Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara
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Pío <strong>Baroja</strong><br />
-¿Juráis no reconocer nunca ni aun en el tormento, otro rey que su<br />
majestad Curda I?<br />
-Sí, sí.<br />
-Pues, bien; pueblo inepto, pueblo nauseabundo, si así lo hacéis, Dios<br />
os lo premie, y si no, os lo <strong>de</strong>man<strong>de</strong>. ¡Sus! ¡Papalina y cierra España!<br />
¡Muera el infiel marroquí! Acordaos <strong>de</strong> que vuestros padres tuvieron la<br />
honra <strong>de</strong> morir por los Papalinas, <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>stripados por los Papalinas,<br />
<strong>de</strong> ser violados por los Papalinas. ¡Vivan los Papalinas!<br />
-¡Vivan los Papalinas! -gritaron todos.<br />
-Ahora que comience la libación -dijo Jesús-. ¡Que rompan a tocar las<br />
músicas! ¡Que arda en festejos el pueblo!<br />
Luego con su voz natural, le dijo al chico:<br />
-¡Anda, trae unos vasos!<br />
El aprendiz entró en la imprenta; Manuel le cogió <strong>de</strong>l brazo y le dijo:<br />
-Dile a ése que estoy aquí.<br />
Con la or<strong>de</strong>n se acabó inmediatamente la ceremonia y volvieron los<br />
obreros al trabajo.<br />
-Muy bien dijo Manuel-; muy bien -y engarzó una serie <strong>de</strong> blasfemias-.<br />
Ahora se van uste<strong>de</strong>s todos a la calle. De manera que <strong>de</strong>jan uste<strong>de</strong>s esto<br />
solo y se ponen a armar escándalo, para que el amo <strong>de</strong> la casa le <strong>de</strong>spida<br />
a uno...<br />
-Es que el chico ayer pescó la primera curda -dijo Jesús-, ¿sabes?, y la<br />
hemos celebrado.<br />
-Haberla celebrado en otra parte. Bueno. A trabajar, y otra vez estas<br />
fiestas las hacen uste<strong>de</strong>s en los Cuatro Caminos.<br />
Jesús fue a las cajas, pero al poco rato volvió.<br />
-Dame la cuenta -le dijo a Manuel muy fosco.<br />
-¿Por qué?<br />
-Me marcho; no quiero trabajar aquí.<br />
-¿Pues qué hay?<br />
-Eres un cochino burgués que no piensas más que en el dinero. No<br />
tienes alegría.<br />
-Mira, sigue ahí, si no quieres que te meta el componedor por la boca,<br />
¡ladrón!<br />
-Eres un mal compañero...; a<strong>de</strong>más, siempre me estás insultando.<br />
-¿Y me vas a <strong>de</strong>jar ahora que todavía estoy malo?<br />
-Bueno, me quedaré hasta que te cures.