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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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vinieron a Samuel en Rama, y dijéronle: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no<br />

van por tus caminos: por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, <strong>com</strong>o<br />

todas las gentes." (Véase 1 Samuel 8-12.)<br />

No se le había hablado a Samuel de los abusos <strong>com</strong>etidos por sus hijos contra el<br />

pueblo. Si él hubiera conocido la mala conducta de sus hijos, les habría quitado<br />

sus cargos sin tardanza alguna; pero esto no era lo que deseaban los<br />

peticionarios. Samuel vio que lo que los movía en realidad era el descontento y el<br />

orgullo y que su exigencia era el resultado de un propósito deliberado y resuelto.<br />

No había queja alguna contra Samuel. Todos reconocían la integridad y la<br />

sabiduría de su administración; pero el anciano profeta consideró esta petición<br />

<strong>com</strong>o una censura dirigida contra él mismo, y <strong>com</strong>o un esfuerzo directo para<br />

hacerle a un lado. No reveló, sin embargo, sus sentimientos; no pronunció<br />

reproche alguno, sino que llevó el asunto al Señor en oración, y sólo de él procuró<br />

consejo.<br />

Y el Señor le dijo a Samuel: "Oye la voz del pueblo en todo lo que te dijeren:<br />

porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine<br />

sobre ellos. Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué<br />

de Egipto hasta hoy, que me han dejado y han servido a dioses ajenos, así hacen<br />

también contigo." Quedó reprendido el profeta por haber dejado que le afligiese la<br />

conducta del pueblo hacia él <strong>com</strong>o individuo. No habían manifestado falta de<br />

respeto para con él, sino hacia la autoridad de Dios, que había designado a los<br />

gobernantes de su pueblo. Los que desdeñan y rechazan al siervo fiel de Dios, no<br />

sólo menosprecian al hombre, sino también al Señor que le envió. Menoscaban<br />

las palabras de Dios, sus reproches y consejos; rechazan la autoridad de él.<br />

Los tiempos de la mayor prosperidad de Israel fueron aquellos en que reconoció a<br />

Jehová <strong>com</strong>o su rey, cuando 656 consideró las leyes y el gobierno por él<br />

establecidos <strong>com</strong>o superiores a los de todas las otras naciones. Moisés había<br />

declarado a Israel tocante a los mandamientos del Señor: "Esta es vuestra<br />

sabiduría y vuestra inteligencia en ojos de los pueblos, los cuales oirán todos<br />

estos estatutos, y dirán: "Ciertamente pueblo sabio y entendido, gente grande es<br />

ésta." (Deut. 4: 6.) Pero al apartarse de la ley de Dios, los hebreos no llegaron a<br />

ser el pueblo que Dios deseaba hacer de ellos, y quedaron luego tan<br />

<strong>com</strong>pletamente cegados por el pecado que imputaron al gobierno de Dios todos<br />

los males que resultaron de su propio pecado e insensatez.<br />

El Señor había predicho por medio de sus profetas que Israel sería gobernado por<br />

un rey; pero de ello no se desprende que esta forma de gobierno fuera la mejor<br />

para ellos, o según su voluntad. El permitió al pueblo que siguiera su propia<br />

elección, porque rehusó guiarse por sus consejos. Oseas declara que Dios les dio<br />

un rey en su "furor." (Ose. 13: 11.) Cuando los hombres deciden seguir su propio<br />

sendero sin buscar el consejo de Dios, o en oposición a su voluntad revelada, les<br />

otorga con frecuencia lo que desean, para que por medio de la amarga<br />

experiencia subsiguiente sean llevados a darse cuenta de su insensatez y a<br />

arrepentirse de su pecado. El orgullo y la sabiduría de los hombres constituyen<br />

una guía peligrosa. Lo que el corazón ansía en contradicción a la voluntad de Dios<br />

resultará al fin en una maldición más bien que en una bendición.<br />

Dios deseaba que su pueblo le considerase a él solo <strong>com</strong>o su legislador y su<br />

fuente de fortaleza. Al sentir que dependían de Dios, se verían constantemente

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