Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth
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Recorriendo <strong>el</strong> país dravídico, al sur <strong>de</strong> Madrás y hasta <strong>el</strong> extremo <strong>de</strong> la India, quedé sorprendido<br />
al ver hasta qué punto <strong>lo</strong>s nāgakkāls, esos caduceos dravídicos esculpidos en piedra y co<strong>lo</strong>cados<br />
bajo gran<strong>de</strong>s árboles, son la copia exacta d<strong>el</strong> caduceo mediterráneo.<br />
En esta semejanza veía más que una coinci<strong>de</strong>ncia. Es verdad que la serpiente siempre ha<br />
fascinado al hombre por su po<strong>de</strong>r mortal y su vida misteriosa. Imagen arquetípica y símbo<strong>lo</strong> fálico,<br />
sobre todo cuando está erguido, <strong>el</strong> reptil forma parte <strong>de</strong> las imágenes simbólicas <strong>de</strong> muchos<br />
pueb<strong>lo</strong>s. ¡Pensemos en la Biblia y en la serpiente tentadora!<br />
Sin embargo, <strong>lo</strong> que asombra, tanto en <strong>el</strong> nāgakkāl como en <strong>el</strong> caduceo es que muestran dos<br />
serpientes enlazadas y, sobre todo, erguidas sobre la cola, <strong>lo</strong> que es antinatural: una cobra erguida<br />
conserva al menos un tercio <strong>de</strong> su cuerpo enroscado y apoyado en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Para resolver la<br />
dificultad, <strong>el</strong> indio las esculpe en piedra, mientras en <strong>el</strong> Mediterráneo enrollan la serpiente en torno<br />
al bastón <strong>de</strong> Hermes, dios que adoptaron <strong>lo</strong>s griegos pero que era extranjero: venía <strong>de</strong> Tracia o <strong>de</strong><br />
Lidia.<br />
Los brahmanes nos dicen que las dos serpientes simbolizan <strong>lo</strong>s conductos <strong>de</strong> energía que corren a<br />
<strong>lo</strong> largo <strong>de</strong> la columna vertebral, mientras que <strong>el</strong> nāgakkāl es un símbo<strong>lo</strong> sexual tántrico, con <strong>el</strong><br />
mismo <strong>de</strong>recho que <strong>el</strong> lingam. En la India todos saben que se trata <strong>de</strong> cobras copulando, pues las<br />
serpientes copulan erguidas y enlazadas. Ahora bien, la cobra es <strong>el</strong> reptil indio por exc<strong>el</strong>encia y es <strong>el</strong><br />
más común y <strong>el</strong> más temido, sobre todo en c<strong>el</strong>o: ni al señor ni a la señora cobra les gusta ser<br />
molestados, y sin embargo su acoplamiento es <strong>el</strong> único coito animal <strong>de</strong>scrito en la India. Cuando, a<br />
propósito d<strong>el</strong> caduceo mediterráneo, nos cuentan que, al ver dos serpientes luchando, Hermes las<br />
separó con su vara, se trata <strong>de</strong> una explicación amable para quien se la quiera tragar...<br />
Entre paréntesis, y a propósito <strong>de</strong> «copia», en <strong>el</strong> sur <strong>de</strong> la India quedé también asombrado por las<br />
norias, que son la copia exacta <strong>de</strong> las egipcias expuestas, en miniatura, en <strong>el</strong> Museo Británico. Las<br />
mismas gran<strong>de</strong>s ruedas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, <strong>lo</strong>s mismos cangi<strong>lo</strong>nes <strong>de</strong> barro cocido bajando perpetuamente a<br />
un pozo, <strong>el</strong> mismo mecanismo para ponerla en movimiento, <strong>lo</strong>s mismos bueyes que giran en<br />
redondo para moverla. ¿Quién copió a quién? Poco importa, <strong>lo</strong> que es asombroso es su igualdad<br />
total a tal distancia.<br />
Sabiendo esto, <strong>el</strong> lector compren<strong>de</strong>rá que ya no me haya separado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que <strong>lo</strong> encontré en una<br />
librería <strong>de</strong> viejo, d<strong>el</strong> libro d<strong>el</strong> doctor Boulnois, editado en 1919, cuyo títu<strong>lo</strong> es todo un programa: El<br />
caduceo y <strong>el</strong> simbolismo dravídico indo-mediterráneo d<strong>el</strong> árbol, la piedra, la serpiente y la diosa<br />
madre. (¿Ha podido leer<strong>lo</strong> <strong>de</strong> una sola tirada, sin retomar aliento?)<br />
Dejo al doctor Boulnois que se presente, así como a su libro: «Este estudio sobre la India está al<br />
margen <strong>de</strong> "la Escu<strong>el</strong>a" (es <strong>de</strong>cir d<strong>el</strong> "sistema"). No es culpa mía: mi carrera <strong>de</strong> médico co<strong>lo</strong>nial no<br />
me ha permitido seguir <strong>lo</strong>s cursos (<strong>de</strong> sánscrito) <strong>de</strong> la Sorbona [...] Me llevó por las instituciones<br />
francesas <strong>de</strong> la India, <strong>de</strong> Pondichery a Karikal, durante tres años.<br />
»Me asombró comprobar hasta qué punto la India que yo había observado con toda<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia —a <strong>de</strong>cir verdad con toda la ignorancia inicial— era diferente <strong>de</strong> la que nos<br />
mostraban <strong>lo</strong>s libros. Me asombró sobre todo <strong>el</strong> escamoteo, pues ésa es la palabra, d<strong>el</strong> estudio <strong>de</strong><br />
toda una parte <strong>de</strong> la India llamada dravídica.<br />
»Estudié sobre <strong>el</strong> terreno, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1932 a 1935, a esos drávidas, que luego volví a encontrar por<br />
todas partes en la India prehistórica y en <strong>el</strong> amplio dominio indo-egeo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> neolítico hasta<br />
alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> tercer milenio antes <strong>de</strong> Cristo.<br />
»Debo mucho al señor Autran, que ha <strong>de</strong>mostrado que la civilización egea era la <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s tramilas,<br />
es <strong>de</strong>cir, <strong>lo</strong>s drávidas que existen todavía hoy en <strong>el</strong> sur <strong>de</strong> la India.»<br />
Si <strong>el</strong> doctor Boulnois hubiera estudiado <strong>el</strong> sánscrito, sin duda también él hubiera sufrido <strong>el</strong><br />
hipnotismo d<strong>el</strong> «arianismo». Porque era virgen <strong>de</strong> todo prejuicio «ario», pudo «con total<br />
ignorancia» <strong>de</strong>scubrir la India dravídica, la India profunda.<br />
En este sentido, G. Jouveau-Dubreuil, en su introducción al libro d<strong>el</strong> doctor Boulnois, apoya mi