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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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arrepentimiento verdadero, habría confesado públicamente su pecado, pero se<br />

preocupaba principalmente de conservar su autoridad y retener la lealtad del<br />

pueblo. Deseaba ser honrado con la presencia de Samuel para fortalecer su<br />

propia influencia en la nación.<br />

"No volveré contigo -fue la contestación del profeta;- porque desechaste la palabra<br />

de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel."<br />

Cuando Samuel se volvió para marcharse, el rey, desesperado 685 por el temor,<br />

trabó de su manto para detenerle, pero éste se rasgó en sus manos. Declaró<br />

entonces el profeta: "Jehová ha desgarrado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha<br />

dado a tu prójimo mejor que tú."<br />

Saúl estaba más perturbado porque se veía enajenado de Samuel que por el<br />

desagrado de Dios. Sabía que el pueblo confiaba más en el profeta que en él<br />

mismo. Si por orden divina se ungía ahora a otro rey, <strong>com</strong>prendía Saúl que le<br />

sería imposible mantener su autoridad. Temía que si Samuel le abandonaba<br />

<strong>com</strong>pletamente se produjera una revuelta inmediata. Saúl suplicó al profeta que le<br />

honrara ante los ancianos y el pueblo uniéndosela públicamente en un servicio<br />

religioso. Por indicación divina, Samuel accedió a la petición del rey, a fin de no<br />

dar lugar a una revuelta. Pero sólo se quedó allí <strong>com</strong>o testigo silencioso del<br />

servicio.<br />

Había de cumplirse todavía un acto de justicia severo y terrible. Samuel debía<br />

vindicar públicamente el honor de Dios, y reprender la conducta de Saúl. Mandó<br />

que se trajera ante él al rey de los amalecitas. Agag era más culpable y más<br />

despiadado que todos los que habían perecido por la espada de Israel. Era<br />

hombre que había odiado al pueblo de Dios y procurado destruirlo por todos los<br />

medios a su alcance. Había ejercido la influencia más enérgica en favor de la<br />

idolatría. Vino a la orden del profeta, lisonjeándose de que el peligro de muerte<br />

había pasado. Samuel declaró: "Como tu espada dejó las mujeres sin hijos, así tu<br />

madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag<br />

delante de Jehová." Hecho esto, Samuel regresó a su casa en Rama, y Saúl<br />

regresó a la suya en Gabaa, y sólo una vez volvieron a encontrarse el profeta y el<br />

rey.<br />

Cuando fue llamado al trono, Saúl tenía una opinión muy humilde de su propia<br />

capacidad, y se dejaba instruir. Le faltaban conocimientos y experiencia, y tenía<br />

graves defectos de carácter. Pero el Señor le concedió el Espíritu Santo para<br />

guiarle y ayudarle, y le colocó donde podía desarrollar las 686 cualidades<br />

requeridas para ser soberano de Israel. Si hubiera permanecido humilde,<br />

procurando siempre ser dirigido por la sabiduría divina, habría podido desempeñar<br />

los deberes de su alto cargo con éxito y honor. Bajo la influencia de la gracia<br />

divina, toda buena cualidad habría ido ganando fuerza, mientras que las<br />

tendencias pecaminosas habrían perdido su poder.<br />

Tal es la obra que el Señor se propone hacer en beneficio de todos los que se<br />

consagran a él. Son muchos los que él llamó a ocupar cargos en su obra porque<br />

tienen un espíritu humilde y dócil. En su providencia los coloca donde pueden<br />

aprender de él. Les revelará los defectos de carácter que tengan, y a todos los que<br />

busquen su ayuda, les dará fuerza para corregir sus errores.<br />

Pero Saúl se vanaglorió de su ensalzamiento, y deshonró a Dios por su<br />

incredulidad y desobediencia. Aunque al ser llamado a ocupar el trono era humilde

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