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El fitness es para un consumidor de la sociedad de consumidores lo que la «salud» era
para el productor de la sociedad de productores, Constituye un certificado de
«estancia», de pertenencia, de inclusión, de derecho de residencia. La «forma física»,
como la «salud», se refiere a un estado del cuerpo, pero uno y otro conceptos invocan
aspectos muy distintos de ese estado.
El ideal del fitness trata de plasmar las funciones del cuerpo entendiéndolo como,
sobre todo, un receptor/transmisor de sensaciones, Alude a su capacidad absorbente, al
grado en que está sintonizado con los deleites que se le ofrecen o pueden pronto
ofrecérsele, es decir, con placeres conocidos, desconocidos, todavía por inventar, aún
no imaginados o inimaginables en ese momento, pero que serán ideados tarde o
temprano. En ese sentido, la «forma física» no conoce límite superior alguno; lo que la
define es, precisamente, la ausencia de tal límite o, mejor dicho, lo inadmisible del
mismo. Por muy en forma que esté su cuerpo, siempre podría estar más en forma. Por
muy en forma que esté en ese momento, usted siempre apreciará, en mayor o menor
grado, una enojosa «falta de forma» (entremezclada, revelada o adivinada) cuando
compare lo que ha experimentado con los placeres sugeridos por los rumores y las
imágenes de gozo de otras personas, gozo que usted no ha vivido todavía y que sólo
puede imaginar o soñar. Cuando se busca la plenitud de forma, a diferencia de la buena
salud, no existe un punto en el que se pueda decir: «ahora que la he alcanzado, ya puedo
parar y conservar y disfrutar la que tengo». No existe un «estado normal» de forma
física al que se pueda aspirar y que se pueda lograr finalmente. La lucha por la forma
física es una compulsión que enseguida se convierte en adicción. Por tanto, nunca
termina. A cada dosis tiene que seguir otra mayor. Cada hito que se consigue no es más
que un paso más en una larga sucesión de pasos ya dados o todavía por dar.
Complicando aún más las cosas, si cabe, está el hecho de que este no es
exclusivamente un problema de desmedido apetito de fitness ni de desconocimiento de
cuáles deben ser los «niveles adecuados de forma física». Si fuese así, como todo
apetito, podría ser —con el debido esfuerzo— dominado y rebajado, y toda
información de la que no se dispusiera podría ser debidamente obtenida. Si, por el
contrario, la noción de fitness alude a sensaciones (Erlebnisse, ¡no Erfahrungen!) del
cuerpo, a hechos experimentados y vividos subjetivamente, resultará imposible saber si
el grado alcanzado de forma física corporal ha sido realmente satisfactorio, puesto que
no hay (ni puede haber) un baremo «objetivo», evaluado de forma externa y
comunicable interpersonalmente, por el que tal grado pueda ser medido. Luchar por la
forma física significa ir a una guerra sin batalla final a la vista y sin posibilidad de
victoria definitiva seguida de un armisticio, una desmovilización y unos «dividendos de