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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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lo que Dios pedía era arrepentimiento y fe en el sacrificio prometido, y nuevamente<br />

Moisés confesó su pecado e imploró perdón en el nombre de Jesús.<br />

Se le presentó luego una visión panorámica de la tierra de promisión. Cada parte<br />

del país quedó desplegada ante sus ojos, no en realce débil e incierto en la vaga<br />

lejanía, sino en lineamientos claros y bellos que se destacaban ante sus ojos<br />

encantados. En esta escena se le presentó esa tierra, no con el aspecto que tenía<br />

entonces sino <strong>com</strong>o había de llegar a ser bajo la bendición de Dios cuando<br />

estuviese en posesión de Israel. Le pareció estar contemplando un segundo Edén.<br />

Había allí montañas cubiertas de cedros del Líbano, colinas que asumían el color<br />

gris de sus olivares y la fragancia agradable de la viña, anchurosas y verdes<br />

planicies esmaltadas de flores y fructíferas; aquí se veían las palmeras de los<br />

trópicos, allá los undosos campos de trigo y cebada, valles asoleados en los que<br />

se oía la música del murmullo armonioso de los arroyos y los dulces trinos de las<br />

aves, buenas ciudades y bellos jardines, lagos ricos en "la abundancia de los<br />

mares," rebaños que pacían en las laderas de las colinas, y hasta entre las rocas<br />

los dulces tesoros de las abejas silvestres. Era ciertamente una tierra semejante a<br />

la que Moisés, inspirado por el Espíritu de Dios, le había descrito a Israel: "Bendita<br />

de Jehová su tierra, por los regalos de los cielos, por el rocío, y por el abismo que<br />

abajo yace, y por los regalados frutos del sol, ...y por la cumbre de los montes<br />

antiguos, ...y por los regalos de la tierra y su plenitud." (Deut. 33: 13 -16.)<br />

Moisés vio al pueblo escogido establecido en Canaán, cada tribu en posesión de<br />

su propia heredad. Alcanzó a divisar su 507 historia después que se establecieran<br />

en la tierra prometida; la larga y triste historia de su apostasía y castigo se<br />

extendió ante él. Vio a esas tribus dispersadas entre los paganos a causa de sus<br />

pecados, y a Israel privado de la gloria, con su bella ciudad en ruinas, y su pueblo<br />

cautivo en tierras extrañas. Los vio restablecidos en la tierra de sus mayores, y por<br />

último, dominados por Roma.<br />

Se le permitió mirar a través de los tiempos futuros y contemplar el primer<br />

advenimiento de nuestro Salvador. Vio al niño Jesús en Belén. Oyó las voces de la<br />

hueste angélica prorrumpir en alborozada canción de alabanza a Dios y de paz en<br />

la tierra. Divisó en el firmamento la estrella que guiaba a los magos del oriente<br />

hacia Jesús, y un torrente de luz inundó su mente cuando recordó aquellas<br />

palabras proféticas: "Saldrá Estrella de Jacob, y levantara se cetro de Israel."<br />

(Núm. 24: 17.) Contempló la vida humilde de Cristo en Nazaret; su ministerio de<br />

amor, simpatía y sanidades, y cómo le rechazaba y despreciaba una nación<br />

orgullosa e incrédula. Atónito escuchó <strong>com</strong>o ensalzaban jactanciosamente la ley<br />

de Dios mientras que menospreciaban y desechaban a Aquel que había dado la<br />

ley. Vio cómo en el Monte de los Olivos, Jesús se despedía llorando de la ciudad<br />

de su amor. Mientras Moisés veía cómo era finalmente rechazado aquel pueblo<br />

tan altamente bendecido del cielo, aquel en favor del cual él había trabajado,<br />

orado y hecho sacrificios, por el cual él había estado dispuesto a que se borrara su<br />

nombre del libro de la vida; mientras ola las tristes palabras: "He aquí vuestra casa<br />

os es dejada desierta" (Mat. 23: 38), el corazón se le oprimió de angustia, y su<br />

simpatía con el pesar del Hijo de Dios hizo caer amargas lágrimas de sus ojos.<br />

Siguió al Salvador a Getsemaní y contempló su agonía en el huerto, y cómo era<br />

entregado, escarnecido, flagelado y crucificado. Moisés vio que así <strong>com</strong>o él había<br />

alzado la serpiente en el desierto, habría de ser levantado el Hijo de Dios, para

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