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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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Al ceder al pecado, los hombres dan a Satanás acceso a sus mentes, y avanzan<br />

de una etapa de la maldad a otra. Al rechazar la luz, la mente se obscurece y el<br />

corazón se endurece de tal manera que les resulta más fácil dar el siguiente paso<br />

en el pecado y rechazar una luz aun más clara, hasta que por fin sus hábitos de<br />

hacer el mal se hacen permanentes. El pecado pierde para ellos su carácter<br />

inicuo. El que predica fielmente la Palabra de Dios y así condena a los pecados de<br />

ellos, es con demasiada frecuencia el objeto directo de su odio. No queriendo<br />

soportar el dolor y el sacrificio necesarios para reformarse, se vuelven contra los<br />

siervos del Señor, y denuncian sus reprensiones <strong>com</strong>o intempestivas y severas.<br />

Como Coré, declaran que el pueblo no tiene culpa; quien lo reprende es causa de<br />

toda la dificultad. Y aplacando su conciencia con este engaño, los celosos y<br />

desconformes se <strong>com</strong>binan para sembrar la discordia en la iglesia y debilitar las<br />

manos de los que quieren engrandecerla.<br />

Todo progreso alcanzado por aquellos a quienes Dios llamó a dirigir su obra,<br />

despertó sospechas; cada una de sus acciones fue falseada por críticos celosos.<br />

Así fue en tiempo de Lutero, Wesley y otros reformadores, y así sucede hoy.<br />

Coré no hubiera tomado el camino que siguió si hubiera sabido que todas las<br />

instrucciones y reprensiones <strong>com</strong>unicadas a Israel venían de Dios. Pero podría<br />

haberlo sabido. Dios había dado evidencias abrumadoras de que dirigía a Israel.<br />

429 Pero Coré y sus <strong>com</strong>pañeros rechazaron la luz hasta quedar tan ciegos que<br />

las manifestaciones más señaladas de su poder no bastaban ya para<br />

convencerlos, Las atribuían todas a instrumentos humanos o satánicos. Lo mismo<br />

hicieron los que, al día siguiente después de la destrucción de Coré y sus<br />

asociados, fueron a Moisés y Aarón y les dijeron: "Vosotros habéis muerto al<br />

pueblo de Jehová." A pesar de que en la destrucción de los hombres que los<br />

sedujeron, habían recibido las indicaciones más convincentes de cuánto<br />

desagradaba a Dios el camino que llevaban, se atrevieron a atribuir sus juicios a<br />

Satanás, declarando que por el poder de éste Moisés y Aarón habían hecho morir<br />

hombres buenos y santos.<br />

Este acto selló su perdición. Habían <strong>com</strong>etido el pecado contra el Espíritu Santo,<br />

pecado que endurece definitivamente el corazón del hombre contra la influencia<br />

de la gracia divina. "Cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le será<br />

perdonado: mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será<br />

perdonado" (Mat. 12: 32), dijo nuestro Salvador cuando las obras de gracia que<br />

había realizado en virtud del poder de Dios fueron atribuidas por los judíos a<br />

Belcebú. Por medio del Espíritu Santo es cómo Dios se <strong>com</strong>unica con el hombre; y<br />

los que rechazan deliberadamente este instrumento, considerándolo satánico, han<br />

cortado el medio de <strong>com</strong>unicación entre el alma y el Cielo.<br />

Por la manifestación de su Espíritu, Dios obra para reprender y convencer al<br />

pecador; y si se rechaza finalmente la obra del Espíritu, nada queda ya que Dios<br />

pueda hacer por el alma. Se empleó el último recurso de la misericordia divina. El<br />

transgresor se aisló totalmente de Dios; y el pecado no tiene ya cura. No hay ya<br />

reserva de poder mediante la cual Dios pueda obrar para convencer y convertir al<br />

pecador. "Déjalo" (Ose. 4: 17), es la orden divina. Entonces "ya no queda sacrificio<br />

por el pecado, sino una horrenda esperanza de juicio, y hervor de fuego que ha de<br />

devorar a los adversarios." (Heb. 10: 26, 27.) 430<br />

CAPÍTULO 36. En el Desierto

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