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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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una influencia poderosa en la obra de reforma. Hombres tales se necesitan hoy.<br />

Dios tiene una obra especial para cada uno de ellos. Jamás lograron los hombres<br />

resultados más grandes en favor de Dios y de la humanidad que los que pueden<br />

lograr en esta época nuestra quienes sean fieles al <strong>com</strong>etido que Dios les ha<br />

confiado. 621<br />

CAPÍTULO 56. Elí y sus Hijos<br />

ELÍ ERA sacerdote y juez de Israel. Ocupaba los puestos más altos y de mayor<br />

responsabilidad entre el pueblo de Dios. Como hombre escogido divinamente para<br />

las sagradas obligaciones del sacerdocio, y puesto sobre todo el país, <strong>com</strong>o la<br />

autoridad judicial más elevada, se le consideraba <strong>com</strong>o un ejemplo, y ejercía una<br />

gran influencia sobre las tribus de Israel. Pero aunque había sido nombrado para<br />

que gobernara al pueblo, no regía bien su propia casa. Elí era un padre<br />

indulgente. Amaba tanto la paz y la <strong>com</strong>odidad, que no ejercía su autoridad para<br />

corregir los malos hábitos ni las pasiones de sus hijos. Antes que contender con<br />

ellos, o castigarlos, prefería someterse a la voluntad de ellos, y les cedía en todo.<br />

En vez de considerar la educación de sus hijos <strong>com</strong>o una de sus<br />

responsabilidades más importantes, trataba el asunto <strong>com</strong>o si tuviera muy poca<br />

importancia.<br />

El sacerdote y juez de Israel no había sido dejado en las tinieblas con respecto a<br />

la obligación de refrenar y disciplinar a los hijos que Dios había confiado a su<br />

cuidado. Pero Elí se substrajo a estas obligaciones, porque significaban contrariar<br />

la voluntad de sus hijos, y le imponían la necesidad de castigarlos y de negarles<br />

ciertas cosas. Sin pesar las consecuencias terribles de su proceder, satisfizo todos<br />

los deseos de sus hijos, y descuidó la obra de prepararlos para el servicio de Dios<br />

y los deberes de la vida.<br />

Dios había dicho de Abrahán: "Yo lo he conocido, sé que mandará a sus hijos y a<br />

su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y<br />

juicio."(Gén. 18: 19.) Pero Elí permitió que sus hijos le dominaran a él. El padre se<br />

sometió a los hijos. La maldición de la transgresión era 622 aparente en la<br />

corrupción y la impiedad que distinguían la conducta de sus hijos. No apreciaban<br />

debidamente el carácter de Dios ni la santidad de su ley. El servicio de él era para<br />

ellos una cosa <strong>com</strong>ún. Desde su niñez se habían acostumbrado al santuario y su<br />

servicio; pero en vez de volverse más reverentes, habían perdido todo sentido de<br />

su santidad y significado. El padre no había corregido la falta de respeto que<br />

manifestaban hacia su propia autoridad, ni había refrenado su irreverencia por los<br />

servicios solemnes del santuario; y cuando llegaron a la edad viril estaban llenos<br />

de los frutos mortíferos del escepticismo y la rebelión.<br />

Aunque estaban <strong>com</strong>pletamente incapacitados para el cargo, fueron puestos en el<br />

santuario <strong>com</strong>o sacerdotes para ministrar ante Dios. El Señor había dado<br />

instrucciones muy precisas con respecto al ofrecimiento de los sacrificios; pero<br />

estos impíos cumplían el servicio de Dios con desprecio de la autoridad y no<br />

prestaban atención a la ley de las ofrendas y sacrificios, que debían presentarse<br />

de la manera más solemne. Los sacrificios, que apuntaban a la futura muerte de<br />

Cristo, tenían por objeto conservar en el corazón del pueblo la fe en el Redentor<br />

que había de venir. Por consiguiente, era de suma importancia que se acatasen<br />

estrictamente las instrucciones del Señor con respecto a ellos. Los sacrificios de<br />

agradecimiento eran especialmente una expresión de gracias a Dios. En estas

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