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HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS ... - Iasdsanjudas.com

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divinamente por la plaga, perecieron a la vista de todo Israel; y en la suerte de<br />

ellos el pueblo leyó su propia condenación,<br />

Los israelitas parecieron arrepentirse entonces sinceramente de su conducta<br />

pecaminosa; pero se entristecían por el resultado de su mal camino y no porque<br />

reconocieran su ingratitud y desobediencia. Cuando vieron que el Señor era<br />

inflexible en su decreto, volvió a despertarse su terca voluntad, y declararon que<br />

no volverían al desierto. Al ordenarles que se retiraran de la tierra de sus<br />

enemigos, Dios probó la sumisión aparente de ellos, y vio que no era verdadera.<br />

Sabían que habían pecado gravemente al permitir que los dominaran sentimientos<br />

temerarios, y al querer dar muerte a los espías que les habían incitado a obedecer<br />

a Dios; pero sólo sintieron temor al darse cuenta de que habían <strong>com</strong>etido un error<br />

fatal cuyas 413 consecuencias iban a resultarles desastrosas. No habían<br />

cambiado en su corazón y sólo necesitaban una excusa para rebelarse otra vez.<br />

Esta excusa se les presentó cuando Moisés les ordenó por autoridad divina que<br />

regresaran al desierto.<br />

El decreto de que Israel no entraría en la tierra de Canaán por cuarenta años fue<br />

una amarga desilusión para Moisés, Aarón, Caleb y Josué; pero aceptaron sin<br />

murmurar la decisión divina. Por el contrario, los que habían estado quejándose de<br />

cómo Dios los trataba y declarando que querían volver a Egipto, lloraron y se<br />

lamentaron grandemente cuando les fueron quitadas las bendiciones que habían<br />

menospreciado. Se habían quejado por nada, y ahora Dios les daba verdaderos<br />

motivos de llorar. Si se hubieran lamentado por su pecado cuando les fue<br />

presentado fielmente, no se habría pronunciado esta sentencia; pero se afligían<br />

por el castigo; su dolor no era arrepentimiento, y por lo tanto, no podía obtener la<br />

revocación de su sentencia.<br />

Pasaron toda la noche lamentándose; pero por la mañana, renació en ellos la<br />

esperanza. Resolvieron redimir su cobardía. Cuando Dios es había mandado que<br />

siguieran hacia adelante y tomaran posesión de la tierra, habían rehusado hacerlo;<br />

ahora, cuando Dios les ordenaba que se retiraran, se negaron igualmente a<br />

obedecer sus órdenes. Decidieron apoderarse de la tierra; pudiera ser que Dios<br />

aceptara su obra, y cambiara su propósito hacia ellos.<br />

Dios les había dado el privilegio y el deber de entrar en la tierra en el tiempo que<br />

les señalara; pero debido a su negligencia voluntaria, se les había retirado ese<br />

permiso. Satanás había logrado su objeto de impedirles la entrada a Canaán; y<br />

ahora los incitaba a que, contrariando la prohibición divisa, hicieran precisamente<br />

aquello que habían rehusado hacer cuando Dios se lo había mandado. En esa<br />

forma, el gran engañador logró la victoria al incitarlos por segunda vez a la<br />

rebelión. Habían desconfiado de que el poder de Dios a<strong>com</strong>pañara sus esfuerzos<br />

por obtener la posesión de Canaán; pero ahora confiaron excesivamente 414 en<br />

sus propias fuerzas y quisieron realizar la obra sin la ayuda divina. "Pecado hemos<br />

contra Jehová -gritaron;- nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo lo<br />

que Jehová nuestro Dios nos ha mandado." (Deut. 1: 41) ¡Cuán terriblemente<br />

enceguecidos los había dejado su transgresión! jamás les había mandado el<br />

Señor que subieran y pelearan. No quería él que obtuvieran posesión de la tierra<br />

por la guerra, sino mediante la obediencia estricta a sus mandamientos.<br />

Aunque sin sufrir el menor cambio de corazón, el pueblo había confesado cuán<br />

inicua y estúpida había sido su rebelión al oír el relato de los espías. Ahora veían

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