Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara
Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara
Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Pío <strong>Baroja</strong><br />
-Pues voy a verlo.<br />
-Le advierto a usted que es muy zorro. Como que es judío.<br />
-¡Hombre, judío!<br />
-¿Eso qué importa?<br />
-Después <strong>de</strong> todo, nada. ¿Y cómo se llama?<br />
-Jacob.<br />
-¿Jacob? ¿Uno <strong>de</strong> barba negra, bajito? -preguntó Manuel.<br />
-Sí.<br />
-Entonces es amigo mío. Voy a verlo en seguida.<br />
Le indicó el propietario <strong>de</strong> La Tijera, órgano <strong>de</strong> los sastres, dón<strong>de</strong><br />
estaba la casa, y por la tar<strong>de</strong> Manuel fue a ver a Jacob. Llamó en un piso<br />
bajo, en una puertecilla, y pasó a la encua<strong>de</strong>rnación.<br />
Era un cuartucho con dos rejas a la calle, por las cuales entraba en<br />
aquel instante la luz <strong>de</strong>l anochecer. Cerca <strong>de</strong> una ventana, Mesoda, la<br />
mujer <strong>de</strong> Jacob, cosía las hojas <strong>de</strong> un libro. En medio había una mesa<br />
gran<strong>de</strong>, iluminada con dos bombillas eléctricas, y sobre la mesa, una<br />
niña doblaba unos pliegos impresos. El viejo judío, padre <strong>de</strong> Jacob,<br />
pegaba en el lomo <strong>de</strong> unos libros tiras <strong>de</strong> papel, que antes embadurnaba<br />
con engrudo. A un lado <strong>de</strong> la mesa, en la zona <strong>de</strong> sombra, entre una<br />
prensa y una guillotina <strong>de</strong> cortar papel, andaba Jacob colocando pilas <strong>de</strong><br />
libros sin cubierta aún.<br />
En la pared, <strong>de</strong> un ancho listón <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra con escarpias, colgaban<br />
tijeras, punzones, compases, escuadras, reglas y otros instrumentos <strong>de</strong>l<br />
oficio.<br />
Manuel se dio a conocer, y toda la familia le agasajó en extremo; luego,<br />
cuando hizo la proposición <strong>de</strong> mudarse <strong>de</strong> casa a Jacob, éste, muy serio,<br />
presentó gran<strong>de</strong>s dificulta<strong>de</strong>s: le perjudicaba el traslado; la casa era más<br />
cara; a<strong>de</strong>más, había que hacer gastos.<br />
-Bueno -le dijo Manuel-, tú <strong>de</strong>cí<strong>de</strong>te; el trabajo que yo tengo <strong>de</strong><br />
encua<strong>de</strong>rnación te lo daré a ti si vas allá; ahora, si no quieres, no vayas.<br />
Jacob volvió a lamentarse y a quejarse, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> hacer prometer a<br />
Manuel una in<strong>de</strong>mnización pequeña para gastos <strong>de</strong> traslado, se <strong>de</strong>cidió<br />
a establecerse en la vecindad <strong>de</strong> Manuel.<br />
Como había supuesto Morales, fue esto muy ventajoso; se evitaban el<br />
llevar y el traer los pliegos a la encua<strong>de</strong>rnación; a<strong>de</strong>más, Jacob trabajaba<br />
más barato y proporcionaba parroquia.<br />
Morales solía ir con mucha frecuencia a casa <strong>de</strong> Manuel, por la noche,<br />
y allí discutía, sobre todo con Juan. Los Rebolledos terciaban también en<br />
las discusiones.<br />
Manuel no pensaba afiliarse a ningún partido; pero en medio <strong>de</strong> aquel<br />
ambiente apasionado, le gustaba oír y orientarse.<br />
De las dos doctrinas que se <strong>de</strong>fendían, la anarquía y el socialismo, la<br />
anarquía le parecía más seductora; pero no le veía ningún lado práctico;<br />
122