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Desarrollo de la Capacidad Creadora<br />

El significado de las actividades artísticas<br />

Informe extraído y adaptado por el Prof. Juan Manuel Lourenço del Libro<br />

"Desarrollo de la Capacidad Creadora" de V. Lowenfeld. Ed. Kapelusz.<br />

El arte es una actividad dinámica y unificadora, con un rol potencialmente vital en la educación de nuestros niños. El dibujo, la pintura o la construcción constituyen un proceso complejo en el que el niño reúne diversos elementos de su experiencia para formar un todo con un nuevo significado. En el proceso de seleccionar, interpretada y reforma de esos elementos, el niño nos da algo más que un dibujó o una escultura; nos<br />

proporciona una parte de sí mismo: Cómo piensa, cómo siente y cómo es.<br />

La educación formal asume un papel extraordinariamente importante cuando analizamos el hecho de que nuestros niños _ desde los 5 o 6 años hasta los 16 y 18, _ están obligados, por razones legales o de trabajo, ha pasado 10, 12, 16 y aún 20 años dentro de la escuela. Esta es una "sentencia" inflexible por el solo hecho de ser niño. Se da por sentado que el cumplimiento de esta "sentencia" permite al joven ocupar su<br />

lugar en la sociedad como miembro útil y bien adaptado. Desde algunos puntos de vista, la educación cumple con este cometido; si miramos hoy a nuestro alrededor podremos ver muchos progresos materiales, pero se abren serios interrogantes sobre nuestra capacidad de educar más allá de la producción y el consumo de objetos.<br />

¿Hemos tenido realmente en cuenta nuestro sistema educacional los valores humanos?<br />

¿O hemos estado, obnubilados por los beneficios materiales, de tal manera que no hemos sabido reconocer donde residen los verdaderos valores de la sociedad moderna, justamente en su bien más preciado: El individuo?.<br />

Nuestro actual sistema de educación asigna mucha importancia al aprendizaje de la correcta información acerca de los hechos. En gran medida, el aprobar o no un examen o un curso, pasar el próximo, o incluso permanecer en la escuela, dependen del dominio o de la memorización de ciertos fragmentos de información, que ya conoce el maestro. De esta manera, la función de la enseñanza parecería reducirse a formar gente<br />

capaz de coleccionar partes de información y repetirla a una señal dada.<br />

Una vez que el estudiante ha logrado cierta competencia para proporcionar los fragmentos de información apropiados en el momento oportuno, se lo considera apto para graduarse en esa escuela.<br />

Lo más molesto de esta situación es que esa habilidad para repetir información puede tener muy poca relación con aquello de "miembro útil y bien adaptado" que creíamos estar formando.<br />

No pretendemos dar la impresión de que por el simple hecho de desarrollar un buen programa de creación artística en las escuelas se salve a la humanidad; pero los valores que son significativos en un programa de educación artística son los mismos que pueden ser básicos en el desarrollo de una nueva imagen, una nueva filosofía, incluso de una estructura totalmente nueva de nuestro sistema educacional.<br />

Cada vez hay más gente que reconoce que la actitud para aprender difiere de una verdad a otra y de un individuo otro, y que esta actitud para aprender implica no solamente capacidad intelectual, sino también factores sociales, emocionales, perceptivos, físicos, y psicológicos. Además, el aprendizaje es un proceso muy complejo; por lo tanto, probablemente no existe un único método "mejor" de enseñanza. Nuestra tendencia a<br />

desarrollar la capacidad de repetir fragmentos de información puede estar acentuando indebidamente un determinado factor del desarrollo humano, aquel que actualmente se mide por medio de los tests de inteligencia.<br />

La inteligencia, tal como ahora la medimos, no abarca todo el amplio rango de aptitudes intelectuales que son necesarias para la supervivencia de la humanidad. La capacidad de preguntar, de hallar respuestas, de descubrir forma y orden, de volver a pensar, reestructurar y encontrar nuevos relaciones, son cualidades que generalmente no se enseñan; en realidad, parece que no se toman en cuenta en nuestro sistema educacional.<br />

Probablemente, una de las habilidades básicas que se debería enseñar en nuestras escuelas sea la capacidad de descubrir y de buscar respuestas, en lugar de esperar pasivamente las contestaciones e indicaciones del maestro.<br />

