Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth
Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth
Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Volvamos a pensar en la extraordinaria maratón <strong>de</strong> esos quinientos mil<strong>lo</strong>nes <strong>de</strong> espermatozoi<strong>de</strong>s<br />
—¡en una sola eyaculación!—, todos <strong>de</strong>stinados a perecer, salvo uno, que nadan con todas sus<br />
fuerzas hacia <strong>el</strong> objetivo, <strong>el</strong> óvu<strong>lo</strong> y la supervivencia. «Mi» suerte estaba echada cuando, en la tibia<br />
oscuridad d<strong>el</strong> útero materno, <strong>el</strong> óvu<strong>lo</strong> se cerró sobre ese único vencedor: en ese momento «yo» ya<br />
existía, aunque sin ego. Y era UNO, por primera y también única vez en mi vida, bajo la forma <strong>de</strong><br />
esa minúscula gota g<strong>el</strong>atinosa <strong>de</strong> un décimo <strong>de</strong> milímetro apenas que es <strong>el</strong> óvu<strong>lo</strong> fecundado. Para <strong>el</strong><br />
tantra —<strong>lo</strong> que está aquí está en otra parte, <strong>lo</strong> que no está aquí no está en ninguna parte— todo ya<br />
estaba presente, todo <strong>lo</strong> que he llegado a ser y todo <strong>lo</strong> que hubiera podido ser, así como todo <strong>el</strong><br />
pasado <strong>de</strong> la especie humana, más <strong>el</strong> <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su origen sobre la Tierra.<br />
Y a<strong>de</strong>más, con una conciencia. Pues la primera célula comporta ya una conciencia unida al<br />
formidable dinamismo organizador que se pone en marcha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> primer segundo. Para <strong>el</strong> tantra,<br />
ese dinamismo evolutivo no es ciego, robotizado, sino más bien un po<strong>de</strong>r organizador consciente,<br />
aunque estrictamente planificado según un proceso experimentado porque ha sido repetido mil<strong>lo</strong>nes<br />
<strong>de</strong> veces en <strong>el</strong> transcurso <strong>de</strong> mil<strong>lo</strong>nes <strong>de</strong> años. Si yo hubiera sido un bebé-probeta, bajo <strong>el</strong> objetivo<br />
<strong>de</strong> un microscopio, <strong>el</strong> observador só<strong>lo</strong> hubiera visto una minúscula esfera g<strong>el</strong>atinosa con algunos<br />
pequeños filamentos f<strong>lo</strong>tando, <strong>lo</strong>s cromosomas con <strong>lo</strong>s genes. La bio<strong>lo</strong>gía postula que esta única<br />
célula, sin sistema nervioso y sin cerebro, no tiene conciencia. El tantra está persuadido <strong>de</strong> <strong>lo</strong><br />
contrario y esta misma bio<strong>lo</strong>gía aporta agua a su molino. En efecto, en tanto unic<strong>el</strong>ular, yo sería<br />
semejante a una ameba, unic<strong>el</strong>ular también. Ahora bien, la ameba manifiesta sus <strong>de</strong>seos, sus<br />
preferencias, una voluntad, una memoria: incluso es posible condicionarla, en <strong>el</strong> sentido pav<strong>lo</strong>viano<br />
d<strong>el</strong> término. Aunque <strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> sistema nervioso y <strong>de</strong> cerebro, sabe sin embargo que esos otros<br />
organismos unic<strong>el</strong>ulares, las acinetas, una vez adultas, tienen tentácu<strong>lo</strong>s venenosos, pero que no <strong>lo</strong>s<br />
tienen al nacer. Astuta, la ameba acecha con solapada paciencia a las jóvenes acinetas saliendo d<strong>el</strong><br />
ovario materno y se da un banquete. Entonces, ¿es consciente o inconsciente la ameba? Y esto me<br />
recuerda otra pregunta molesta: ¿qué o quién le ha enseñado todo eso? Seguramente se pue<strong>de</strong> evitar<br />
<strong>el</strong> problema diciendo que es <strong>el</strong> instinto, <strong>lo</strong> cual en verdad no explica nada.<br />
¡Pero casi no gozaré <strong>de</strong> mi espléndida unidad <strong>de</strong> organismo unic<strong>el</strong>ular! Pronto me dividiré en dos,<br />
luego en cuatro células idénticas y así sucesivamente. Aquí se plantea una cuestión verda<strong>de</strong>ramente<br />
crucial: dividiéndome, ¿me he vu<strong>el</strong>to sucesivamente doble, cuádruple, óctuple, o sigo siendo uno?<br />
La respuesta: yo era a la vez uno y múltiple y <strong>lo</strong> seguiré siendo hasta <strong>el</strong> fin. De esas cuatro, ocho,<br />
dieciséis células, todas conscientes, cada una con su psiquismo individual, emerge inmediatamente<br />
un psiquismo colectivo unifícador, un overmind autónomo, distinto <strong>de</strong> sus psi-quismos individuales<br />
y que se les superpone.<br />
Luego, a medida que evoluciono, que mis células se especializan y se agrupan en tejidos, en<br />
órganos, se constituyen, en cada niv<strong>el</strong>, sub-overminds autónomos, conscientes, a<strong>de</strong>más d<strong>el</strong><br />
psiquismo g<strong>lo</strong>bal, formando así una doble estructura piramidal y estrictamente Jerarquizada,<br />
orgánica y psíquica. Este concepto tántrico <strong>de</strong> overminds orgánicos es menos ajeno a Occi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />
<strong>lo</strong> que se cree. Así, Jan-Baptist <strong>Van</strong> H<strong>el</strong>mont, médico y químico célebre, nacido en Brus<strong>el</strong>as en <strong>el</strong><br />
año 1577, las llamaba arjés. 4 Distinguía <strong>el</strong> arjeus faber, <strong>el</strong> principio principal que <strong>de</strong>termina, fabrica<br />
y conserva la forma general d<strong>el</strong> cuerpo, preserva su armonía y or<strong>de</strong>na y dirige la actividad <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s<br />
diversos órganos. El director <strong>de</strong> orquesta, en resumen. Todo eso se correspon<strong>de</strong> bastante bien con la<br />
visión tántrica, que, al arjeus faber y a <strong>lo</strong>s arjés <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s órganos, agrega arjés (u overminds) más<br />
vastos, uno para <strong>el</strong> sistema digestivo, otro para <strong>el</strong> sistema nervioso, uno suplementario para <strong>el</strong><br />
sistema muscular, etc.<br />
Para <strong>el</strong> esoterismo tántrico, cada arjé o psiquismo colectivo está en un niv<strong>el</strong> <strong>de</strong> conciencia distinto<br />
con su memoria y su emotividad propias, y sobre <strong>el</strong><strong>lo</strong>s pue<strong>de</strong> actuar <strong>el</strong> overmind central, con ayuda<br />
<strong>de</strong> imágenes mentales apropiadas, para darles ór<strong>de</strong>nes, animar<strong>lo</strong>s, etc. ¡Y funciona! Así, por medio<br />
<strong>de</strong> esos arjés, las emociones negativas (ansiedad, cólera, envidia, etc.) pue<strong>de</strong>n perturbar las<br />
funciones orgánicas y provocar las enfermeda<strong>de</strong>s llamadas psicosomáticas. Si yo estoy <strong>de</strong>primido,<br />
4 «Principio» en griego. (N. <strong>de</strong> la T.)