11.05.2013 Views

HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

"¿Qué hacen aquí estos Hebreos?" gritaron los señores filisteos, agolpándose en<br />

derredor de Achis. (Véase 1 Samuel 29, 30.) Este, no queriendo separarse de tan<br />

importante aliado, contestó: "¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel,<br />

que ha estado conmigo algunos días o algunos años, y no he hallado cosa en él<br />

desde el día que se pasó a mí hasta hoy?"<br />

Pero los príncipes insistieron airadamente en su exigencia: "Envía a este hombre,<br />

que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la batalla, no<br />

sea que en la batalla se nos vuelva enemigo: porque ¿con qué cosa volvería mejor<br />

a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres? ¿No es este David<br />

de quien cantaban en los corros, diciendo: Saúl hirió sus miles, y David sus diez<br />

miles?" Aun recordaban los señores filisteos la muerte de su famoso campeón y el<br />

triunfo de Israel en aquella ocasión. No creían que David peleara contra su propio<br />

pueblo; y si en el ardor de la batalla, se ponía de su parte, podría infligir a los<br />

filisteos mayores daños que todo el ejército de Saúl.<br />

Achis se vio así obligado a ceder, y llamando a David, le dijo: "Vive Jehová, que tú<br />

has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y entrada en el campo<br />

conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí<br />

hasta hoy: mas en los ojos de los príncipes no agradas. Vuélvete pues, y vete en<br />

paz; y no hagas lo malo en los ojos de los príncipes de los Filisteos."<br />

David, temiendo traicionar sus verdaderos sentimientos, contestó: "¿Qué he<br />

hecho? ¿qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy,<br />

para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey?"<br />

La contestación de Achis debió causar al corazón de David un estremecimiento de<br />

vergüenza y remordimiento al recordarle cuán indignos de un siervo de Jehová<br />

eran los engaños hasta los cuales se había rebajado. "Yo sé que tú eres bueno<br />

748 en mis ojos, <strong>com</strong>o un ángel de Dios - le dijo Achis;- mas los príncipes de los<br />

Filisteos han dicho: No venga con nosotros a la batalla. Levántate pues de<br />

mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos de<br />

mañana, luego al amanecer partíos." Así quedó rota la trampa en que David se<br />

había enredado, y él se vio libre.<br />

Después de un viaje de tres días, David y su <strong>com</strong>pañía de seiscientos hombres<br />

llegaron a Siclag, su hogar filisteo. Pero sus ojos encontraron una escena de<br />

desolación. Los amalecitas, aprovechando la ausencia de David y su fuerza, se<br />

habían vengado de sus incursiones en la tierra de ellos. Habían sorprendido la<br />

pequeña ciudad mientras estaba indefensa, y después de saquearla y quemarla,<br />

habían partido, llevándose a todas las mujeres y los niños <strong>com</strong>o cautivos, con<br />

mucho botín.<br />

Mudos de horror y de asombro, David y sus hombres se quedaron un momento<br />

mirando en silencio las ruinas negras y humeantes. Luego se apoderó de ellos un<br />

sentido de terrible desolación, y aquellos guerreros con cicatrices de antiguas<br />

batallas, "alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar."<br />

Con esto David era castigado nuevamente por la falta de fe que le había llevado a<br />

colocarse entre las filas de los filisteos. Tenía ahora oportunidad de ver cuánta<br />

seguridad había entre los enemigos de Dios y de su pueblo. Los seguidores de<br />

David se volvieron contra él y le acusaron de ser la causa de sus calamidades.<br />

Había provocado la venganza de los amalecitas al atacarlos; y sin embargo,<br />

confiando demasiado en su seguridad entre sus enemigos, había dejado la ciudad

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!