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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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para nosotros. Este pensamiento da una, pavorosa solemnidad a la vida, y debe<br />

impulsamos a rogar humildemente a Dios que nos guíe por su sabiduría.<br />

Los que ocupan puestos elevados pueden desviar a otros. Aun los más sabios se<br />

equivocan; los más fuertes pueden vacilar y tropezar. Es necesario que la luz del<br />

cielo se derrame constantemente sobre nuestro sendero. Nuestra única seguridad<br />

estriba en confiar implícitamente nuestro camino a Aquel que dijo: "Sígueme."<br />

Después de la muerte de Gedeón, "no se acordaron los hijos de Israel de Jehová<br />

su Dios, que los había librado de todos sus enemigos alrededor: ni hicieron<br />

misericordia en la casa de Jerobaal Gedeón, conforme a todo el bien que él había<br />

hecho a Israel." Olvidándose de todo lo que debían a Gedeón, su juez y libertador,<br />

el pueblo de Israel aceptó por rey a su hijo ilegítimo, Abimelec, quien, para poder<br />

sostenerse en el poder, asesinó a todos menos uno de los hijos legítimos de<br />

Gedeón. Cuando los hombres desechan el temor de Dios, no tardan en alejarse<br />

del honor y la integridad. El aprecio por la misericordia del Señor le inducirá a uno<br />

a apreciar a aquellos que, <strong>com</strong>o Gedeón, han sido empleados <strong>com</strong>o instrumentos<br />

para beneficiar a su pueblo. El cruel proceder de Israel hacia la casa de Gedeón<br />

era lo que podía esperarse de un pueblo que manifestaba tan enorme ingratitud<br />

hacia Dios.<br />

Después de la muerte de Abimelec, el gobierno de algunos jueces que temían al<br />

Señor mantuvo por un tiempo en jaque a la idolatría; pero antes de mucho el<br />

pueblo volvió a practicar las costumbres de las <strong>com</strong>unidades paganas<br />

circundantes. Entre las tribus del norte, los dioses de Siria y de Sidón tenían<br />

muchos adoradores. Al sudoeste, los ídolos de los filisteos, y al este los de Moab y<br />

Ammón, habían desviado del Dios de sus padres el corazón de Israel. Pero la<br />

apostasía acarreó rápidamente su castigo. Los amonitas subyugaron las tribus<br />

600 orientales, y cruzando el Jordán, invadieron el territorio de Judá y el de Efraín.<br />

Al occidente, los filisteos, ascendiendo de su llanura a orillas del mar, lo<br />

saqueaban y quemaban todo por doquiera. Una vez más Israel parecía haber sido<br />

abandonado al poder de enemigos implacables.<br />

Nuevamente el pueblo pidió ayuda a Aquel a quien había abandonado e insultado.<br />

"Y los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra<br />

ti; porque hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los Baales." (Jue. 10: 10-16.)<br />

Pero el pesar no había obrado en ellos un arrepentimiento verdadero. El pueblo se<br />

lamentaba porque sus pecados le había traído sufrimientos, y no por haber<br />

deshonrado a Dios y violado su santa ley. El verdadero arrepentimiento es algo<br />

más que sentir pesar por el pecado. Consiste en apartarse resueltamente del mal.<br />

El Señor les contestó por medio de uno de sus profetas: ¿No habéis sido<br />

oprimidos de Egipto, de los Amorrheos, de los Ammonitas, de los Filisteos, de los<br />

de Sidón, de Amalec y de Maón, y clamando a mí os he librado de sus manos?<br />

Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto yo no<br />

os libraré más. Andad, y clamad a los dioses que os habéis elegido, que os libren<br />

en el tiempo de vuestra aflicción. Estas palabras solemnes y temibles encauzan el<br />

pensamiento hacia otra escena: la del gran día del juicio final, cuando los que<br />

rechazaron la misericordia de Dios y menospreciaron su gracia serán puestos<br />

frente a su justicia. En aquel tribunal, los que dedicaron al servicio de los dioses de<br />

este mundo los talentos que Dios les dio, deberán rendir cuenta del empleó de su<br />

tiempo, sus recursos y su intelecto. Abandonaron a su verdadero y tierno Amigo,

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