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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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muriera en propiciación por el pecado; ha manifestado la luz de la verdad, el<br />

camino de la vida; ha dado facilidades, 284 ordenanzas y privilegios; y el hombre<br />

debe cooperar con estos agentes de la salvación; ha de apreciar y usar la ayuda<br />

que Dios ha provisto; debe creer y obedecer todos los requerimientos divinos.<br />

Mientras Moisés repetía a Israel lo que Dios había provisto para su liberación, "el<br />

pueblo se inclinó y adoró." (Éxo. 12: 27.) La feliz esperanza de libertad, el<br />

tremendo conocimiento del juicio inminente que había de caer sobre sus<br />

opresores, los cuidados y trabajos necesarios para su pronta salida, todo lo<br />

eclipsó de momento la gratitud hacia su bondadoso Libertador.<br />

Muchos de los egipcios habían sido inducidos a reconocer al Dios de los hebreos<br />

<strong>com</strong>o el único Dios verdadero, y suplicaron entonces que se les permitiese<br />

ampararse en los hogares de Israel cuando el ángel exterminador pasara por la<br />

tierra. Fueron recibidos con júbilo, y se <strong>com</strong>prometieron a servir de allí en adelante<br />

al Dios de Jacob, y a salir de Egipto con su pueblo.<br />

Los israelitas obedecieron las instrucciones que Dios les había dado. Rápida y<br />

secretamente hicieron los preparativos para su partida. Las familias estaban<br />

reunidas, el cordero pascual muerto, la carne asada, el pan sin levadura y las<br />

hierbas amargas preparados. El padre y sacerdote de la casa roció con sangre los<br />

postes de la puerta, y se unió a su familia dentro de la casa. Con premura y en<br />

silencio se <strong>com</strong>ió el cordero pascual. Con reverente temor el pueblo oró y<br />

aguardó; el corazón de todo primogénito, desde el hombre más fuerte hasta el<br />

niño, tembló con indescriptible miedo. Los padres y las madres estrechaban en<br />

sus brazos a sus queridos primogénitos, al pensar en el espantoso golpe que<br />

había de caer aquella noche. Pero a ningún hogar de Israel llegó el ángel<br />

exterminador. La señal de la sangre, garantía de la protección del Salvador,<br />

estaba sobre sus puertas, y el exterminador no entró.<br />

A la medianoche hubo "un gran clamor en Egipto, porque 285 no había casa<br />

donde no hubiese muerto." Todos los primogénitos de la tierra, "desde el<br />

primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del<br />

cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales" (Éxo. 12: 29-<br />

33), habían sido heridos por el exterminador. A través del vasto reino de Egipto, el<br />

orgullo de toda casa había sido humillado. Los gritos y gemidos de los dolientes<br />

llenaban los aires. El rey y los cortesanos, con rostros pálidos y trémulos<br />

miembros, estaban aterrados por el horror prevaleciente.<br />

Faraón recordó entonces que una vez había exclamado: "¿Quién es Jehová, para<br />

que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir<br />

a Israel." (Éxo. 5: 2.) Ahora, su orgullo, que una vez osara levantarse contra el<br />

Cielo, estaba humillado hasta el polvo; "hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche,<br />

y díjoles: Salid de en medio de mi pueblo vosotros, y los hijos de Israel; e id, servid<br />

a Jehová, <strong>com</strong>o habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas,<br />

<strong>com</strong>o habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí." También los consejeros<br />

reales y el pueblo suplicaron a los israelitas que se fueran de la tierra, "porque<br />

decían: Todos somos muertos." 286<br />

CAPÍTULO 25 El Éxodo<br />

CON <strong>LOS</strong> lomos ceñidos, las sandalias calzadas, y el bordón en la mano, el<br />

pueblo de Israel permanecía en silencio reverente, y sin embargo expectante,<br />

aguardando que el mandato real les ordenara ponerse en marcha. Antes de llegar

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