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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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vela de la mañana." Dividiendo, <strong>com</strong>o Gedeón, sus fuerzas en tres <strong>com</strong>pañías,<br />

cayo sobre el campo de los amonitas aquella madrugada, en el momento en que,<br />

por no sospechar ningún peligro, estaban menos en guardia. En el pánico que<br />

siguió al ataque, fueron derrotados <strong>com</strong>pletamente y hubo una gran matanza. "Y<br />

los que quedaron fueron dispersos, tal que no quedaron dos de ellos juntos."<br />

La celeridad y el valor de Saúl, así <strong>com</strong>o el don de mando que reveló en la feliz<br />

dirección de tan grande ejército, eran cualidades que el pueblo de Israel había<br />

deseado en su monarca, para poder hacer frente a las otras naciones. Ahora le<br />

saludaron <strong>com</strong>o su rey, atribuyendo el honor de la victoria a los instrumentos<br />

humanos y olvidándose de que sin la bendición especial de Dios todos sus<br />

esfuerzos hubieran sido en vano. En el calor de su entusiasmo, algunos<br />

propusieron que se diera muerte a los que al principio había rehusado reconocer<br />

la autoridad de Saúl. Pero el rey intervino diciendo: "No morirá hoy ninguno,<br />

porque hoy ha obrado Jehová salud en Israel."<br />

Con esto dio Saúl testimonio del cambio realizado en su carácter. En vez de<br />

atribuirse el honor, dio a Dios toda 666 la gloria. En vez de manifestar un deseo de<br />

venganza, mostró un espíritu de <strong>com</strong>pasión y perdón. Este es un testimonio<br />

inequívoco de que la gracia de Dios mora en el corazón.<br />

Samuel propuso entonces que se convocara una asamblea nacional en Gilgal,<br />

para que el reino fuese públicamente confiado a Saúl. Se hizo así; "y sacrificaron<br />

allí víctimas pacíficas delante de Jehová; y alegráronse mucho allí Saúl y todos los<br />

de Israel."<br />

Gilgal había sido el sitio donde Israel había acampado por primera vez en la tierra<br />

prometida. Allí fue donde Josué, por indicación divina, erigió la columna de doce<br />

piedras para conmemorar el cruce milagroso del Jordán. Allí se había reanudado<br />

la práctica de la circuncisión. Allí se había celebrado la primera pascua después<br />

del pecado de Cades y la peregrinación en el desierto. Allí cesó el suministro del<br />

maná. Allí el Capitán de la hueste de Jehová se había revelado <strong>com</strong>o <strong>com</strong>andante<br />

en jefe de los ejércitos de Israel. De ese sitio habían salido para conquistar a<br />

Jericó y a Hai. Allí Acán recibió el castigo de su pecado, y se hizo con los<br />

gabaonitas aquel tratado que castigó la negligencia de Israel en cuanto a pedir<br />

consejo a Dios. En esa llanura, vinculada con tantos recuerdos conmovedores,<br />

estaban Samuel y Saúl; y cuando los gritos de bienvenida al rey se hubieron<br />

acallado, el anciano profeta pronunció sus palabras de despedida <strong>com</strong>o<br />

gobernante de la nación.<br />

"He aquí -dijo él,- yo he oído vuestra voz en todas las cosas que me habéis dicho,<br />

y os he puesto rey. Ahora pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo<br />

soy ya viejo y cano; . . . y yo he andado delante de vosotros desde mi mocedad<br />

hasta este día. Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su<br />

ungido, si he tomado el buey de alguno, o si he tomado el asno de alguno, o si he<br />

calumniado a alguien, o si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado<br />

cohecho por el cual haya cubierto mis ojos: y os satisfaré."<br />

A una voz el pueblo contestó: "Nunca nos has calumniado, ni agraviado, ni has<br />

tomado algo de mano de ningún hombre." 667<br />

Samuel no procuraba meramente justificar su propia conducta. Había expuesto<br />

previamente los principios que debían regir tanto al rey <strong>com</strong>o al pueblo, y deseaba<br />

tan sólo agregar a sus palabras el peso de su propio ejemplo. Desde su niñez

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