Las experiencias fundamentales en una actividad artística contienen precisamente este acto. Esto es así tanto en el caso de un niño de jardín de infantes que está realizando una construcción llamada "primavera", con paja, papeles de colores y tapitas de botellas, como en el de un estudiante cuando pinta un cuadro que requiere mezcla de colores e invención de nuevas formas.<br />

Los niños muy pequeños tienen una libertad de acción independiente de la cantidad de conocimientos que la humanidad ha acumulado con respecto al tema de que se trate. Los niños aprenden a caminar sin ninguna comprensión intelectual del control motor que emplean. Lo que una persona sabe, o lo que ignora, puede no tener ninguna vinculación con la acción creadora.<br />

A veces se dice que hay pasos definidos hacia el proceso creador y que uno de los primeros e importantes es la preparación. Sin embargo es evidente que el niño crea con cualquier grado de conocimiento que posea en ese momento. El acto mismo de creación puede proporcionarle nuevos enfoques y conocimientos para desarrollar una acción en el futuro.<br />

Probablemente, la mejor preparación para crear sea la creación misma.<br />

Esperar hasta que se haya logrado una buena preparación antes de entrar en acción, o cuartar al niño en sus posibilidades de creación hasta tanto conozca lo suficiente sobre el tema como para actuar inteligentemente, puede ser una forma de inhibirlo, más que de promover su acción. Darle al niño la oportunidad de crear constantemente con sus conocimientos actuales es la mejor preparación para su futura acción creadora.<br />

Uno de los componentes básicos de una experiencia artística creadora es la relación entre artista y el ambiente.<br />

La pintura, el dibujo, una construcción, constituyen un proceso constante de asimilación y proyección: Captar a través de los sentidos una gran cantidad información, integrarla con el yo, y dar nueva forma a los elementos que parecen adaptarse a las necesidades estéticas del artista en ese momento.<br />

Ahora bien, si analizamos la educación formal y vemos que la base para el desarrollo de la enseñanza descansa en 28 letras y 10 números. Estas 38 figuras abstractas, letras y números, se manipulan y barajan desde el primer grado hasta final del colegio secundario. El proceso del desarrollo mental tiende, pues, a hacer una función abstracta, en la medida en que estas figuras adquieren significados diferentes y más complicados.<br />

Evidentemente, no son estas figuras ni su redistribución lo que impulsa el desarrollo mental, sino más bien lo que dichas figuras representan. El estar capacitado para reunir determinadas letras en la forma apropiada para que se lea "conejo", no quiere decir que se tenga un conocimiento exacto de lo que es un conejo. Para conocer realmente un conejo el niño debe poder tocarlo, sentir el contacto de su piel, ver cómo mueve el<br />

hocico, alimentarlo y conocer sus hábitos. Es la interacción de los símbolos, y el yo y el ambiente la que provee los materiales para realizar el proceso intelectual abstracto. Por lo tanto, el desarrollo mental depende del una rica y variada relación entre el niño y el ambiente, esta relación es un ingrediente básico para llevar a cabo una experiencia de creación artística.<br />

El hombre aprende a través de los sentidos.<br />

La capacidad de ver, sentir, oír, oler y gustar proporciona los medios para establecer un interacción del hombre y el medio. El proceso que conduce a la educación de los niños puede a veces confundirse con el desarrollo de ciertas respuestas limitadas y predeterminadas. Los programas de las escuelas tienden a descuidar el simple hecho de que el hombre _ y también el niño _ aprende a través de esos cinco sentidos. El desarrollo<br />

de la sensibilidad perceptiva debería, pues, convertirse en una de las partes más importantes del proceso educativo. Pero, salvo en las artes, los sentidos parecen estar destinados a que se los ignore.<br />

Cuanto mayores sean las oportunidades para desarrollar la sensibilidad y mayor la capacidad de agudizar todos los sentidos, mayor será también la oportunidad de aprender.<br />

