30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

podía manejar <strong>la</strong>s armas que <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios, había adquirido <strong>la</strong> disciplina intelectual de<br />

<strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s, y compr<strong>en</strong>día <strong>la</strong> táctica de los hombres de escue<strong>la</strong>. El poder de su g<strong>en</strong>io y sus conocimi<strong>en</strong>tos<br />

ext<strong>en</strong>sos y profundos le granjearon el respeto de amigos y <strong>en</strong>emigos. Sus partidarios veían con orgullo<br />

que su campeón sobresalía <strong>en</strong>tre los intelectos más notables de <strong>la</strong> nación; y sus <strong>en</strong>emigos se veían<br />

imposibilitados para arrojar desdén sobre <strong>la</strong> causa de <strong>la</strong> reforma <strong>por</strong> una exposición de <strong>la</strong> ignorancia o<br />

debilidad de su def<strong>en</strong>sor.<br />

Estando Wiclef todavía <strong>en</strong> el colegio se dedicó al estudio de <strong>la</strong>s Santas Escrituras. En aquellos<br />

remotos tiempos cuando <strong>la</strong> Biblia existía solo <strong>en</strong> los idiomas primitivos, los eruditos eran los únicos que<br />

podían allegarse a <strong>la</strong> fu<strong>en</strong>te de <strong>la</strong> verdad, pues a <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses incultas les estaba vedada. Ese estudio preparó<br />

el camino para el trabajo futuro de Wiclef como reformador. Algunos hombres ilustrados habían estudiado<br />

<strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios y <strong>en</strong> el<strong>la</strong> habían <strong>en</strong>contrado reve<strong>la</strong>da <strong>la</strong> gran verdad de <strong>la</strong> gracia concedida<br />

gratuitam<strong>en</strong>te <strong>por</strong> Dios. Y <strong>por</strong> sus <strong>en</strong>señanzas habían difundido esta verdad e inducido a otros a aceptar<br />

los oráculos divinos.<br />

Cuando <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción de Wiclef fue dirigida a <strong>la</strong>s Sagradas Escrituras, se consagró a escudriñar<strong>la</strong>s<br />

con el mismo empeño que había desplegado para adueñarse <strong>por</strong> completo de <strong>la</strong> instrucción que se impartía<br />

<strong>en</strong> los colegios. Hasta <strong>en</strong>tonces había experim<strong>en</strong>tado una necesidad que ni sus estudios esco<strong>la</strong>res ni <strong>la</strong>s<br />

<strong>en</strong>señanzas de <strong>la</strong> iglesia habían podido satisfacer. Encontró <strong>en</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios lo que antes había<br />

buscado <strong>en</strong> vano. En el<strong>la</strong> halló reve<strong>la</strong>do el p<strong>la</strong>n de <strong>la</strong> salvación, y vio a Cristo repres<strong>en</strong>tado como el único<br />

abogado para el hombre. Se <strong>en</strong>tregó al servicio de Cristo y resolvió proc<strong>la</strong>mar <strong>la</strong>s verdades que había<br />

descubierto.<br />

Como los reformadores que se levantaron tras él, Wiclef <strong>en</strong> el comi<strong>en</strong>zo de su obra no pudo prever<br />

hasta dónde el<strong>la</strong> le conduciría. No se levantó deliberadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> oposición contra Roma, pero su devoción<br />

a <strong>la</strong> verdad no podía m<strong>en</strong>os que ponerle <strong>en</strong> conflicto con <strong>la</strong> m<strong>en</strong>tira. Conforme iba discerni<strong>en</strong>do con mayor<br />

c<strong>la</strong>ridad los errores del papado, pres<strong>en</strong>taba con creci<strong>en</strong>te ardor <strong>la</strong>s <strong>en</strong>señanzas de <strong>la</strong> Biblia. Veía que Roma<br />

había abandonado <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios cambiándo<strong>la</strong> <strong>por</strong> <strong>la</strong>s tradiciones humanas; acusaba<br />

desembozadam<strong>en</strong>te al clero de haber desterrado <strong>la</strong>s Santas Escrituras y exigía que <strong>la</strong> Biblia fuese restituida<br />

al pueblo y que se estableciera de nuevo su autoridad d<strong>en</strong>tro de <strong>la</strong> iglesia. Era maestro <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido y<br />

58

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!