30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

se cu<strong>en</strong>ta <strong>la</strong> sumersión del nuevo malecón, construído completam<strong>en</strong>te de mármol y con ing<strong>en</strong>te gasto.<br />

Un gran g<strong>en</strong>tío se había reunido allí <strong>en</strong> busca de un sitio fuera del alcance del derrumbe g<strong>en</strong>eral; pero<br />

de pronto el muelle se hundió con todo el g<strong>en</strong>tío que lo ll<strong>en</strong>aba, y ni uno de los cadáveres salió jamás<br />

a <strong>la</strong> superficie” (ibíd.).<br />

“La sacudida” del terremoto “fue seguida instantáneam<strong>en</strong>te del hundimi<strong>en</strong>to de todas <strong>la</strong>s<br />

iglesias y conv<strong>en</strong>tos, de casi todos los grandes edificios públicos y más de <strong>la</strong> cuarta parte de <strong>la</strong>s casas.<br />

Unas horas después estal<strong>la</strong>ron <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes barrios inc<strong>en</strong>dios que se propagaron con tal viol<strong>en</strong>cia<br />

durante casi tres días que <strong>la</strong> ciudad quedó completam<strong>en</strong>te destruida. El terremoto sobrevino <strong>en</strong> un día<br />

de fiesta <strong>en</strong> que <strong>la</strong>s iglesias y conv<strong>en</strong>tos estaban ll<strong>en</strong>os de g<strong>en</strong>te, y escaparon muy pocas personas”<br />

(Encyclopaedia <strong>America</strong>na, art. Lisboa, nota, ed. 1831). “El terror del pueblo era indescriptible. Nadie<br />

lloraba; el siniestro superaba <strong>la</strong> capacidad de derramar lágrimas. Todos corrían de un <strong>la</strong>do a otro,<br />

delirantes de horror y espanto, golpeándose <strong>la</strong> cara y el pecho, gritando: ‘¡Misericordia! ¡Llegó el fin<br />

del mundo!’ Las madres se olvidaban de sus hijos y corrían de un <strong>la</strong>do a otro llevando crucifijos.<br />

Desgraciadam<strong>en</strong>te, muchos corrieron a refugiarse <strong>en</strong> <strong>la</strong>s iglesias; pero <strong>en</strong> vano se expuso el sacram<strong>en</strong>to;<br />

<strong>en</strong> vano aquel<strong>la</strong> pobre g<strong>en</strong>te abrazaba los altares; imág<strong>en</strong>es, sacerdotes y feligreses fueron <strong>en</strong>vueltos<br />

<strong>en</strong> <strong>la</strong> misma ruina”. Se calcu<strong>la</strong> que nov<strong>en</strong>ta mil personas perdieron <strong>la</strong> vida <strong>en</strong> aquel aciago día.<br />

Veinticinco años después apareció <strong>la</strong> segunda señal m<strong>en</strong>cionada <strong>en</strong> <strong>la</strong> profecía: el<br />

oscurecimi<strong>en</strong>to del sol y de <strong>la</strong> luna. Lo que hacía esto aun más sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te, era <strong>la</strong> circunstancia de<br />

que el tiempo de su cumplimi<strong>en</strong>to había sido indicado de un modo preciso. En su conversación con los<br />

discípulos <strong>en</strong> el Monte de los Olivos, después de describir el <strong>la</strong>rgo período de prueba <strong>por</strong> el que debía<br />

pasar <strong>la</strong> iglesia, es decir, los mil dosci<strong>en</strong>tos ses<strong>en</strong>ta años de <strong>la</strong> persecución papal, acerca de los cuales<br />

había prometido que <strong>la</strong> tribu<strong>la</strong>ción sería acortada, el Salvador m<strong>en</strong>cionó <strong>en</strong> <strong>la</strong>s sigui<strong>en</strong>tes pa<strong>la</strong>bras<br />

ciertos acontecimi<strong>en</strong>tos que debían preceder su v<strong>en</strong>ida y fijó además el tiempo <strong>en</strong> que se realizaría el<br />

primero de estos: “En aquellos días, después de aquel<strong>la</strong> aflicción, el sol se oscurecerá, y <strong>la</strong> luna no dará<br />

su resp<strong>la</strong>ndor”. Marcos 13:24. Los 1.260 días, o años, terminaron <strong>en</strong> 1798. La persecución había<br />

concluido casi <strong>por</strong> completo desde hacía casi un cuarto de siglo. Después de esta persecución, según<br />

265

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!