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Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth

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prehumana. Bajo la forma <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r genésico, la mujer lleva la especie, la naturaleza creadora,<br />

anclada en <strong>el</strong>la. ¿Pero acaso <strong>el</strong> varón no aporta también la mitad d<strong>el</strong> capital genético? ¿No actúan en<br />

él las mismas fuerzas que en la mujer? ¿No fabrica cada día mil<strong>lo</strong>nes <strong>de</strong> esos torpedos <strong>de</strong> la<br />

herencia que son <strong>lo</strong>s espermatozoi<strong>de</strong>s? Sí, pero <strong>el</strong> plano <strong>de</strong> base <strong>de</strong> toda especie, incluida la<br />

humana, es, biológicamente hablando, femenino. El hombre es fundamentalmente femenino, y <strong>el</strong><br />

macho só<strong>lo</strong> ha sido «inventado» para diseminar <strong>lo</strong>s genes.<br />

La Mujer ha sido la primera r<strong>el</strong>igión d<strong>el</strong> hombre, y la primera divinidad fue la diosa-madre. ¿Fue<br />

o es? No <strong>de</strong>cidamos: comprobemos solamente que <strong>el</strong>la se encuentra en todo <strong>el</strong> mundo prehistórico.<br />

Ya evocan las primeras esculturas <strong>de</strong>smañadas que representan a un ser humano. Diosa-madre,<br />

encarna también <strong>el</strong> principio d<strong>el</strong> eros, la fuerza primordial engendradora. Es Shakti, la energía<br />

primordial, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> emerge <strong>el</strong> universo manifiesto.<br />

Quien dice r<strong>el</strong>igión <strong>de</strong> la Mujer dice también sacerdotisa y maga, es <strong>de</strong>cir, intermediaria cósmica.<br />

El misterio <strong>de</strong> la mujer no está limitado a su sexo: impregna todo su ser, incluido (y tal vez sobre<br />

todo) su psiquismo. La mujer es intuitiva porque es sensitiva y sigue <strong>lo</strong>s ritmos cósmicos que capta.<br />

Conoce <strong>lo</strong>s secretos <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la salud, <strong>de</strong> las plantas y <strong>de</strong> las f<strong>lo</strong>res. En <strong>lo</strong>s pueb<strong>lo</strong>s arcaicos es<br />

en general la mujer quien se ocupa <strong>de</strong> la agricultura, especialmente porque se cree que su po<strong>de</strong>r<br />

fecundante actúa sobre la fertilidad d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Ella compren<strong>de</strong> las honduras d<strong>el</strong> alma humana:<br />

mediante su inconsciente está en r<strong>el</strong>ación directa con las gran<strong>de</strong>s corrientes psíquicas que nos llevan<br />

y nos traen. Ella seduce y aterroriza a la vez. Cada hombre lleva en sí un retrato-robot <strong>de</strong> la mujer<br />

absoluta, y si la encontrara en la realidad, ya no podría separarse <strong>de</strong> <strong>el</strong>la, seria <strong>el</strong> flechazo <strong>de</strong>finitivo.<br />

Por <strong>lo</strong> <strong>de</strong>más, durante toda su vida, <strong>lo</strong>s hombres la buscan por doquier. Son poquísimos <strong>lo</strong>s que la<br />

encuentran, ¡y casi pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse: f<strong>el</strong>izmente! Es ese sueño, i<strong>de</strong>al inaccesible, <strong>lo</strong> que <strong>el</strong> hombre<br />

proyecta, por ejemp<strong>lo</strong>, en las estr<strong>el</strong>las <strong>de</strong> cine: Greta Garbo era la «divina» porque para mil<strong>lo</strong>nes <strong>de</strong><br />

hombres era la mujer i<strong>de</strong>al, <strong>de</strong> la que todos tienen nostalgia. Ese culto oculto <strong>de</strong> la mujer está muy<br />

vivo: sus iconos son, por ejemp<strong>lo</strong>, <strong>lo</strong>s pósters <strong>de</strong> estr<strong>el</strong>las —caricaturas mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra<br />

mujer—, creados por varones para uso <strong>de</strong> otros varones.<br />

Las feministas rechazan <strong>el</strong> empleo <strong>de</strong> la mujer-objeto en la publicidad y en <strong>lo</strong>s pósters; sin<br />

embargo es un homenaje a la mujer, aunque sea torpe. Un día que tenía que enviar un paquete, en la<br />

oficina <strong>de</strong> correos sucia y llena <strong>de</strong> humos <strong>de</strong> una pequeña estación <strong>de</strong> provincias, entré en contacto<br />

con <strong>el</strong> encargado, que no era precisamente un Adonis. Sobre su mesa, pap<strong>el</strong>otes. En <strong>el</strong> techo, una<br />

bombilla huérfana <strong>de</strong> pantalla iluminaba a duras penas las estanterías temblequeantes. En resumen,<br />

un <strong>de</strong>corado horrible. En la pared, que antaño había sido blanca, sujeto con chinchetas<br />

herrumbradas, un póster amarillento, <strong>de</strong>teriorado, con una muchacha regor<strong>de</strong>ta y bastante<br />

<strong>de</strong>svestida: ¡la Shakti, en cuatricromía, estaba en la estación, aunque la mod<strong>el</strong>o no era <strong>el</strong> parangón<br />

<strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra mujer!<br />

Pero entonces, ¿qué y quién es la verda<strong>de</strong>ra mujer? ¡Gran pregunta! Aunque cada una encarna <strong>el</strong><br />

principio femenino último y <strong>el</strong> eros, la verda<strong>de</strong>ra Shakti se vu<strong>el</strong>ve cada vez más rara. ¿A quién<br />

culpar? ¿A la mujer o al patriarcado que la ahoga? Hoy en día nuestras mujeres son zombis. En <strong>el</strong><br />

régimen matriarcal, la mujer pue<strong>de</strong> expandirse... y <strong>el</strong> hombre también, pues no pue<strong>de</strong> sino<br />

evolucionar en contacto con la verda<strong>de</strong>ra mujer; ahogándola, se asfixia a sí mismo. Durante toda la<br />

prehistoria, la civilización matriarcal reinó en toda la cuenca mediterránea y en la India dravídica,<br />

don<strong>de</strong> todavía subsiste en algunas regiones, como Kerala.<br />

Fuera <strong>de</strong> la India, <strong>lo</strong>s trobrian<strong>de</strong>ses, que han sido bien estudiados, son uno <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s pueb<strong>lo</strong>s más<br />

f<strong>el</strong>ices d<strong>el</strong> mundo: a pesar —¿o a causa?— <strong>de</strong> su estructura matriarcal, <strong>lo</strong>s hombres no están<br />

agobiados <strong>de</strong> trabajo ni son exp<strong>lo</strong>tados, y las mujeres son libres y <strong>de</strong>senvu<strong>el</strong>tas.<br />

En la naturaleza la madre es <strong>el</strong> hogar: a <strong>lo</strong>s gatitos que maman <strong>de</strong> su madre ronroneando les<br />

importa poco <strong>el</strong> gato que <strong>lo</strong>s ha engendrado. Y <strong>el</strong> gato viejo que mete <strong>el</strong> hocico en una manta o una<br />

pi<strong>el</strong> que amasa con convicción y d<strong>el</strong>eite, ¿qué hace sino repetir sus gestos <strong>de</strong> gatito acurrucado<br />

contra <strong>el</strong> vientre tibio <strong>de</strong> su madre, aún presente en él? En cuanto a su genitor...

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