Sabemos demasiado bien que el aprendizaje y la memorización de hechos, si no pueden ser utilizados por una mente libre y flexible, no beneficiarán ni al individuo ni a la sociedad. Frecuentemente, de educación no ha tenido en cuenta estos atributos del desarrollo que son responsables del perfeccionamiento de los distintos aspectos de la sensibilidad del individuo y de su vida espiritual, así como de su capacidad para compartir<br />

la vida en sociedad.<br />

El número creciente de enfermedades mentales y emocionales en la época actual y nuestra incapacidad para aceptar a los seres humanos como tales, prescindiendo de su nacionalidad, religión, raza, color u opinión es una señal alarmante, y pone en evidencia que la educación ha fracasado, por lo menos en uno de sus objetivos de mayor significación. Mientras los notables avances en campos especializados, particularmente en el<br />

de la ciencia, en un aspecto han mejorado nuestro nivel material de vida, en otro no se han apartado de aquellos valores que son responsables de nuestras necesidades emocionales y espirituales. Han introducido una falsa escala de valores que no atiende las necesidades espirituales más íntimas el individuo.<br />

La educación artística, como parte esencial del proceso educativo, puede ser muy bien la que responda por la diferencia que existe entre un ser humano creativo y sensible y otro que no tenga capacidad para aplicar su conocimiento, que no disponga de recursos espirituales y que encuentre dificultades en sus relaciones con el ambiente.<br />

En un sistema educacional bien equilibrado se acentúa la importancia del desarrollo integral de la intimidad, con el fin de que su capacidad creadora potencial pueda perfeccionarse.<br />

Significado del arte para los niños<br />

El arte no es lo mismo para un niño que para un adulto.<br />

Aún resulta difícil decir exactamente lo que significa el arte para cualquier adulto en particular, generalmente el término “arte” supone connotaciones de museos, cuadros colgados en las paredes, pintores con barba, reproducciones a todo color, bohardillas, modelos posando desnudas, grupos selectos y, en general, la sensación de una actividad un poco alejada del mundo real en el que uno desarrolla las actividades comunes. En<br />

cierto modo, se supone que el arte es algo bueno y que los libros sobre dicho tema, o los «buenos» cuadros que colgamos en las paredes de nuestra casa, pueden proporcionarnos cierto grado de elevación espiritual en la vida. Pero para el hombre común, el arte puede ser algo así como tomar una dosis de remedio. De todos modos, el arte, para el adulto, está generalmente vinculado con el campo de la estética o de la belleza<br />

externa.<br />

Para los niños, el arte es algo completamente diferente.<br />

Para el niño el arte es, primordialmente, un medio de expresión. No hay dos niños iguales y, en realidad, cada niño difiere incluso de sí mismo, a medida que va creciendo, que percibe, comprende e interpreta el medio circundante. Los niños son seres dinámicos; el arte es para ellos un lenguaje del pensamiento. Un niño ve el mundo en forma diferente y, a medida que crece, su expresión cambia.<br />

Algunos maestros, intrigados por la belleza de los dibujos o pinturas de algunos niños, conservan sus trabajos y los admiran como ejemplos de genuino arte espontáneo. Algunas veces incluso, van más allá y sugieren el color apropiado o la forma correcta. El entusiasmo de algunos maestros por la manera intuitiva con que ciertos niños pintan, los lleva a imponerles sus propios esquemas sobre colores, proporciones y forma de<br />

pintar. la discrepancia entre los gustos del adulto y el modo en que se expresa el niño es la causa de la mayoría de las dificultades que surgen y que impiden que el niño utilice el arte como un verdadero medio de autoexpresión<br />

Si los niños pudieran desenvolverse sin ninguna interferencia de mundo exterior, no sería necesario estímulo alguno para su trabajo creador. Todo niño emplearía sus impulsos creadores profundamente arraigados sin inhibición, seguro de sus propios medios de expresión. Siempre que oigamos decir a un niño: _” No puedo dibujar esto”, o , “no sé dibujar esto” _ podremos tener la seguridad de que ha habido algún tipo de<br />

interferencia en su vida. Esta pérdida de confianza en sus propios medios de expresión puede ser una señal de que el niño se ha encerrado en sí mismo.<br />

A menudo, el error residió en una evaluación inadecuada del trabajo creador del niño, acerca del aspecto que presenta, sus colores y formas. las cualidades del diseño, etc.<br />

http://cablemodem.fibertel.com.ar/juanmanuell/cuadernos/C03/C03_02.htm (1 of 3)20/08/2006 04:14:57 p.m.

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