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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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ústica cueva de la pitonisa, donde poco antes habían resonado las palabras de<br />

condenación, y en presencia de la mensajera de Satanás, el que había sido<br />

ungido por Dios <strong>com</strong>o rey de todo Israel se sentó a <strong>com</strong>er, en preparación para la<br />

lucha mortal del día que se avecinaba.<br />

Antes del amanecer volvió con sus a<strong>com</strong>pañantes al campamento israelita, a fin<br />

de hacer preparativos para el <strong>com</strong>bate. Al consultar aquel espíritu de las tinieblas,<br />

Saúl se había destruido. Oprimido por los horrores de la desesperación, le iba a<br />

resultar imposible inspirar ánimo a su ejército. Separado de la Fuente de fortaleza,<br />

no podía dirigir la mente de Israel para que buscara y mirara a Dios <strong>com</strong>o su<br />

ayudador. De esta manera la predicción del mal iba a labrar su propio<br />

cumplimiento.<br />

En las llanuras de Sunam y en las laderas del monte Gilboa, los ejércitos de Israel<br />

y las huestes filisteas se trabaron en mortal <strong>com</strong>bate. Aunque la temible escena de<br />

la cueva de Endor había ahuyentado toda esperanza de su corazón, Saúl luchó<br />

con valor desesperado por su trono y por su reino. Pero fue en vano. "Los de<br />

Israel huyeron delante de los Filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa."<br />

Tres hijos valerosos del rey perecieron a su lado.<br />

Los arqueros apremiaban más y más a Saúl. Había visto a sus soldados caer en<br />

derredor suyo, y a sus nobles hijos abatidos por la espada. Herido él mismo, ya no<br />

podía pelear ni huir. Le era imposible escapar, y resuelto a no ser capturado vivo<br />

por los filisteos, ordenó a su escudero: "Saca tu espada, y pásame con ella."<br />

Cuando el hombre se negó a levantar la mano contra el ungido del Señor, Saúl se<br />

quitó él mismo la 737 vida dejándose caer sobre su propia espada. Así pereció el<br />

primer rey de Israel cargando su alma con la culpa del suicidio. Su vida había<br />

fracasado y cayó sin honor y desesperado, porque había opuesto su perversa<br />

voluntad a la de Dios.<br />

Las noticias de la derrota cundieron por todas partes, e infundieron terror a todo<br />

Israel. El pueblo huyó de las ciudades, y los filisteos tomaron posesión de ellas sin<br />

molestia alguna. El reinado de Saúl, independiente de Dios, casi había resultado<br />

en la ruina de su pueblo.<br />

Al día siguiente de la lucha, mientras los filisteos examinaban el campo de batalla<br />

para despojar a los muertos, descubrieron los cuerpos de Saúl y de sus tres hijos.<br />

Para <strong>com</strong>pletar su triunfo, cortaron la cabeza de Saúl y quitaron la armadura del<br />

resto de su cuerpo; luego esta cabeza sangrienta y la armadura fueron enviadas al<br />

país de los filisteos <strong>com</strong>o trofeo de victoria, "para que lo noticiaran en el templo de<br />

sus ídolos, y por el pueblo." La armadura fue por fin colocada en el "templo de<br />

Astaroth," mientras que la cabeza fue fijada en el templo de Dagón. Así se dio la<br />

gloria de la victoria al poder de los dioses falsos y se deshonró el nombre de<br />

Jehová.<br />

Los cadáveres de Saúl y de sus hijos fueron arrastrados a Beth-san, ciudad que<br />

no estaba muy lejos de Gilboa, y cerca del río Jordán. Allí fueron colgados con<br />

cadenas para que los devorasen las aves de rapiña. Pero los hombres valientes<br />

de Jabes de Galaad, recordando cómo Saúl había liberado su ciudad en años<br />

anteriores y más felices, manifestaron su gratitud rescatando los cadáveres del rey<br />

y de los príncipes, y dándoles sepultura honorable. Cruzando el Jordán durante la<br />

noche, "quitaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bethsan<br />

y viniendo a Jabes, quemáronlos allí. Y tomando sus huesos, sepultáronlos

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