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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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Caín tuvo la misma oportunidad que Abel para aprender y aceptar estas verdades.<br />

No fue víctima de un propósito arbitrario. No fue elegido un hermano para ser<br />

aceptado y el otro para ser desechado. Abel eligió la fe y la obediencia; Caín, en<br />

cambio, escogió la incredulidad y la rebelión. Todo dependió de esta elección.<br />

Caín y Abel representan dos clases de personas que existirán en el mundo hasta<br />

el fin del tiempo. Una clase se acoge al sacrificio indicado; la otra se aventura a<br />

depender de sus propios méritos; el sacrificio de éstos no posee la virtud de la<br />

divina intervención y, por lo tanto, no puede llevar al hombre al favor de Dios. Sólo<br />

por los méritos de Jesús son perdonadas nuestras transgresiones. Los que creen<br />

que no necesitan la sangre de Cristo, y que pueden obtener el favor de Dios por<br />

sus propias obras sin que medie la divina gracia, están <strong>com</strong>etiendo el mismo error<br />

que Caín. Si no aceptan la sangre purificadora, están bajo condenación. No hay<br />

otro medio por el cual puedan ser librados del dominio del pecado.<br />

La clase de adoradores que sigue el ejemplo de Caín abarca la mayor parte del<br />

mundo; pues casi todas las religiones falsas se basan en el mismo principio, a<br />

saber que el hombre puede depender de sus propios esfuerzos para salvarse.<br />

Afirman algunos que la humanidad no necesita redención, sino desarrollo, y que<br />

ella puede refinarse, elevarse y regenerarse por sí misma. Como Caín pensó<br />

lograr el favor divino mediante una ofrenda que carecía de la sangre del sacrificio,<br />

así obran los que esperan elevar a la humanidad a la altura del ideal divino sin<br />

valerse del sacrificio expiatorio. La historia de Caín demuestra cuál será el<br />

resultado de esta teoría. Demuestra lo que será el hombre sin Cristo. La<br />

humanidad no tiene 61 poder para regenerarse a sí misma. No tiende a subir<br />

hacia lo divino, sino a descender hacia lo satánico. Cristo es nuestra única<br />

esperanza. "En ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo,<br />

dado a los hombres, en que podamos ser salvos." (Hech. 4: 12).<br />

La verdadera fe, que descansa plenamente en Cristo, se manifestará mediante la<br />

obediencia a todos los requerimientos de Dios. Desde los días de Adán hasta el<br />

presente, el motivo del gran conflicto ha sido la obediencia a la ley de Dios. En<br />

todo tiempo hubo individuos que pretendían el favor de Dios, aun cuando<br />

menospreciaban algunos de sus mandamientos. Pero las Escrituras declaran "que<br />

la fe fue perfecta por las obras," y que sin las obras de la obediencia, la fe "es<br />

muerta." "El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es<br />

mentiroso, y no hay verdad en él." (Sant. 2: 22, 17; 1 Juan 2:4.)<br />

Cuando Caín vio que su ofrenda era desechada, se enfureció contra el Señor y<br />

contra Abel; se disgustó porque Dios no aceptaba el sacrificio con que el hombre<br />

substituía al que había sido ordenado divinamente, y se disgustó con su hermano<br />

porque éste había decidido obedecer a Dios en vez de unírsele en la rebelión<br />

contra él. A pesar de que Caín despreció el divino mandamiento, Dios no le<br />

abandonó a sus propias fuerzas; sino que condescendió en razonar con el hombre<br />

que se había mostrado tan obstinado. Y el Señor dijo a Caín"¿Por qué te has<br />

ensañado, y por qué se ha inmutado tu rostro?" Por medio de un ángel se le hizo<br />

llegar la divina amonestación: "Si bien hicieres, ¿no serás ensalzado? y si no<br />

hicieres bien, el pecado está a la puerta." (Gén, 4: 6, 7.) Tocaba a Caín escoger.<br />

Si confiaba en los méritos del Salvador prometido, y obedecía los requerimientos<br />

de Dios, gozaría su favor. Pero si persistía en su incredulidad y transgresión, no<br />

tendría fundamento para quejarse al ser rechazado por el Señor.

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