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capítulo i. siglo xvide las calles. El aseo citadino estaba correlacionado con las muertes de enfermos detifo, quienes eran arrojados de sus casas a la calle, a las acequias, a las riberas del lagoo en los montones de basura. Esto causó alerta a la población y alarma a las autoridades,razón por la cual, en acta del 3 de abril de 1527, se dispuso la obligación deenterrar dichos cadáveres con una sanción de diez pesos a quienes no lo hicieran. Dehecho, se hizo necesario emitir una serie de disposiciones que iban desde el controlde la basura hasta la sanidad en el manejo de los alimentos, algo verdaderamenteinsólito para la época, como sucedió con la higiene en la fabricación de pan y en elmanejo de la carne, señalando sanciones de seis pesos de oro común por la primerainfracción, y de 12 pesos de oro común en las subsecuentes. Con respecto al empedrado,se pidió a los vecinos que trazaran una corriente de desalojo de agua que enconjunto desembocara en la laguna, tanto para evitar encharcamientos como plagasde moscos. Su inobservancia se penalizaría con 12 pesos de oro. Una acción complementariafue que, para evitar que el agua para consumo humano en la urbe estuvierasucia, se prohibía lavar animales en el ladrón que alimentaba las canoas de abastohidráulico, imponiendo 15 pesos oro y 100 azotes al negro, indio o mozo que lohiciera. A esta acción le siguió designar un lugar para sacrificar reses con capacidadde realizar la venta de carneros y de cerdos, so pena de 15 pesos de oro si el comercioo la matanza se llevaba a cabo fuera del lugar. Con respecto al tema del agua, despuésde año y medio se volvió a tratar el problema del manantial de Chapultepec paraponerlo bajo el cuidado de Juan Díaz del Real, alcalde de dicha fuente y del cercadode Chapultepec, a quien se le otorgó licencia para que se aprovechara la leña seca dela arboleda para que pudiera sembrar trigo y vender pan, vino y otras viandas a losvisitantes. Las medidas proteccionistas también obligaron a los dueños de las huertascolindantes al manantial, a evitar que sus animales causaran daño a las albercasreguladoras. Por lo que respecta a la alberca mayor, se dio orden de cercarla dejandoun claro de doce pasos a su alrededor, con los propósitos de proteger los árboles y deque los paseantes tuvieran corredores sombreados.27

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