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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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atallas, trastornaron campos de extraños." "Esta es la victoria que vence al<br />

mundo, nuestra fe." (Heb. 11: 33, 34; 1 Juan 5: 41)<br />

Otra reclamación tocante a la repartición de la tierra reveló un espíritu muy<br />

diferente del de Caleb. La presentaron los hijos de José, la tribu de Efraín con la<br />

media tribu de Manasés. Basándose en la superioridad de su número, estas tribus<br />

exigieron una porción doble de territorio. La que les había tocado en suerte era la<br />

más rica de la tierra e incluía la fértil llanura de Sarón; pero muchas de las<br />

ciudades principales del valle estaban aún en poder de los cananeos, y las tribus,<br />

rehuyendo el trabajo y peligro que significaba conquistar sus posesiones,<br />

deseaban una porción adicional del territorio ya conquistado. La tribu de Efraín era<br />

una de las más grandes de Israel, y a ella pertenecía el mismo Josué. Por<br />

consiguiente sus miembros se creían con derecho a recibir una consideración<br />

especial. Dijeron a Josué: "¿Por qué me has dado por heredad una sola suerte y<br />

una sola parte, siendo yo un pueblo tan grande?" (Jos. 17: 14-18.) Pero no<br />

lograron que el jefe inflexible se apartara de la estricta justicia.<br />

Su respuesta fue: "Si eres pueblo tan grande, sube tú al monte, y corta para ti allí<br />

en la tierra del Pherezeo y de los gigantes, pues que el monte de Ephraim es<br />

angosto para ti."<br />

La contestación de ellos demostró el verdadero motivo de su queja: les hacía falta<br />

fe y valor para desalojar a los cananeos. "No nos bastará a nosotros este monte -<br />

dijeron,- y todos los Cananeos que habitan la tierra de la campiña, tienen carros<br />

herrados."<br />

El poder del Dios de Israel había sido prometido a su pueblo, y si los efrainitas<br />

hubieran tenido el valor y la fe de Caleb, ningún enemigo habría podido<br />

oponérseles. Josué encaró firmemente el deseo manifiesto de ellos de evitar los<br />

trabajos 550 y peligros. Les dijo: "Tú eres gran pueblo, y tienes gran fuerza; no<br />

tendrás una sola suerte; mas aquel monte será tuyo; que bosque es, y tú lo<br />

cortarás, y serán tuyos sus términos: porque tú echarás al Cananeo, aunque tenga<br />

carros herrados, y aunque sea fuerte." Así sus propios argumentos fueron<br />

esgrimidos contra ellos. Siendo ellos un gran pueblo, <strong>com</strong>o alegaban serlo, tenían<br />

plena capacidad para abrirse camino, <strong>com</strong>o sus hermanos. Con la ayuda de Dios,<br />

no necesitaban temer los carros herrados.<br />

Hasta entonces, Gilgal había sido cuartel general de la nación y asiento del<br />

tabernáculo. Pero ahora el tabernáculo debía ser trasladado al sitio escogido <strong>com</strong>o<br />

su lugar permanente: la pequeña ciudad de Silo, en tierra adjudicada a Efraín.<br />

Estaba situada cerca del centro del país, y era fácilmente accesible para todas las<br />

tribus. Esa parte del país había sido subyugada <strong>com</strong>pletamente, y por lo tanto los<br />

adoradores no serían molestados. "Y toda la congregación de los hijos de Israel se<br />

juntó en Silo, y asentaron allí el tabernáculo del testimonio." (Jos. 18: 1-10.) Las<br />

tribus que aun estaban acampadas cuando se trasladó el tabernáculo de Gilgal a<br />

Silo, lo siguieron y acamparon cerca de esa ciudad hasta que se dispersaron para<br />

ocupar sus respectivas heredades.<br />

El arca permaneció en Silo por espacio de trescientos años, hasta que, a causa de<br />

los pecados de la casa de Elí, cayó en manos de los filisteos y Silo fue destruida<br />

totalmente. Ya no volvió a colocarse el arca en el tabernáculo en ese lugar, pues<br />

el servicio del santuario se trasladó por último al templo de Jerusalén, y Silo se<br />

convirtió en una localidad insignificante. Sólo quedan algunas ruinas para señalar

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