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America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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sigui<strong>en</strong>te dec<strong>la</strong>ración ha sido hecha bajo <strong>la</strong> autoridad del Hijo de Dios: “Buscad, y hal<strong>la</strong>réis”. “El que<br />

quisiere hacer su voluntad [del Padre], conocerá de <strong>la</strong> doctrina”. Mateo 7:7; Juan 7:17.<br />

Los discípulos de Cristo sab<strong>en</strong> muy poco de <strong>la</strong>s tramas que Satanás y sus huestes urd<strong>en</strong> contra<br />

ellos. Pero el que está s<strong>en</strong>tado, <strong>en</strong> los cielos hará servir todas esas maquínaciones para el cumplimi<strong>en</strong>to<br />

de sus altos designios. Si el Señor permite que su pueblo pase <strong>por</strong> el fuego de <strong>la</strong> t<strong>en</strong>tación, no es <strong>por</strong>que<br />

se goce <strong>en</strong> sus p<strong>en</strong>as y aflicciones, sino <strong>por</strong>que esas pruebas son necesarias para su victoria final. Él no<br />

podría, <strong>en</strong> conformidad con su propia gloria, preservarlo de <strong>la</strong> t<strong>en</strong>tación; pues el objeto de <strong>la</strong> prueba es<br />

precisam<strong>en</strong>te prepararlo para resistir a todas <strong>la</strong>s seducciones del mal.<br />

Ni los impíos ni los demonios pued<strong>en</strong> oponerse a <strong>la</strong> obra de Dios o privar de su pres<strong>en</strong>cia a su<br />

pueblo, siempre que este quiera con corazón sumiso y contrito confesar y abandonar sus pecados y<br />

aferrarse con fe a <strong>la</strong>s promesas divinas. Toda t<strong>en</strong>tación, toda influ<strong>en</strong>cia contraria manifiesta o secreta, ya<br />

puede ser resistida victoriosam<strong>en</strong>te: ¡No <strong>por</strong> esfuerzo, ni con poder, sino <strong>por</strong> mi Espíritu! dice Jehová de<br />

los ejércitos”. Zacarías 4:6 (VM).<br />

“Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos at<strong>en</strong>tos a sus oraciones [...]. ¿Y quién es<br />

aquel que os podrá dañar, si vosotros seguis el bi<strong>en</strong>?” 1 Pedro 3:12, 13. Cuando Ba<strong>la</strong>am, t<strong>en</strong>tado <strong>por</strong> <strong>la</strong><br />

promesa de ricos regalos, recurrió a <strong>en</strong>cantami<strong>en</strong>tos contra Israel, y quiso <strong>por</strong> medio de sacrificios<br />

ofrecidos al Señor, invocar una maldición sobre su pueblo, el Espíritu de Dios se opuso a <strong>la</strong> maldición<br />

que el profeta apóstata trataba de pronunciar y este se vio obligado a exc<strong>la</strong>mar: “¿Cómo maldeciré a qui<strong>en</strong><br />

no ha maldecido Dios? ¿y cómo derramaré imprecaciones donde no <strong>la</strong>s ha derramado Jehová?” “¡Muera<br />

yo de <strong>la</strong> muerte de los justos, y sea mi postrimería como <strong>la</strong> suya!”<br />

Después de haber ofrecido otro sacrificio, el profeta impío dijo: “He aquí que yo he recibido<br />

comisión para b<strong>en</strong>decir; sí, él ha b<strong>en</strong>decido, y no podré yo revocarlo. Él no ha reparado <strong>la</strong> iniquidad <strong>en</strong><br />

Jacob, y no ha mirado <strong>la</strong> perversidad <strong>en</strong> Israel. Jehová su Dios está con él; y <strong>en</strong> medio de él su<strong>en</strong>an vítores<br />

de rey”. “Que no hay hechizo contra Jacob, ni hay adivinación contra Israel. A su tiempo será dicho de<br />

Jacob y de Israel: ¡ Mirad lo que ha hecho Dios!” No obstante se levantaron altares <strong>por</strong> tercera vez, y<br />

Ba<strong>la</strong>am volvió a hacer un nuevo esfuerzo para maldecir a Israel. Pero, <strong>por</strong> los <strong>la</strong>bios rebeldes del profeta,<br />

el Espíritu de Dios anunció <strong>la</strong> prosperidad de su pueblo escogido y c<strong>en</strong>suró <strong>la</strong> locura y maldad de sus<br />

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