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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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antiguos, y nuevamente se elevaron sus quejas contra su paciente caudillo.<br />

Continuamente se olvidaban los israelitas de que estaban sujetos a la dirección<br />

divina. No recordaban que el Ángel del pacto era su jefe invisible ni que, velada<br />

por la columna de nube, la presencia de Cristo iba delante de ellos, <strong>com</strong>o tampoco<br />

que de él recibía Moisés todas sus instrucciones.<br />

No querían someterse a la sentencia terrible de que todos ellos debían morir en el<br />

desierto, y en consecuencia estaban dispuestos a valerse de cualquier pretexto<br />

para creer que no era Dios, sino Moisés, quien los dirigía, y quien había<br />

pronunciado su condenación. Los mejores esfuerzos del hombre más manso de la<br />

tierra no lograron sofocar la insubordinación de ese pueblo; y aunque en sus filas<br />

quebrantadas y raleadas tenían a la vista las pruebas de cuánto había<br />

desagradado a Dios su perversidad anterior, no tomaron la lección a pecho. Otra<br />

vez fueron vencidos por la tentación.<br />

La vida humilde de Moisés <strong>com</strong>o pastor, había sido mucho más apacible y feliz<br />

que su puesto actual de jefe de aquella vasta asamblea de espíritus turbulentos.<br />

Sin embargo, Moisés no se atrevía a escoger. En lugar de un cayado de pastor se<br />

le había dado una vara de poder, que no podía deponer hasta que Dios le<br />

exonerase.<br />

El que lee los secretos de todos los corazones había observado los propósitos de<br />

Coré y de sus <strong>com</strong>pañeros, y había dado a su pueblo suficientes advertencias e<br />

instrucciones para permitirle eludir la seducción de estos conspiradores. Los<br />

israelitas habían visto el castigo de Dios caer sobre María por sus celos y sus<br />

quejas contra Moisés. El Señor había declarado que Moisés era más que profeta.<br />

"Boca a boca hablaré con él," había dicho, y había agregado: "¿Por qué pues no<br />

tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?" (Núm. 12: 8.) Estas eran<br />

instrucciones que no iban dirigidas 419 solamente a Aarón y a María, sino también<br />

a todo Israel.<br />

Coré y sus <strong>com</strong>pañeros en la conspiración habían sido favorecidos con<br />

manifestaciones especiales del poder y de la grandeza de Dios. Pertenecían al<br />

grupo que a<strong>com</strong>pañó a Moisés en el ascenso al monte y presenció la gloria divina.<br />

Pero desde entonces habían cambiado. Habían albergado una tentación, ligera al<br />

principio, pero ella se había fortalecido al ser alentada, hasta que sus mentes<br />

quedaron dominadas por Satanás, y se aventuraron a emprender su obra de<br />

desafecto. Con la excusa de interesarse mucho en la prosperidad del pueblo<br />

<strong>com</strong>enzaron a susurrar su descontento el uno al otro, y luego a los jefes de Israel.<br />

Sus insinuaciones encontraron tan buena acogida que se aventuraron a ir más<br />

lejos, y por último, creyeron verdaderamente que los movía el celo por Dios.<br />

Lograron conquistar a doscientos cincuenta príncipes, que eran hombres de<br />

mucho renombre en la congregación. Con estos poderosos e influyentes<br />

sostenedores se creyeron capaces de efectuar un cambio radical en el gobierno, y<br />

de mejorar en gran manera la administración de Moisés y Aarón.<br />

Los celos habían provocado la envidia; y la envidia, la rebelión. Tanto habían<br />

discutido el derecho de Moisés a su gran autoridad y honor, que llegaron a<br />

considerarlo <strong>com</strong>o ocupante de un cargo envidiable que cualquiera de ellos podría<br />

desempeñar tan bien <strong>com</strong>o él. Se convencieron erróneamente, a sí mismos y<br />

mutuamente, de que Moisés y Aarón habían asumido de por sí los puestos que<br />

ocupaban. Los descontentos decían que aquellos caudillos se habían exaltado a sí

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