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Manufactura y cambio estructural: aportes para pensar la política industrial en la Argentina

En las últimas décadas, a pesar del avance del sector de los servicios, en particular de la economía digital, el sector manufacturero continuó siendo una de las principales fuentes de expansión de la economía mundial. Se trata del sector que genera la mayor parte de la inversión mundial en investigación y desarrollo tecnológico, que tiene los mayores encadenamientos productivos y capacidades de generación de empleo indirecto y que, sobre la base de sus propias necesidades de aprovisionamiento, promueve el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a procesos y productos que pueden ser aprovechados por todas las actividades productivas. En ese contexto, el debate acerca del papel de las políticas industriales y tecnológicas cobró una renovada centralidad en América Latina y el Caribe, especialmente en los países de mayor tamaño de América del Sur, que en la década de 2000, en un contexto de términos de intercambio favorables, tendieron a profundizar su especialización comercial en el área de los recursos naturales. Fiel a su tradición, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) fomentó ese debate y participó en él a través de una multiplicidad de proyectos de asistencia técnica, estudios específicos y publicaciones. El análisis del rol de la industria manufacturera en la Argentina, un país que se ha destacado históricamente en la región por su grado de diversificación productiva, forma parte de esa agenda de alcance regional. Este libro reúne un conjunto de aportes para pensar la política industrial y tecnológica en la Argentina, con los que se espera estimular un debate más profundo acerca del papel específico de estas políticas no solo en la Argentina, sino también en otros países de la región.

En las últimas décadas, a pesar del avance del sector de los servicios, en particular de la economía digital, el sector manufacturero continuó siendo una de las principales fuentes de expansión de la economía mundial. Se trata del sector que genera la mayor parte de la inversión mundial en investigación y desarrollo tecnológico, que tiene los mayores encadenamientos productivos y capacidades de generación de empleo indirecto y que, sobre la base de sus propias necesidades de aprovisionamiento, promueve el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a procesos y productos que pueden ser aprovechados por todas las actividades productivas. En ese contexto, el debate acerca del papel de las políticas industriales y tecnológicas cobró una renovada centralidad en América Latina y el Caribe, especialmente en los países de mayor tamaño de América del Sur, que en la década de 2000, en un contexto de términos de intercambio favorables, tendieron a profundizar su especialización comercial en el área de los recursos naturales.
Fiel a su tradición, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) fomentó ese debate y participó en él a través de una multiplicidad de proyectos de asistencia técnica, estudios específicos y publicaciones. El análisis del rol de la industria manufacturera en la Argentina, un país que se ha destacado históricamente en la región por su grado de diversificación productiva, forma parte de esa agenda de alcance regional. Este libro reúne un conjunto de aportes para pensar la política industrial y tecnológica en la Argentina, con los que se espera estimular un debate más profundo acerca del papel específico de estas políticas no solo en la Argentina, sino también en otros países de la región.

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268 Comisión Económica <strong>para</strong> América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />

de transformarse <strong>en</strong> proveedoras de servicios a partir de sus p<strong>la</strong>taformas<br />

tecnológicas, o bi<strong>en</strong> de diversificarse hacia aplicaciones <strong>en</strong> sanidad animal<br />

o pruebas de diagnóstico con m<strong>en</strong>ores barreras a <strong>la</strong> <strong>en</strong>trada. Dicho efecto<br />

surge <strong>para</strong>dojalm<strong>en</strong>te como resultado no buscado de una industria donde<br />

unos pocos jugadores acced<strong>en</strong> a mercados altam<strong>en</strong>te regu<strong>la</strong>dos (y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un<br />

acceso privilegiado a los instrum<strong>en</strong>tos del MINCYT), y no como resultado<br />

explícito de <strong>política</strong>s sectoriales.<br />

En <strong>la</strong>s sigui<strong>en</strong>tes secciones se analiza cómo este conjunto de trayectorias<br />

surge de un esquema de <strong>política</strong> sui g<strong>en</strong>eris <strong>en</strong> el que instrum<strong>en</strong>tos<br />

implem<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> distintos períodos históricos han dado lugar a dinámicas<br />

que, por su heterog<strong>en</strong>eidad, condicionan el desempeño competitivo del sector,<br />

aunque no necesariam<strong>en</strong>te el de <strong>la</strong>s firmas.<br />

D. Política <strong>industrial</strong> y tecnológica <strong>para</strong> el sector<br />

biofarmacéutico <strong>en</strong> <strong>la</strong> Arg<strong>en</strong>tina<br />

Cuando <strong>la</strong>s empresas arg<strong>en</strong>tinas <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> el mercado como imitadoras<br />

tempranas de proteínas de <strong>la</strong> primera g<strong>en</strong>eración de biofarmacéuticos,<br />

<strong>la</strong>s inversiones y los umbrales regu<strong>la</strong>torios no eran tan elevados como<br />

hoy <strong>en</strong> día. A pesar de ello, esta <strong>en</strong>trada temprana no habría sido posible<br />

si no hubiera existido un umbral mínimo de oportunidades ci<strong>en</strong>tíficas y<br />

tecnológicas, incluidos niveles de formación universitaria de excel<strong>en</strong>cia y<br />

profesionales altam<strong>en</strong>te calificados <strong>en</strong> <strong>la</strong>s disciplinas ci<strong>en</strong>tíficas asociadas<br />

con <strong>la</strong> biotecnología moderna 22 . La investigación <strong>en</strong> biotecnología se inició<br />

décadas atrás <strong>en</strong> universidades y <strong>en</strong> instituciones especializadas, como el<br />

Instituto Malbrán, <strong>la</strong> Fundación Campomar, <strong>la</strong> Fundación Instituto Leloir<br />

y el CONICET, que posibilitaron <strong>la</strong> producción de medicam<strong>en</strong>tos, vacunas<br />

y otros productos re<strong>la</strong>cionados con <strong>la</strong> salud humana. Los desarrollos<br />

ci<strong>en</strong>tíficos <strong>en</strong> cultivos de célu<strong>la</strong>s y biología molecu<strong>la</strong>r, así como <strong>en</strong><br />

actividades complem<strong>en</strong>tarias, como bioprocesos, químicos y agronómicos,<br />

permitieron <strong>la</strong> adopción y <strong>la</strong> difusión de <strong>la</strong> biotecnología <strong>en</strong> distintos<br />

sectores y disciplinas.<br />

Sin embargo, estas oportunidades no fueron acompañadas sino hasta<br />

el período 2007-2015 por instrum<strong>en</strong>tos selectivos de apoyo a <strong>la</strong> g<strong>en</strong>eración<br />

de capacidades tecnológicas. En 2007 se sancionó <strong>la</strong> Ley núm. 26.270 de<br />

Promoción del Desarrollo y Producción de <strong>la</strong> Biotecnología Moderna, que<br />

incluye un conjunto de inc<strong>en</strong>tivos fiscales y crediticios ori<strong>en</strong>tados a impulsar<br />

el surgimi<strong>en</strong>to y desarrollo de <strong>la</strong>s empresas biotecnológicas; sin embargo, a <strong>la</strong><br />

22<br />

La Arg<strong>en</strong>tina ti<strong>en</strong>e una <strong>la</strong>rga tradición <strong>en</strong> actividades de I+D, educación universitaria <strong>en</strong><br />

biotecnología y campos asociados. En 2011 obtuvo el nivel más elevado de América Latina <strong>en</strong> el<br />

indicador que refleja el número de investigadores por persona activa: 3,06 por cada 1.000 (Gutman<br />

y Lavarello, 2011).

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