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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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hombre era una violación voluntaria y deliberada del cuarto mandamiento. Era un<br />

pecado, no de negligencia, sino de presunción.<br />

Se le sorprendió mientras lo <strong>com</strong>etía, y se le llevó ante Moisés. Ya se había<br />

declarado que la violación del sábado sería castigada de muerte; pero aun no se<br />

había revelado cómo debía ejecutarse la pena. Moisés presentó el caso al Señor,<br />

y se le dio la orden: "Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo con piedras<br />

toda la congregación fuera del campo." (Núm. 15: 35.) Los pecados de blasfemia y<br />

violación voluntaria del sábado recibieron el mismo castigo, pues eran ambos una<br />

expresión de menosprecio por la autoridad de Dios. 434<br />

En nuestros días, muchos rechazan el sábado de la creación <strong>com</strong>o si fuese una<br />

institución judaica, y alegan que si se lo ha de guardar debe aplicarse la pena<br />

capital por su violación; pero vemos que la blasfemia recibió el mismo castigo que<br />

la violación del sábado. ¿Hemos de concluir, por lo tanto, que el tercer<br />

mandamiento también se ha de poner a un lado <strong>com</strong>o algo que se aplica<br />

solamente a los judíos? Sin embargo, el argumento que se basa en la pena de<br />

muerte es tan aplicable al tercer mandamiento, al quinto, o a casi todos los diez<br />

mandamientos, <strong>com</strong>o al cuarto. Aunque Dios no castigue la transgresión de su ley<br />

con penas temporales, su Palabra declara que la paga del pecado es la muerte; y<br />

en la ejecución final del juicio se descubrirá que la muerte es el destino de los<br />

transgresores de su santa ley.<br />

Durante los cuarenta años que los israelitas permanecieron en el desierto, el<br />

milagro del maná les recordó cada semana la obligación sagrada del sábado. Sin<br />

embargo, ni aun esto les inducía a obedecer. Aunque no se atrevían a <strong>com</strong>eter<br />

transgresiones tan osadas <strong>com</strong>o la que recibiera tan señalado castigo, eran sin<br />

embargo muy negligentes en la observancia del cuarto mandamiento. Dios declara<br />

por medio de su profeta: "Mis sábados profanaron en gran manera." (Véase Eze.<br />

20: 13-24.) esto se enumeró entre los motivos por los cuales se excluía a la<br />

primera generación de la tierra prometida. Pero sus hijos no aprendieron la<br />

lección. Tal fue su negligencia del sábado durante los cuarenta años de<br />

peregrinaciones, que a pesar de que Dios no les impidió entrar en Canaán,<br />

declaró que serían diseminados entre los paganos después de establecerse en la<br />

tierra prometida.<br />

De Cades los hijos de Israel habían regresado al desierto; y una vez terminada su<br />

estada allí, "llegaron...toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero,<br />

y asentó el pueblo en Cades." (Núm. 20: 1.)<br />

Allí murió y fue sepultada María. Tal fue la suerte de los millones que con grandes<br />

esperanzas salieron de Egipto. De la 435 escena de regocijo a orillas del mar<br />

Rojo, cuando Israel salió con cantos y danzas a celebrar el triunfo de Jehová,<br />

llegaron a la sepultura del desierto, fin de toda una vida de peregrinación. El<br />

pecado había arrebatado de sus labios la copa de la bendición. ¿Aprendería la<br />

próxima generación la lección?<br />

"Con todo esto pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas. . . . Si los<br />

mataba, entonces buscaban a Dios; entonces se volvían solícitos en busca suya.<br />

Y acordábanse que Dios era su refugio, y el Dios Alto su redentor." Pero no se<br />

volvían a Dios con un propósito sincero. Aunque al verse atacados y amenazados<br />

por sus enemigos, pedían la ayuda del único que podía librarlos, "sus corazones<br />

no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto. Empero él misericordioso,

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