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America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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dec<strong>la</strong>raciones, unidas al m<strong>en</strong>saje del tercer ángel, constituy<strong>en</strong> <strong>la</strong> amonestación final que debe ser dada a<br />

los habitantes de <strong>la</strong> tierra.<br />

Terrible será <strong>la</strong> crisis a que llegará el mundo. Unidos los poderes de <strong>la</strong> tierra para hacer <strong>la</strong> guerra<br />

a los mandami<strong>en</strong>tos de Dios, decretarán que todos los hombres, “pequeños y grandes, ricos y pobres,<br />

libres y siervos” (Apocalipsis 13:16), se conform<strong>en</strong> a <strong>la</strong>s costumbres de <strong>la</strong> iglesia y observ<strong>en</strong> el falso día<br />

de reposo. Todos los que se niegu<strong>en</strong> a someterse serán castigados <strong>por</strong> <strong>la</strong> autoridad civil, y finalm<strong>en</strong>te se<br />

decretará que son dignos de muerte. Por otra parte, <strong>la</strong> ley de Dios que impone el día de reposo del Creador<br />

exige obedi<strong>en</strong>cia y am<strong>en</strong>aza con <strong>la</strong> ira de Dios a los que viol<strong>en</strong> sus preceptos.<br />

Dilucidado así el asunto, cualquiera que pisotee <strong>la</strong> ley de Dios para obedecer una ord<strong>en</strong>anza<br />

humana, recibe <strong>la</strong> marca de <strong>la</strong> bestia; acepta el signo de sumisión al poder al cual prefiere obedecer <strong>en</strong><br />

lugar de obedecer a Dios. La amonestación del cielo dice así: “¡Si alguno adora a <strong>la</strong> bestia y a su imag<strong>en</strong>,<br />

y recibe su marca <strong>en</strong> su fr<strong>en</strong>te, o <strong>en</strong> su mano, él también beberá del vino de <strong>la</strong> ira de Dios, que está<br />

preparado sin mezc<strong>la</strong> alguna <strong>en</strong> el cáliz de su ira!” Apocalipsis 14:9, 10 (VM).<br />

Pero nadie sufrirá <strong>la</strong> ira de Dios antes que <strong>la</strong> verdad haya sido pres<strong>en</strong>tada a su espíritu y a su<br />

conci<strong>en</strong>cia, y que <strong>la</strong> haya rechazado. Hay muchas personas que no han t<strong>en</strong>ido jamás o<strong>por</strong>tunidad de oír<br />

<strong>la</strong>s verdades especiales para nuestros tiempos. La obligación de observar el cuarto mandami<strong>en</strong>to no les ha<br />

sido jamás pres<strong>en</strong>tada bajo su verdadera luz. Aquel que lee <strong>en</strong> todos los corazones y prueba todos los<br />

móviles no dejará que nadie que desee conocer <strong>la</strong> verdad sea <strong>en</strong>gañado <strong>en</strong> cuanto al resultado final de <strong>la</strong><br />

controversia. El decreto no será impuesto estando el pueblo a ciegas. Cada cual t<strong>en</strong>drá <strong>la</strong> luz necesaria<br />

para tomar una resolución consci<strong>en</strong>te.<br />

El sábado será <strong>la</strong> gran piedra de toque de <strong>la</strong> lealtad; pues es el punto especialm<strong>en</strong>te controvertido.<br />

Cuando esta piedra de toque les sea aplicada finalm<strong>en</strong>te a los hombres, <strong>en</strong>tonces se trazará <strong>la</strong> línea de<br />

demarcación <strong>en</strong>tre los que sirv<strong>en</strong> a Dios y los que no le sirv<strong>en</strong>. Mi<strong>en</strong>tras <strong>la</strong> observancia del falso día de<br />

reposo (domingo), <strong>en</strong> obedecimi<strong>en</strong>to a <strong>la</strong> ley del estado y <strong>en</strong> oposición al cuarto mandami<strong>en</strong>to, será una<br />

dec<strong>la</strong>ración de obedi<strong>en</strong>cia a un poder que está <strong>en</strong> oposición a Dios, <strong>la</strong> observancia del verdadero día de<br />

reposo (sábado), <strong>en</strong> obedi<strong>en</strong>cia a <strong>la</strong> ley de Dios, será señal evid<strong>en</strong>te de <strong>la</strong> lealtad al Creador. Mi<strong>en</strong>tras que<br />

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