30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

parecía tan cercana, lo que le abrumaba y le ll<strong>en</strong>aba de terror. Había llegado al mom<strong>en</strong>to crítico y no se<br />

s<strong>en</strong>tía capaz de hacerle fr<strong>en</strong>te. Temía que <strong>por</strong> su debilidad <strong>la</strong> causa de <strong>la</strong> verdad se malograra. No suplicaba<br />

a Dios <strong>por</strong> su propia seguridad, sino <strong>por</strong> el triunfo del evangelio. La angustia que sintiera Israel <strong>en</strong> aquel<strong>la</strong><br />

lucha nocturna que sostuviera a oril<strong>la</strong>s del arroyo solitario, era <strong>la</strong> que él s<strong>en</strong>tía <strong>en</strong> su alma. Y lo mismo<br />

que Israel, Lutero prevaleció con Dios. En su desamparo su fe se cifró <strong>en</strong> Cristo el poderoso libertador.<br />

Sintióse fortalecido con <strong>la</strong> pl<strong>en</strong>a seguridad de que no comparecería solo ante el concilio. La paz volvió a<br />

su alma e inundóse de gozo su corazón al p<strong>en</strong>sar que iba a <strong>en</strong>salzar a Cristo ante los gobernantes de <strong>la</strong><br />

nación.<br />

Con el ánimo puesto <strong>en</strong> Dios se preparó Lutero para <strong>la</strong> lucha que le aguardaba. Meditó un p<strong>la</strong>n de<br />

def<strong>en</strong>sa, examinó pasajes de sus propios escritos y sacó pruebas de <strong>la</strong>s Santas Escrituras para sust<strong>en</strong>tar<br />

sus proposiciones. Luego, colocando <strong>la</strong> mano izquierda sobre <strong>la</strong> Biblia que estaba abierta de<strong>la</strong>nte de él,<br />

alzó <strong>la</strong> diestra hacia el cielo y juró “permanecer fiel al evangelio, y confesar librem<strong>en</strong>te su fe, aunque<br />

tuviese que sel<strong>la</strong>r su confesión con su sangre” (ibíd.). Cuando fue llevado nuevam<strong>en</strong>te ante <strong>la</strong> dieta, no<br />

reve<strong>la</strong>ba su semb<strong>la</strong>nte sombra alguna de temor ni de cortedad. Ser<strong>en</strong>o y manso, a <strong>la</strong> vez que vali<strong>en</strong>te y<br />

digno, pres<strong>en</strong>tóse como testigo de Dios <strong>en</strong>tre los poderosos de <strong>la</strong> tierra. El canciller le exigió que dijese si<br />

se retractaba de sus doctrinas. Lutero respondió del modo más sumiso y humilde, sin viol<strong>en</strong>cia ni<br />

apasionami<strong>en</strong>to. Su <strong>por</strong>te era correcto y respetuoso si bi<strong>en</strong> reve<strong>la</strong>ba <strong>en</strong> sus modales una confianza y un<br />

gozo que ll<strong>en</strong>aban de sorpresa a <strong>la</strong> asamblea.<br />

“¡Ser<strong>en</strong>ísimo emperador! ¡Ilustres príncipes, b<strong>en</strong>ignísimos señores!—dijo Lutero—. Comparezco<br />

humildem<strong>en</strong>te hoy ante vosotros, según <strong>la</strong> ord<strong>en</strong> que se me comunicó ayer, suplicando <strong>por</strong> <strong>la</strong> misericordia<br />

de Dios, a vuestra majestad y a vuestras augustas altezas, se dign<strong>en</strong> escuchar bondadosam<strong>en</strong>te <strong>la</strong> def<strong>en</strong>sa<br />

de una causa acerca de <strong>la</strong> cual t<strong>en</strong>go <strong>la</strong> convicción que es justa y verdadera. Si falto <strong>por</strong> ignorancia a los<br />

usos y conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cias de <strong>la</strong>s cortes, perdonádmelo; pues no he sido educado <strong>en</strong> los pa<strong>la</strong>cios de los reyes,<br />

sino <strong>en</strong> <strong>la</strong> oscuridad del c<strong>la</strong>ustro” (ibíd.).<br />

Entrando luego <strong>en</strong> el asunto p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, hizo constar que sus escritos no eran todos del mismo<br />

carácter. En algunos había tratado de <strong>la</strong> fe y de <strong>la</strong>s bu<strong>en</strong>as obras y aun sus <strong>en</strong>emigos los dec<strong>la</strong>raban no<br />

solo inof<strong>en</strong>sivos, sino hasta provechosos. Retractarse de ellos, dijo, sería cond<strong>en</strong>ar verdades que todo el<br />

122

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!