Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara
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IX<br />
La dama <strong>de</strong> la toga negra - Los amigos <strong>de</strong> la dama<br />
El pajecillo, el lindo pajecillo<br />
Hay en Madrid un palacio con gran<strong>de</strong>s salas y largas galerías, en las<br />
que por todas partes no se ven mas que Cristos; una vieja dama <strong>de</strong> gran<br />
alcurnia, que ejerce una <strong>de</strong> las funciones más importantes y severas <strong>de</strong><br />
la sociedad.<br />
Esta vieja dama viste toga negra, cala birrete, también negro, habla<br />
gravemente, y, entre las imágenes <strong>de</strong>l Cristo, administra a diestro y<br />
siniestro reprimendas y castigos.<br />
Antes, en el Olimpo, era una severa matrona con los ojos vendados;<br />
ahora es una vieja arpía, con la vista <strong>de</strong> lince, el vientre abultado y el<br />
estómago sin fondo.<br />
En el Olimpo esta dama discurría y estaba ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> inmortales;<br />
ahora, en vez <strong>de</strong> discurrir, tiene un libro con más interpretaciones que la<br />
Biblia, y en vez <strong>de</strong> personas dignas a su alre<strong>de</strong>dor, está ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong><br />
curiales, alguaciles, escribanos, relatores, prestamistas, corredoras <strong>de</strong><br />
alhajas, hombres buenos, abogados <strong>de</strong> fama y abogados <strong>de</strong> poyete..., una<br />
larga procesión <strong>de</strong> sacacuartos y escamoteadores, que empieza muy alto<br />
y acaba en el verdugo, que es un escamoteador <strong>de</strong> cabezas.<br />
-Tienes que ir a ver a tu amigo -dijo Juan a Manuel.<br />
-Bueno.<br />
Buscaron a Ortiz, y con él entraron en la Au<strong>de</strong>ncia. Había en los<br />
pasillos una gran animación. Uno <strong>de</strong> los patios estaba plagado <strong>de</strong> gente.<br />
Por las ventanas <strong>de</strong> las galerías se veían señores <strong>de</strong> birrete escribiendo o<br />
leyendo. En los armarios <strong>de</strong> aquellas oficinas se amontonaban<br />
expedientes.<br />
-Todos esos papeles, todos esos legajos -dijo Juan- estarán empapados<br />
<strong>de</strong> sangre; habrá ahí más almas marchitas y <strong>de</strong>secadas que flores en un<br />
herbario.<br />
-¡Y qué se va a hacer! -repuso Manuel-; si no hubiera criminales...<br />
-Éstos sí que son criminales -murmuró Juan.<br />
-Vamos a ver si podéis pasar -dijo Ortiz.<br />
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