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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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para mal. El Dios de Abraham, y el Dios de Nachor juzgue entre nosotros, el Dios<br />

de sus padres. Y Jacob juró por el temor de Isaac su padre." Para confirmar el<br />

pacto, celebraron un festín. Pasaron la noche en <strong>com</strong>unión amistosa; y al<br />

amanecer, Labán y su a<strong>com</strong>pañamiento se marcharon. Después de esta<br />

separación se pierde la huella de toda relación entre los hijos de Abrahán y los<br />

habitantes de Mesopotamia. 194<br />

CAPÍTULO 18. La Noche de Lucha<br />

AUNQUE Jacob había dejado a Padan-aram en obediencia a la instrucción divina,<br />

no volvió sin muchos temores por el mismo camino por donde había pasado <strong>com</strong>o<br />

fugitivo veinte años antes. Recordaba siempre el pecado que había <strong>com</strong>etido al<br />

engañar a su padre. Sabía que su largo destierro era el resultado directo de aquel<br />

pecado, y día y noche, mientras cavilaba en estas cosas, los reproches de su<br />

conciencia acusadora entristecían el viaje.<br />

Cuando las colinas de su patria aparecieron ante él en la lejanía, el corazón del<br />

patriarca se sintió profundamente conmovido. Todo el pasado se presentó<br />

vivamente ante él. Al recordar su pecado pensó también en la gracia de Dios hacia<br />

él, y en las promesas de ayuda y dirección divinas.<br />

A medida que se acercaba al fin de su viaje, el recuerdo de Esaú le traía muchos<br />

presentimientos aflictivos. Después de la huída de Jacob, Esaú se había<br />

considerado <strong>com</strong>o único heredero de la hacienda de su padre. La noticia del<br />

retorno de Jacob podía despertar en él temor de que venía a reclamar su<br />

herencia. Esaú podía ahora hacerle mucho daño a su hermano, si lo deseaba; y<br />

estaba tal vez dispuesto a usar de violencia contra él, no sólo por el deseo de<br />

vengarse, sino también para asegurarse la posesión absoluta de la riqueza que<br />

había considerado tanto tiempo <strong>com</strong>o suya.<br />

Nuevamente el Señor dio a Jacob otra señal del amparo divino. Mientras viajaba<br />

hacia el sur del monte de Galaad, le pareció que dos ejércitos de ángeles<br />

celestiales le rodeaban por delante y por detrás, y que avanzaban con su<br />

caravana, <strong>com</strong>o para protegerla. Jacob se acordó de la visión que había tenido en<br />

Betel tanto tiempo antes, y su oprimido corazón se 195 alivió con esta prueba de<br />

que los mensajeros divinos, que al huir de Canaán le habían infundido esperanza<br />

y ánimo, le custodiarían ahora que regresaba. Y dijo: "El campo de Dios es éste; y<br />

llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim," o sea "los dos campos, o dos<br />

ejércitos." (Véase Génesis 32.)<br />

Sin embargo, Jacob creyó que debía hacer algo en favor de su propia seguridad.<br />

Mandó, pues, mensajeros a su hermano con un saludo conciliatorio. Los instruyó<br />

respecto a las palabras exactas con las cuales se habían de dirigir a Esaú. Se<br />

había predicho ya antes del nacimiento de los dos hermanos, que el mayor<br />

serviría al menor, y para que el recuerdo de esto no fuese motivo de amargura,<br />

dijo Jacob a los siervos, que los mandaba a "mi señor Esaú;" y cuando fuesen<br />

llevados ante él, debían referirse a su amo <strong>com</strong>o "tu siervo Jacob;" y para quitar el<br />

temor de que volvía <strong>com</strong>o indigente errante para reclamar la herencia de su padre,<br />

Jacob le mandó decir en su mensaje: "Tengo vacas, y asnos, y ovejas, y siervos y<br />

siervas; y envío a decirlo a mi señor, por hallar gracia en tus ojos."<br />

Pero los siervos volvieron con la noticia de que Esaú se acercaba con<br />

cuatrocientos hombres, y que no había dado contestación al mensaje amistoso.<br />

Parecía cierto que venía para vengarse. El terror se apoderó del campamento.

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