Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth
Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth
Tantra-el-Culto-de-lo-Femenino-Andre-Van-Lysebeth
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>el</strong> primer <strong>de</strong>ber es asegurar la integridad, la salud y la f<strong>el</strong>icidad <strong>de</strong> la república c<strong>el</strong>ular en general, <strong>de</strong><br />
cada célula en particular. Es lógico que <strong>el</strong> hatha yoga, que nos da <strong>lo</strong>s medios para <strong>el</strong><strong>lo</strong>s, provenga<br />
d<strong>el</strong> tantra.<br />
¡Todavía un paso más! Todo <strong>lo</strong> que está aquí está en otra parte, <strong>lo</strong> que no está aquí no está en<br />
ninguna parte: una fuerza <strong>de</strong>sconocida, incognoscible para mi pequeño yo, suscita y engendra <strong>el</strong><br />
universo permanentemente. Para <strong>el</strong> tantra, la creación no es un acto único que se produjo <strong>de</strong> golpe<br />
en <strong>el</strong> comienzo <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s tiempos, sino un proceso permanente (igual que para <strong>el</strong> cabalista). La<br />
creación actúa aquí y ahora. La energía creadora que suscita <strong>el</strong> universo está realmente presente en<br />
todo <strong>el</strong> cosmos, por tanto en mi cuerpo, en mi cerebro, en mis células. Las fuerzas cósmicas que<br />
hacen evolucionar la vida según las circunstancias <strong>lo</strong>cales cambiantes están presentes aquí mismo y<br />
yo no soy distinto <strong>de</strong> <strong>el</strong>las. A cada instante <strong>de</strong> mi vida una fuerza misteriosa crea mi propio cuerpo y<br />
es la misma que crea <strong>el</strong> universo: es también la Kundalini.<br />
Un paréntesis: por fortuna, <strong>el</strong> tantra no es una r<strong>el</strong>igión; por <strong>lo</strong> tanto, su visión d<strong>el</strong> mundo no se<br />
opone a las diversas r<strong>el</strong>igiones: ¡se pue<strong>de</strong> ser monoteísta y tántrico a la vez! (véase <strong>el</strong> capítu<strong>lo</strong><br />
consagrado a <strong>lo</strong>s dioses hindúes). Sin embargo, mi r<strong>el</strong>igión, si la tengo, adquiere otra dimensión<br />
gracias a la visión tántrica. Si Dios existe, está presente aquí, ¿o que no está aquí, no está en<br />
ninguna parte, y si Él no está aquí, no está en ninguna parte. ¿Pue<strong>de</strong> un creyente concebir que haya<br />
en <strong>el</strong> universo un agujero d<strong>el</strong> que Dios esté ausente? Así, <strong>el</strong> creyente tántrico no r<strong>el</strong>ega a Dios a<br />
parte alguna d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, vive «en» Dios, percibe su presencia aquí y ahora. El tántrico no creyente,<br />
por su parte, adquiere una visión extraordinariamente rica d<strong>el</strong> mundo.<br />
Para Pascal, <strong>el</strong> hombre, caña pensante, es una mota <strong>de</strong> polvo íntima, suspendida entre dos<br />
abismos angustiosos, <strong>lo</strong> infinitamente gran<strong>de</strong> y <strong>lo</strong> infinitamente pequeño. ¡Es parecido para <strong>el</strong><br />
tántrico, salvo que éste se siente vinculado a <strong>lo</strong>s dos infinitos, y esto constituye la diferencia!<br />
La visión tántrica hace estallar las fronteras, o mejor dicho las disu<strong>el</strong>ve, pues só<strong>lo</strong> existen en la<br />
mente. Des<strong>de</strong> <strong>el</strong> estricto punto <strong>de</strong> vista material, salvo para mis sentidos, no hay frontera abrupta<br />
entre <strong>lo</strong>s objetos que me ro<strong>de</strong>an. Para <strong>el</strong> físico, la materia es sobre todo vacío, en <strong>el</strong> que, <strong>de</strong> cuando<br />
en cuando, se arremolinan nubes <strong>de</strong> <strong>el</strong>ectrones en torno <strong>de</strong> un núcleo atómico. ¡Un vacío que, si se<br />
comprimiera la Tierra hasta que se tocaran todos <strong>lo</strong>s átomos, cabría, al parecer, en un <strong>de</strong>dal!<br />
Inconcebible, pero sin embargo real: a cada segundo soy bombar<strong>de</strong>ado por panículas <strong>de</strong> alta energía<br />
venidas <strong>de</strong> las profundida<strong>de</strong>s abisales d<strong>el</strong> cosmos, que me atraviesan <strong>de</strong> lado a lado, sin tocar <strong>el</strong><br />
menor núcleo atómico. ¡Soy peor que un colador! Si un hipotético astronauta cabalgara en una <strong>de</strong><br />
esas partículas, no observaría ninguna frontera entre yo y mi silla; só<strong>lo</strong> atravesaría dos nubes <strong>de</strong><br />
energía, dos campos <strong>de</strong> fuerza en contacto uno con <strong>el</strong> otro.<br />
Preten<strong>de</strong>r que la conciencia es una dimensión d<strong>el</strong> cosmos, presente en todas partes, ¿significa que<br />
<strong>el</strong> radiador, por ejemp<strong>lo</strong>, es consciente en tanto radiador? ¿Piensa que se aburre, en la habitación<br />
so<strong>lo</strong>? ¿Está o no contento? ¡Sería como mínimo sorpren<strong>de</strong>nte! ¿En qué se convierte entonces la<br />
visión tántrica? Veamos. Cuando la física dice que <strong>el</strong> universo es energía, eso ya es la mitad d<strong>el</strong><br />
concepto d<strong>el</strong> tantra, para quien cosmos es <strong>lo</strong> mismo que conciencia y energía asociadas. Des<strong>de</strong> esta<br />
óptica, toda unidad organizada comporta un niv<strong>el</strong> <strong>de</strong> conciencia, incluidos <strong>el</strong> átomo o <strong>el</strong> <strong>el</strong>ectrón.<br />
Algunos científicos, como Jean Charron, flirtean con esta noción sin aceptarla d<strong>el</strong> todo. Para <strong>el</strong><br />
tantra, cada átomo d<strong>el</strong> radiador va aparejado a un campo <strong>de</strong> conciencia, pero <strong>el</strong> radiador-objeto,<br />
simple agregado molecular sin unidad orgánica, no tiene conciencia unitaria integradora d<strong>el</strong> todo.<br />
La física mo<strong>de</strong>rna frisa con esta unidad conciencia-energía, aun cuando sus leyes, como la <strong>de</strong><br />
Boyle-Mariotte, que predice con precisión <strong>el</strong> comportamiento <strong>de</strong> un gas, hace pensar que la materia<br />
es una mecánica ciega. En realidad estas leyes no tienen más que una precisión estadística, y só<strong>lo</strong><br />
son válidas en presencia <strong>de</strong> un gran número <strong>de</strong> átomos: un mo<strong>de</strong>sto centímetro cúbico <strong>de</strong> aire, por<br />
ejemp<strong>lo</strong>, tiene miles <strong>de</strong> mil<strong>lo</strong>nes. Por <strong>el</strong> contrario, <strong>el</strong> comportamiento <strong>de</strong> una partícula subatómica<br />
aislada es in<strong>de</strong>terminado, «como si» estuviera guiada por una int<strong>el</strong>igencia. Suprimimos <strong>el</strong> «como<br />
si» y llegamos al concepto cosmos-conciencia-energía, simbolizado por la pareja Shiva-Shakti...