Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara
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La lucha por la vida III. <strong>Aurora</strong> roja<br />
Después <strong>de</strong> una incitación al pillaje, el tejero terminó diciendo:<br />
-No queremos ni Dios ni amo. ¡Abajo los burgueses! ¡Fuera esos<br />
farsantes que se llaman obreros <strong>de</strong> la inteligencia! ¡Viva la Revolución<br />
Social!<br />
Se aplaudió al andaluz, y se presentó en la tribuna un hombre grueso,<br />
cachazudo y calvo, <strong>de</strong> unos cincuenta años, que dijo, sonriendo, que él<br />
no tenía más odio que a la Biblia.<br />
Era un tipo contrario al anterior, tranquilo, bien avenido con la vida.<br />
Para él, la Biblia no era mas que un conjunto <strong>de</strong> neceda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong><br />
disparates. Se burló, con cierta gracia, <strong>de</strong> los siete días <strong>de</strong>l Génesis, <strong>de</strong><br />
la creación <strong>de</strong> la luz antes <strong>de</strong>l sol y <strong>de</strong> otra porción <strong>de</strong> historias.<br />
Dijo también que una <strong>de</strong> las cosas que le hacían reír era la existencia<br />
<strong>de</strong>l alma.<br />
-Porque, ¿qué es el alma? -preguntó él-. Pues el alma no es mas que el<br />
juego <strong>de</strong> la sangre que corre por el venaje <strong>de</strong> todo el sistema humanitario<br />
-y se miró a los brazos y a las piernas-, y, si se va a ver, lo mismo que el<br />
hombre tienen alma los animales; pero no sólo los perros, sino hasta los<br />
más insiznifzcantes.<br />
Después <strong>de</strong> esta explicación materialista <strong>de</strong>l alma, digna <strong>de</strong>l<br />
Eclesiastés, explicó el hombre gordo el infundio <strong>de</strong>l Arca <strong>de</strong> Noé, como él<br />
lo llamó.<br />
-Yo no sé -dijo- si Noé sería maestro carpintero; yo lo soy; pero lo que<br />
sí puedo <strong>de</strong>cir es que el arca aquélla no era una chapuza ni mucho<br />
menos (risas), y que para meter allí una parejita <strong>de</strong> cada animal, lo<br />
mismo terrestre que volátil, que acuario, se necesitaba toda una señora<br />
arca. Yo no le quito a Noé nada como carpintero; a cada uno lo suyo<br />
(nuevas risas); pero si le hubiera conocido a este señor, le hubiera<br />
preguntado: ¿Qué necesidad tenía usted <strong>de</strong> meter en el arca los<br />
chinches, las cucarachas y otros inseztos? ¿No hubiera sido mejor<br />
<strong>de</strong>jarles que se ahogaran?... La verdad es que este Noé <strong>de</strong>bía tener alma<br />
<strong>de</strong> burgués (risas). Y si bien se quiere, el hombre era poco galante,<br />
porque en orsequio <strong>de</strong> las señoras, que son a quienes más les pica (risas,<br />
gritos y patadas), <strong>de</strong>bía haber suprimido las pulgas. Y otra cosa se me<br />
ocurre. Si las golondrinas comen moscas, y allá, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l arca, las dos<br />
golondrinas se comieron las dos moscas, ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> vienen las que hay<br />
ahora? Y los camaleones, que se alimentan <strong>de</strong>l aire, ¿cómo vivían allí si<br />
no había aire?<br />
-¿Y por qué no había <strong>de</strong> haber aire? -preguntó uno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba.<br />
-Si había aire, estaría viciado -contestó el hombre gordo-. Porque<br />
cuarenta días y cuarenta noches en un sitio cerrado y sin ventilación,<br />
con todos los animales <strong>de</strong> la tierra, habría que ver la peste... En fin,<br />
compañeros, que todo eso no es mas que una filfa muy gran<strong>de</strong>, y he<br />
dicho.<br />
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