27.03.2013 Views

Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth

Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth

Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

frecuencia sobre <strong>el</strong> sentido <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la óptica <strong>de</strong> la muerte, ver la presencia <strong>de</strong> la muerte en<br />

<strong>el</strong> propio entorno y compren<strong>de</strong>r que, para la Vida, eso no es un drama. De este modo, siguiendo, por<br />

ejemp<strong>lo</strong>, <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o fulgurante <strong>de</strong> una go<strong>lo</strong>ndrina, pensar que cada «picado» marca la muerte <strong>de</strong> un<br />

insecto. ¿Estamos turbados por <strong>el</strong><strong>lo</strong>? ¿O tristes? Sin embargo, si nos ponemos en <strong>el</strong> lugar d<strong>el</strong><br />

mosquito es diferente... Para <strong>el</strong> insecto-individuo es <strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> mundo, pero para la especie<br />

«mosquito» carece <strong>de</strong> importancia, porque está previsto y su respuesta a la muerte es un formidable<br />

potencial reproductor. Se regaña al gato que se come a un petirrojo; pero, ¿quién piensa en las<br />

angustias d<strong>el</strong> gusano que <strong>el</strong> mir<strong>lo</strong> se traga como si fuera un fi<strong>de</strong>o?<br />

La muerte es una abstracción<br />

Pronto surge la percepción tántrica <strong>de</strong> que la muerte es una abstracción y só<strong>lo</strong> la vida existe.<br />

Ciertamente hay cadáveres, por <strong>lo</strong> <strong>de</strong>más inmediatamente recuperados por la vida, pero sin embargo<br />

—repitámos<strong>lo</strong>— só<strong>lo</strong> la vida tiene una existencia, y separarse <strong>de</strong> <strong>el</strong>la es fácil cuando se está<br />

«maduro» para la gran partida: pensemos nuevamente en la manzana. Mientras tanto, ¿por qué no<br />

medir nuestros va<strong>lo</strong>res con <strong>el</strong> patrón muerte en lugar <strong>de</strong> con <strong>el</strong> patrón oro? Si este occi<strong>de</strong>ntal<br />

hiperambicioso, <strong>de</strong>sbordante <strong>de</strong> actividad, se preguntara cada mañana si quiere verda<strong>de</strong>ramente<br />

convertirse en <strong>el</strong> hombre más rico d<strong>el</strong> cementerio, tal vez cambiaría su óptica. Conocí un hombre <strong>de</strong><br />

negocios —y no es un ejemplar único— que trabajaba como un galeote, montando negocio tras<br />

negocio, por <strong>lo</strong> <strong>de</strong>más con éxito. Era muy rico; tenía un soberbio castil<strong>lo</strong> al que iba raramente, y<br />

cuando <strong>lo</strong> hacía, pasaba su tiempo con la nariz metida en sus legajos. El único que aprovechaba<br />

verda<strong>de</strong>ramente <strong>el</strong> parque era <strong>el</strong> jardinero. Murió (<strong>el</strong> hombre <strong>de</strong> negocios, no <strong>el</strong> jardinero) hace dos<br />

años y seguramente es <strong>el</strong> cadáver más rico d<strong>el</strong> cementerio. En <strong>el</strong> más allá, ¿goza realmente con sus<br />

posesiones?<br />

Sin embargo, la verda<strong>de</strong>ra respuesta al enigma <strong>de</strong> la muerte se encuentra en la <strong>de</strong>finición tántrica:<br />

la muerte es la vida, y es también <strong>lo</strong> contrario <strong>de</strong> nacer. Pero <strong>de</strong>bo ir más lejos, sentir que mi vida no<br />

comienza <strong>el</strong> día en que nací, ni siquiera en <strong>el</strong> momento en que <strong>el</strong> espermatozoi<strong>de</strong> paterno penetró en<br />

<strong>el</strong> óvu<strong>lo</strong> materno, sino que la vida es un proceso continuo y que yo soy ese proceso.<br />

El capítu<strong>lo</strong> «Tiempo profano, tiempo sagrado» aclara esta noción <strong>de</strong> proceso que me libera<br />

inmediatamente <strong>de</strong> la muerte.<br />

La inminencia <strong>de</strong> la muerte pue<strong>de</strong> a veces <strong>de</strong>sembocar en una experiencia espiritual <strong>de</strong> alto niv<strong>el</strong>.<br />

Así, una mañana un amigo me t<strong>el</strong>efoneó, trastornado, para <strong>de</strong>cirme que tenía leucemia y que le<br />

daban seis meses más <strong>de</strong> vida, como mucho. ¿Qué esperaba <strong>de</strong> mí? ¿Un consejo? ¿Un consu<strong>el</strong>o? No<br />

<strong>lo</strong> sé. Confieso mi embarazo. ¿Qué <strong>de</strong>cir en semejante situación? Luego, pasaron <strong>lo</strong>s meses sin<br />

tener noticias <strong>de</strong> él. Un año más tar<strong>de</strong>, me llamó por t<strong>el</strong>éfono. Evi<strong>de</strong>ntemente no le dije: «¡Vaya<br />

todavía estás ahí». Esperé, pues, su explicación, que resumo: «Al principio, estaba muy trastornado.<br />

Luego, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> algún tiempo, me puse a vivir intensamente cada minuto, a aprovechar cada rayo<br />

<strong>de</strong> sol... Todo adquiría un realce cautivante. Una sencilla f<strong>lo</strong>r, que antes apenas me dignaba mirar, se<br />

convertía en una maravilla. Jugar con mi nieto era extraordinario, me sentía vivir en él, como en mis<br />

hijos. Así hice pro<strong>lo</strong>ngadas meditaciones, y una buena mañana acepté sin reservas la salida fatal<br />

anunciada. Des<strong>de</strong> entonces, he percibido que formaba parte y que siempre formaría parte d<strong>el</strong> universo<br />

que me ro<strong>de</strong>a. Mi vida ha cambiado. Soy f<strong>el</strong>iz. Ahora sé <strong>lo</strong> que importa y <strong>lo</strong> que es fútil. ¿Mi<br />

leucemia? Era un error <strong>de</strong> diagnóstico: <strong>de</strong>bería agra<strong>de</strong>cérs<strong>el</strong>o al doctor... ¡Sin ironía!<br />

¡Bueno! Pero, en realidad, todos pa<strong>de</strong>cemos una «enfermedad» fatal 100%: ¡la vida! ¿Hay que<br />

esperar una amenaza tan directa y un diagnóstico médico para vivir plenamente, a pesar <strong>de</strong> (o<br />

gracias a) la sombra <strong>de</strong> la muerte?<br />

Hay un aspecto d<strong>el</strong> problema <strong>de</strong> la muerte que pareciera que <strong>el</strong>udo: <strong>lo</strong>s sufrimientos que<br />

frecuentemente la prece<strong>de</strong>n, es <strong>de</strong>cir, <strong>lo</strong>s males <strong>de</strong> la senilidad, las angustias <strong>de</strong> la enfermedad. Esas<br />

pruebas son, lamentablemente, bien reales, y nadie piensa negarlas; pero, ¿son realmente<br />

inevitables, exigidas por la naturaleza? Por supuesto, <strong>el</strong> único medio <strong>de</strong> vivir mucho tiempo es

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!