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Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth

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El tantra en <strong>lo</strong> cotidiano<br />

En <strong>el</strong> tantra la mujer —por <strong>lo</strong> tanto también la mía— es la iniciadora, sin que eso implique una<br />

subordinación d<strong>el</strong> hombre. ¿Cómo funciona esto en la vida concreta <strong>de</strong> todos <strong>lo</strong>s días? Es muy<br />

bonito alinear frases «cósmicas», pero hay que po<strong>de</strong>r traducirlas en la realidad. Permítame <strong>el</strong> lector<br />

que utilice un ejemp<strong>lo</strong> vivido. Después <strong>de</strong> haber tenido nuestra casa durante largos, largos años, en<br />

la ciudad, por fin habíamos podido realizar un sueño: construir nuestra casa en <strong>el</strong> campo. Construir,<br />

qué aventura; si <strong>el</strong> lector la ha emprendido, me compren<strong>de</strong>rá. Fue sobre todo durante la concepción<br />

y la construcción <strong>de</strong> la casa cuando comprendí mejor hasta qué punto la mujer ve todo a través <strong>de</strong><br />

sus «gafas» mentales femeninas, y <strong>el</strong> hombre a través <strong>de</strong> sus gafas masculinas. ¡Dos visiones d<strong>el</strong><br />

mundo bien diferentes, efectivamente! Discutiendo <strong>lo</strong>s planos, <strong>el</strong> arquitecto y yo hablábamos <strong>de</strong><br />

volúmenes, <strong>de</strong> materiales, <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong> calefacción. Shakti, en cambio, se interesaba sobre todo por <strong>lo</strong>s<br />

espacios habitables, imaginaba ya su arreg<strong>lo</strong>, pensaba en la <strong>de</strong>coración... y en <strong>el</strong> jardín.<br />

Después d<strong>el</strong> bulldozer entraron <strong>lo</strong>s albañiles, levantaron <strong>lo</strong>s andamios y se alzaron <strong>lo</strong>s muros. El<br />

volumen <strong>de</strong> la casa quedó diseñado, simple, bien integrada en la naturaleza, con muchos ventanales<br />

y ventanas para captar cada rayo d<strong>el</strong> parsimonioso sol nórdico.<br />

Íbamos con frecuencia a visitar la obra... Ese día <strong>el</strong> arquitecto y yo admirábamos la hermosa<br />

pared <strong>de</strong> ladril<strong>lo</strong>s, que daba un buen acabado al volumen <strong>de</strong> la casa. Shakti dijo: «Esta pared es<br />

horrible. Todas estas pare<strong>de</strong>s son feas...» El arquitecto y yo nos miramos, <strong>de</strong>sconcertados. Vistas a<br />

través <strong>de</strong> nuestras gafas mentales masculinas, encontrábamos que las pare<strong>de</strong>s eran b<strong>el</strong>las, y <strong>lo</strong> eran.<br />

Pero mi mujer no cejaba: «Estas pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>snudas son feas. Cuando vivamos en la casa la cubriré<br />

con plantas...» ¡Y las plantó! Los años han pasado, las plantas han crecido. Ahora las pare<strong>de</strong>s le<br />

gustan porque han <strong>de</strong>saparecido, o casi, bajo un jardín vertical. En mayo, cuando las clemáti<strong>de</strong>s<br />

f<strong>lo</strong>recen, mi mujer está radiante, y confieso que eso no me <strong>de</strong>sagrada. Des<strong>de</strong> mi escritorio, don<strong>de</strong><br />

escribo este texto, veo la .cascada inmóvil <strong>de</strong> f<strong>lo</strong>res pegada a la fachada. Los pájaros, que la obra<br />

había ahuyentado, han vu<strong>el</strong>to y hacen su nido en las clemáti<strong>de</strong>s. Los pollu<strong>el</strong>os pían, y sus padres<br />

hacen un puente aéreo entre <strong>el</strong> ciru<strong>el</strong>o y <strong>el</strong> nido para alimentar<strong>lo</strong>s. La pared está viva con abejas,<br />

mariquitas y muchos otros insectos: un microuniverso. Por la noche, en nuestra habitación, es bueno<br />

saber que, allí, muy cerca, en sus nidos, <strong>lo</strong>s pajaril<strong>lo</strong>s duermen bien abrigados bajo su madre. Ahora<br />

miro las pare<strong>de</strong>s con <strong>lo</strong>s ojos <strong>de</strong> mi mujer y me gustan. Ella tenía razón: <strong>de</strong>snudas, esas pare<strong>de</strong>s<br />

estaban muertas, por tanto eran feas...<br />

Descubro también <strong>el</strong> jardín a través <strong>de</strong> sus ojos. El hombre ve <strong>el</strong> jardín g<strong>lo</strong>balmente,<br />

sintéticamente. La mujer <strong>lo</strong> ve analíticamente, macizo por macizo, f<strong>lo</strong>r por f<strong>lo</strong>r, pero sobre todo<br />

vive al ritmo d<strong>el</strong> jardín, <strong>lo</strong> siente.<br />

Para <strong>el</strong>la, <strong>el</strong> acontecimiento, al terminar <strong>el</strong> invierno, es <strong>el</strong> primer croco, que anuncia la primavera<br />

aunque <strong>el</strong> termómetro coquetee todavía con <strong>el</strong> cero. Para mí, si escucho mi mente masculina, es la<br />

cita <strong>de</strong> las 10.25. Después la <strong>de</strong> las 11.05. Pero si miro <strong>el</strong> croco con <strong>lo</strong>s ojos <strong>de</strong> Shakti, resulta<br />

importante...<br />

Vivir con <strong>el</strong> jardín es compartir la vida. Frente a las plantas, sea la mo<strong>de</strong>sta nomeolvi<strong>de</strong>s o <strong>el</strong><br />

po<strong>de</strong>roso cedro, Shakti se comporta como madre: ¡las conoce «personalmente»! Ella sabe, siente, si<br />

tal f<strong>lo</strong>r está a gusto en ese lugar, y si no <strong>lo</strong> está la trasplantará tantas veces como haga falta hasta<br />

que le encuentre <strong>el</strong> lugar favorable don<strong>de</strong> la f<strong>lo</strong>r será f<strong>el</strong>iz y crecerá. Entonces Shakti estará<br />

contenta.<br />

En la primavera <strong>el</strong>la <strong>de</strong>scubre todos <strong>lo</strong>s nidos, me <strong>lo</strong>s muestra, observa a <strong>lo</strong>s pequeños y calcula<br />

cuándo podrán volar. Compren<strong>de</strong> <strong>el</strong> lenguaje <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s pájaros que alborotan todos <strong>lo</strong>s matorrales<br />

cuando <strong>el</strong> gato muestra sus bigotes. Si me limito a comprobar que hay viento o no, <strong>el</strong>la sabe si viene<br />

d<strong>el</strong> este o d<strong>el</strong> norte, si ha cambiado <strong>de</strong> dirección, si es húmedo o seco. El jardín es también <strong>el</strong><br />

huerto. Ella sabe si <strong>lo</strong>s rábanos tienen sed y <strong>lo</strong>s riega, no só<strong>lo</strong> utilitariamente para que crezcan, sino<br />

simplemente porque tienen sed, ¡<strong>lo</strong> cual no le impi<strong>de</strong> cosechar<strong>lo</strong>s! Las plantas no son objetos, cosas

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