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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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canales por los cuales pueda fluir sin impedimento alguno lo malo que hay en<br />

nosotros, pues desea vernos arruinados y condenados ante Dios.<br />

Satanás estaba resuelto a seguir dominando la tierra de 745 Canaán, y cuando<br />

ella fue hecha morada de los hijos de Israel, y la ley de Dios fue hecha la norma<br />

de esa tierra, aborreció a Israel con un odio cruel y maligno, y tramó su<br />

destrucción. Por medio de los espíritus malignos, se introdujeron dioses extraños;<br />

y a causa de la transgresión, el pueblo escogido fue finalmente echado de la tierra<br />

prometida y dispersado.<br />

Hoy procura Satanás repetir esta historia. Dios está apartando a sus hijos de las<br />

abominaciones del mundo, para que puedan guardar su ley; y a causa de esto, la<br />

ira del "acusador de nuestros hermanos" no tiene límite. "Porque el diablo ha<br />

descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo."<br />

(Apoc. 12: 10, 12.) La verdadera tierra de promisión está delante de nosotros, y<br />

Satanás está resuelto a destruir al pueblo de Dios, y privarlo de su herencia.<br />

Nunca fue más necesario que hoy oír la advertencia: "Velad y orad, para que no<br />

entréis en tentación." (Mar. 14: 38.)<br />

Las palabras que el Señor dirigió al antiguo Israel se dirigen también a su pueblo<br />

en esta época: "No os volváis a los encantadores y a los adivinos: no los<br />

consultéis ensuciándoos en ellos," "porque es abominación a Jehová cualquiera<br />

que hace estas cosas." (Lev. 19: 31, Deut. 18: 12.) 746<br />

CAPÍTULO 68. David en Siclag<br />

DAVID y sus hombres no habían tomado parte en la batalla entre Saúl y los<br />

filisteos, a pesar de que habían a<strong>com</strong>pañado a los filisteos al campo de batalla.<br />

Mientras los dos ejércitos se preparaban para el <strong>com</strong>bate, el hijo de Isaí se<br />

encontró en una situación de suma perplejidad. Se esperaba que lidiara en favor<br />

de los filisteos. Si durante la lucha abandonaba el puesto que se le asignara, y se<br />

retiraba del campo, no sólo se haría tachar de cobarde, sino también de ingrato y<br />

traidor a Achis que le había protegido y había confiado en él. Una acción tal<br />

cubriría su nombre de infamia, y le expondría a la ira de enemigos mucho más<br />

temibles que Saúl. No obstante, no podía consentir en luchar contra Israel. Si lo<br />

hiciera sería traidor a su país, enemigo de Dios y de su pueblo. Perdería para<br />

siempre el derecho de subir al trono de Israel; y si mataban a Saúl en la batalla, se<br />

acusaría a David de haber causado esa muerte.<br />

Se le hizo entender a David que había errado el camino. Hubiera sido mucho<br />

mejor para él hallar refugio en las poderosas fortalezas de las montañas de Dios<br />

que entre los enemigos declarados de Jehová y de su pueblo. Pero el Señor, en<br />

su gran misericordia, no castigó este error de su siervo ni le dejó solo en su<br />

angustia y perplejidad; pues aunque David, al perder su confianza en el poder<br />

divino, había vacilado y se había desviado del sendero de la integridad estricta,<br />

seguía teniendo en su corazón el propósito de ser fiel a Dios. Mientras que<br />

Satanás y su hueste estaban activos y ayunaban a los adversarios de Dios y de<br />

Israel a hacer planes contra un rey que había abandonado a Dios, los ángeles del<br />

Señor obraban para librar a David del peligro en que había caído. Los mensajeros<br />

celestiales movieron a los príncipes filisteos a que protestaran contra la 747<br />

presencia de David y de su fuerza junto al ejército en el conflicto que se<br />

avecinaba.

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