strong>do,<br />

otros fueron los l<strong>la</strong>mados para proc<strong>la</strong>mar el m<strong>en</strong>saje. Por misericordia para con el mundo, Jesús difiere su<br />

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