30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

tiempo <strong>en</strong> una ido<strong>la</strong>tría degradante rindi<strong>en</strong>do culto a <strong>la</strong> diosa de <strong>la</strong> razón <strong>en</strong> <strong>la</strong> persona de una mujer<br />

libertina. ¡Y esto <strong>en</strong> <strong>la</strong> cámara repres<strong>en</strong>tativa de <strong>la</strong> nación y <strong>por</strong> medio de <strong>la</strong>s más altas autoridades civiles<br />

y legis<strong>la</strong>tivas! Dice el historiador: “Una de <strong>la</strong>s ceremonias de aquel tiempo de locura no ti<strong>en</strong>e igual <strong>por</strong> lo<br />

absurdo combinado con lo impío. Las puertas de <strong>la</strong> conv<strong>en</strong>ción se abrieron de par <strong>en</strong> par para dar <strong>en</strong>trada<br />

a los músicos de <strong>la</strong> banda que precedía a los miembros del cuerpo municipal que <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> solemne<br />

procesión, cantando un himno a <strong>la</strong> libertad y escoltando como objeto de su futura adoración a una mujer<br />

cubierta con un velo y a <strong>la</strong> cual l<strong>la</strong>maban <strong>la</strong> diosa de <strong>la</strong> razón. Cuando llegó esta al lugar que le estaba<br />

reservado, le fue quitado el velo con gran ceremonial, y se le dio asi<strong>en</strong>to a <strong>la</strong> derecha del presid<strong>en</strong>te,<br />

reconoci<strong>en</strong>do todos ellos <strong>en</strong> el<strong>la</strong> a una bai<strong>la</strong>rina de <strong>la</strong> ópera [...]. A esta mujer rindió público hom<strong>en</strong>aje <strong>la</strong><br />

conv<strong>en</strong>ción nacional de Francia, considerándo<strong>la</strong> como <strong>la</strong> repres<strong>en</strong>tación más perfecta de <strong>la</strong> razón que ellos<br />

v<strong>en</strong>eraban.<br />

“Esta momería sacrílega y ridícu<strong>la</strong> estuvo de moda; y <strong>la</strong> insta<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> diosa de <strong>la</strong> razón fue<br />

imitada <strong>en</strong> algunas pob<strong>la</strong>ciones del país que deseaban demostrar que se hal<strong>la</strong>ban a <strong>la</strong> altura de <strong>la</strong><br />

Revolución” (Scott, tomo 1, cap. 17). El orador que introdujo el culto de <strong>la</strong> Razón, se expresó <strong>en</strong> estos<br />

términos: “¡Legis<strong>la</strong>dores! El fanatismo ha cedido su puesto a <strong>la</strong> razón; sus turbios ojos no han podido<br />

resistir el brillo de <strong>la</strong> luz. Un pueblo inm<strong>en</strong>so se ha tras<strong>la</strong>dado hoy a esas bóvedas góticas, <strong>en</strong> <strong>la</strong>s que <strong>por</strong><br />

vez primera han repercutido los ecos de <strong>la</strong> verdad. Allí han celebrado los franceses el único culto<br />

verdadero: el de <strong>la</strong> libertad, el de <strong>la</strong> Razón. Allí hemos hecho votos <strong>por</strong> <strong>la</strong> prosperidad de <strong>la</strong>s armas de <strong>la</strong><br />

República; allí hemos abandonado inanimados ídolos para seguir a <strong>la</strong> Razón, a esta imag<strong>en</strong> animada, <strong>la</strong><br />

obra más sublime de <strong>la</strong> naturaleza” (M. A. Thiers, Historia de <strong>la</strong> La Biblia y <strong>la</strong> Revolución francesa, cap.<br />

29).<br />

Al ser pres<strong>en</strong>tada <strong>la</strong> diosa ante <strong>la</strong> conv<strong>en</strong>ción, <strong>la</strong> tomó el orador de <strong>la</strong> mano y dirigiéndose a toda<br />

<strong>la</strong> asamblea, dijo: “Mortales, cesad de temb<strong>la</strong>r ante los tru<strong>en</strong>os impot<strong>en</strong>tes de un Dios que vuestros temores<br />

crearon. No reconozcáis de hoy <strong>en</strong> ade<strong>la</strong>nte otra divinidad que <strong>la</strong> Razón. Yo os pres<strong>en</strong>to su imag<strong>en</strong> más<br />

noble y pura; y, si habéis de t<strong>en</strong>er ídolos, ofreced sacrificios so<strong>la</strong>m<strong>en</strong>te a los que sean como este [...].<br />

¡Caiga ante el augusto s<strong>en</strong>ado de <strong>la</strong> libertad, el velo de <strong>la</strong> Razón! [...] “La diosa, después de haber sido<br />

abrazada <strong>por</strong> el presid<strong>en</strong>te, tomó asi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> una magnífica carroza que condujeron <strong>por</strong> <strong>en</strong>tre el inm<strong>en</strong>so<br />

239

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!