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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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efiere a hacer pecar a los cristianos, cuando logra inducirles a que se relacionen<br />

con los impíos y participen en sus diversiones. "Salid de en medio de ellos, y<br />

apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo." (2 Cor. 6: 17.) Dios exige hoy de<br />

su pueblo que se mantenga tan distinto del mundo, en sus costumbres, hábitos y<br />

principios, <strong>com</strong>o debía serio el antiguo Israel. Si siguen fielmente las enseñanzas<br />

de su Palabra, existirá esta distinción; no podrá ser de otra manera. Las<br />

advertencias dadas a los hebreos para que no se relacionaran ni mezclaran con<br />

los paganos no eran más directas ni más terminantes que las hechas a los<br />

cristianos para prohibirles que imiten el espíritu y las costumbres de los impíos.<br />

Cristo nos 490 dice: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si<br />

alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él." "La amistad del mundo es<br />

enemistad con Dios. Cualquiera pues, que quisiere ser amigo del mundo, se<br />

constituye enemigo de Dios." (1 Juan 2: 15; Sant. 4: 4.) Los que siguen a Cristo<br />

deben separarse de los pecadores y buscar su <strong>com</strong>pañía tan sólo cuando haya<br />

oportunidad de beneficiarlos. No podemos ser demasiado firmes en la decisión de<br />

evitar la <strong>com</strong>pañía de aquellos cuya influencia tiende a alejarnos de Dios. Mientras<br />

oramos: "No nos dejes caer en tentación," debemos evitar la tentación en todo lo<br />

posible.<br />

Los israelitas fueron inducidos al pecado, precisamente cuando se hallaban en<br />

una condición de ocio y seguridad aparente. Se olvidaron de Dios, descuidaron la<br />

oración, y fomentaron un espíritu de seguridad y confianza en sí mismos. El ocio y<br />

la <strong>com</strong>placencia propia dejaron la ciudadela del alma sin resguardo alguno, y<br />

entraron pensamientos viles y degradados. Los traidores que moraban dentro de<br />

los muros fueron quienes destruyeron las fortalezas de los sanos principios y<br />

entregaron a Israel en manos de Satanás. Así precisamente es cómo Satanás<br />

procura aún la ruina del alma. Antes que el cristiano peque abiertamente, se<br />

verifica en su corazón un largo proceso de preparación que el mundo ignora. La<br />

mente no desciende inmediatamente de la pureza y la santidad a la depravación,<br />

la corrupción y el delito. Se necesita tiempo para que los que fueron formados en<br />

semejanza de Dios se degraden hasta llegar a lo brutal o satánico. Por la<br />

contemplación nos transformamos. Al nutrir pensamientos impuros en su mente, el<br />

hombre puede educarla de tal manera que el pecado que antes odiaba se le<br />

vuelva agradable.<br />

Satanás emplea todos los medios posibles para popularizar el delito y los vicios<br />

envilecedores. No podemos transitar por las calles de nuestras ciudades sin notar<br />

cómo se presentan descaradamente actividades delictuosas en alguna novela o<br />

en algún escenario teatral. La mente se educa en la familiaridad 491 con el<br />

pecado. Los periódicos y las revistas del día recuerdan constantemente al pueblo<br />

la conducta que siguen los depravados y viles; en relatos palpitantes le describen<br />

todo lo capaz de despertar las pasiones. Tanto lee y oye la gente con respecto a<br />

crímenes degradantes, que aun los que fueran una vez dotados de una conciencia<br />

sensible, a la cual hubieran horrorizado tales escenas, se vuelven empedernidos,<br />

y se espacian en estas cosas con ávido interés.<br />

Muchas de las diversiones que son populares en el mundo hoy, aun entre aquellos<br />

que se llaman cristianos, tienden al mismo fin que perseguían las de los paganos.<br />

Son, en verdad, pocas las diversiones que Satanás no aprovecha para destruir las<br />

almas. Por medio de las representaciones dramáticas ha obrado durante siglos

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