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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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aflicciones hasta que él creyera conveniente obrar por ellos. Muchos se<br />

conformaban con permanecer en la servidumbre, antes que enfrentar las<br />

dificultades que a<strong>com</strong>pañarían el traslado a una tierra extraña; y los hábitos de<br />

algunos se habían hecho tan parecidos a los de los egipcios que preferían vivir en<br />

Egipto. Por lo tanto, el Señor no los liberó mediante la primera manifestación de su<br />

poder ante Faraón. Rigió los acontecimientos para que se desarrollara más<br />

plenamente el espíritu tiránico del rey egipcio, y para revelarse a su pueblo.<br />

Cuando vieran su justicia, su poder y su amor, elegirían dejar a Egipto y<br />

entregarse a su servicio. La tarea de Moisés habría sido mucho menos difícil de no<br />

haber sido que muchos israelitas se habían corrompido tanto que no querían<br />

abandonar Egipto.<br />

El Señor le indicó a Moisés que volviera ante el pueblo y le repitiera la promesa de<br />

la liberación, con nuevas garantías del favor divino. Hizo lo que se le mandó; pero<br />

ellos no quisieron prestarle atención. Dice la Escritura: "Mas ellos no escuchaban,<br />

. . . a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre." De nuevo llegó el<br />

mensaje divino a Moisés: "Entra, y habla a Faraón rey de Egipto, que deje ir de su<br />

tierra a los hijos de Israel." Desalentado contestó: "He aquí los hijos de Israel no<br />

me escuchan: ¿cómo pues me escuchará Faraón?" Se le dijo que llevara a Aarón<br />

consigo, y que se presentara ante Faraón, para pedir otra vez "que deje ir de su<br />

tierra a los hijos de Israel."<br />

Se le dijo que el monarca no cedería hasta que Dios visitara con sus juicios a<br />

Egipto y sacara a Israel mediante una señalada 267 manifestación de su poder.<br />

Antes de enviar cada plaga, Moisés había de describir su naturaleza y sus efectos,<br />

para que el rey se salvara de ella si quería. Todo castigo despreciado sería<br />

seguido de uno más severo, hasta que su orgulloso corazón se humillara, y<br />

reconociera al Hacedor del cielo y de la tierra <strong>com</strong>o el Dios verdadero y viviente. El<br />

Señor iba a dar a los egipcios la oportunidad de ver cuán vana era la sabiduría de<br />

sus hombres fuertes, cuán débil el poder de sus dioses, que se opondrían a los<br />

mandamientos de Jehová. Castigaría al pueblo egipcio por su idolatría, y anularía<br />

las supuestas bendiciones que decían recibir de sus dioses inanimados. Dios<br />

glorificaría su propio nombre para que otras naciones oyeran de su poder y<br />

temblaran ante sus prodigios, y para que su pueblo se apartara de la idolatría y le<br />

tributara verdadera adoración.<br />

Otra vez Moisés y Aarón entraron en los señoriales salones del rey de Egipto. Allí,<br />

rodeados de altas columnas y relucientes adornos, de bellas pinturas y esculturas<br />

de los dioses paganos, ante el monarca del reino más poderoso de aquel<br />

entonces, estaban de pie los dos representantes de la raza esclavizada, con el<br />

objeto de repetir el mandato de Dios que requería que Israel fuese librado. El rey<br />

exigió un milagro, <strong>com</strong>o evidencia de su divina <strong>com</strong>isión. Moisés y Aarón habían<br />

sido instruidos acerca de cómo proceder en caso de que se hiciese tal demanda,<br />

de manera que Aarón tomó la vara y la arrojó al suelo ante Faraón. Ella se<br />

convirtió en serpiente. El monarca hizo llamar a sus "sabios y encantadores," y<br />

"echó cada uno su vara, las cuales se volvieron culebras: mas la vara de Aarón<br />

devoró las varas de ellos." Entonces el rey, más decidido que antes, declaró que<br />

sus magos eran iguales en poder a Moisés y Aarón; denunció a los siervos del<br />

Señor <strong>com</strong>o impostores, y se sintió seguro al resistir sus demandas. Sin embargo,<br />

aunque menospreció su mensaje, el poder divino le impidió que les hiciese daño.

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