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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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Fue necesario para el bien de Israel mismo y para dar una lección a las<br />

generaciones venideras, que el crimen fuese castigado prontamente. Y no fue<br />

menos misericordioso para los pecadores mismos que se los detuviera a tiempo<br />

en su pecaminoso derrotero. Si se les hubiese perdonado la vida, el mismo<br />

espíritu que los llevó a la rebelión contra Dios se hubiera manifestado en forma de<br />

odio y discordia entre ellos mismos, y por fin se habrían destruido el uno al otro.<br />

Fue por amor al mundo, por amor a Israel, y aun por amor a los transgresores<br />

mismos, por lo que el crimen se castigó con rápida y terrible severidad.<br />

Cuando el pueblo reaccionó y <strong>com</strong>prendió la enormidad de su culpa, el terror se<br />

apoderó de todo el campamento. Se temió que todos los transgresores fuesen<br />

exterminados. Compadecido por la angustia del pueblo, Moisés prometió suplicar<br />

a Dios una vez más por ellos.<br />

Moisés dijo al pueblo: "Vosotros habéis <strong>com</strong>etido un gran pecado; mas yo subiré<br />

ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado." Fue, y en su<br />

confesión ante Dios dijo: "Ruégote, pues este pueblo ha <strong>com</strong>etido un gran pecado,<br />

porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme<br />

ahora de tu libro que has escrito." La contestación fue: "Al que pecare contra mí, a<br />

éste raeré yo de mi libro. Ve pues ahora, lleva a este pueblo donde te he dicho: he<br />

aquí mi ángel irá delante de ti; que en el día de mi visitación yo visitaré en ellos su<br />

pecado."<br />

En la súplica de Moisés, se dirige nuestra atención a los registros celestiales en<br />

los cuales están inscritos los nombres de todos los seres humanos; y sus<br />

acciones, sean buenas o malas, se anotan minuciosamente. El libro de la vida<br />

contiene los nombres de todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios.<br />

Si alguno de éstos se aparta de él y mediante una obstinada insistencia en el<br />

pecado se endurece finalmente contra las influencias del Espíritu Santo, su<br />

nombre será raído del libro de la vida el día del juicio y será condenado a la 337<br />

destrucción. Moisés <strong>com</strong>prendía cuán terrible sería la suerte del pecador; sin<br />

embargo, si el pueblo de Israel iba a ser rechazado por el Señor, él deseaba que<br />

su nombre también fuese raído con el de ellos; no podía soportar que los juicios<br />

de Dios cayeran sobre aquellos a quienes tan bondadosamente había librado.<br />

La intercesión de Moisés en favor de Israel ilustra la mediación de Cristo en favor<br />

de los pecadores. Pero el Señor no permitió que Moisés sobrellevara, <strong>com</strong>o lo hizo<br />

Cristo, la culpa del transgresor. "Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi<br />

libro," dijo.<br />

Con profunda tristeza el pueblo enterró sus muertos. Tres mil habían perecido por<br />

la espada; una plaga invadió poco tiempo después el campamento; y luego les<br />

llegó el mensaje de que la divina presencia ya no les a<strong>com</strong>pañaría más en su<br />

peregrinaje. Jehová había declarado: "Yo no subiré en medio de ti, porque eres<br />

pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino." Y se les ordenó:<br />

"Quítate pues ahora tus atavíos, que yo sabré lo que te tengo de hacer." Hubo luto<br />

por todo el campamento. Compungidos y humillados, "los hijos de Israel se<br />

despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb."<br />

En virtud de las instrucciones divinas, la tienda que había servido <strong>com</strong>o lugar<br />

temporario para el culto fue quitada y puesta "fuera del campo, lejos del campo."<br />

Esta era una prueba más de que Dios había retirado su presencia de entre ellos.<br />

El se revelaría a Moisés, pero no a un pueblo <strong>com</strong>o aquél. La censura fue

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