30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Padre celestial, a fin de darse <strong>por</strong> muy perjudicado con su expulsión del cielo <strong>por</strong> no haber querido<br />

someterse a un soberano tan injusto. Pres<strong>en</strong>ta al mundo <strong>la</strong> libertad de que gozaría bajo su dulce cetro, <strong>en</strong><br />

contraposición con <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud impuesta <strong>por</strong> los severos decretos de Jehová. Es así como logra sustraer<br />

a <strong>la</strong>s almas de <strong>la</strong> sumisión a Dios.<br />

¡Cuán repugnante a todo s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de amor y de misericordia y hasta a nuestro s<strong>en</strong>tido de justicia<br />

es <strong>la</strong> doctrina según <strong>la</strong> cual después de muertos los impíos son atorm<strong>en</strong>tados con fuego y azufre <strong>en</strong> un<br />

infierno que arde eternam<strong>en</strong>te, y <strong>por</strong> los pecados de una corta vida terr<strong>en</strong>al deb<strong>en</strong> sufrir torm<strong>en</strong>tos <strong>por</strong><br />

tanto tiempo como Dios viva!<br />

Sin embargo, esta doctrina ha sido <strong>en</strong>señada muy g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te y se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra aún incor<strong>por</strong>ada <strong>en</strong><br />

muchos de los credos de <strong>la</strong> cristiandad. Un sabio teólogo sostuvo: “El espectáculo de los torm<strong>en</strong>tos del<br />

infierno aum<strong>en</strong>tará para siempre <strong>la</strong> dicha de los santos. Cuando vean a otros seres de <strong>la</strong> misma naturaleza<br />

que ellos y que nacieron <strong>en</strong> <strong>la</strong>s mismas circunstancias, cuando los vean sumidos <strong>en</strong> semejante desdicha,<br />

mi<strong>en</strong>tras que ellos estén <strong>en</strong> tan difer<strong>en</strong>te situación, s<strong>en</strong>tirán <strong>en</strong> mayor grado el goce de su felicidad”. Otro<br />

dijo lo sigui<strong>en</strong>te: “Mi<strong>en</strong>tras que <strong>la</strong> s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de reprobación se esté llevando a efecto <strong>por</strong> toda <strong>la</strong> eternidad<br />

sobre los desgraciados que sean objeto de <strong>la</strong> ira, el humo de sus torm<strong>en</strong>tos subirá eternam<strong>en</strong>te también a<br />

<strong>la</strong> vista de los que sean objeto de misericordia, y que, <strong>en</strong> lugar de compadecerse de aquellos, exc<strong>la</strong>marán:<br />

¡Amén! ¡Aleluya! ¡A<strong>la</strong>bad al Señor!”<br />

¿En qué página de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios se puede <strong>en</strong>contrar semejante <strong>en</strong>señanza? ¿Los rescatados<br />

no s<strong>en</strong>tirán acaso <strong>en</strong> el cielo ninguna compasión y ni siquiera un leve asomo de humanidad? ¿Habrán<br />

quedado esos s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos <strong>por</strong> v<strong>en</strong>tura sustituidos <strong>por</strong> <strong>la</strong> indifer<strong>en</strong>cia del estoico o <strong>la</strong> crueldad del salvaje?<br />

No, mil veces no. No es esa <strong>la</strong> <strong>en</strong>señanza del Libro de Dios. Los que pres<strong>en</strong>tan opiniones como <strong>la</strong>s<br />

expresadas <strong>en</strong> <strong>la</strong>s citas anteriores pued<strong>en</strong> ser sabios y aun hombres honrados; pero han sido <strong>en</strong>gañados<br />

<strong>por</strong> los sofismas de Satanás. Él es qui<strong>en</strong> los induce a desnaturalizar <strong>la</strong>s <strong>en</strong>érgicas expresiones de <strong>la</strong>s<br />

Sagradas Escrituras, dando al l<strong>en</strong>guaje bíblico un tinte de amargura y malignidad que es propio de él,<br />

Satanás, pero no de nuestro Creador. “¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que no me comp<strong>la</strong>zco <strong>en</strong> <strong>la</strong> muerte<br />

del inicuo, sino antes <strong>en</strong> que vuelva el inicuo de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros caminos<br />

malos, pues ¿<strong>por</strong> qué moriréis?” Ezequiel 33:11. ¿Qué ganaría Dios con que creyéramos que él se goza<br />

461

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!