14.05.2013 Views

Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara

Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara

Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Pío <strong>Baroja</strong><br />

tostado por el sol, con la mirada atravesada.<br />

El hombre puso los dos puños sobre la mesa y esperó a que se callara<br />

la gente. Luego, con voz vibrante y acento andaluz, cortado y bravío, dijo:<br />

-¡Esclavos <strong>de</strong>l capital! ¡Vosotros sois unos idiotas, que os <strong>de</strong>jáis<br />

engañar por cualquiera! Vosotros sois unos estúpidos, que no tenéis<br />

noción <strong>de</strong> vuestro interés. Ahora mismo acabáis <strong>de</strong> oír y aplaudir a quien<br />

ha dicho que hay obreros intelectuales que son como vosotros... ¡Es<br />

mentira! Esos que se llaman obreros intelectuales son los más ardientes<br />

<strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la burguesía; esos periodistas son como los perros que<br />

lamen la mano <strong>de</strong>l que les da <strong>de</strong> comer. (Aplausos).<br />

Una voz gritó:<br />

-No es verdad.<br />

-¡Fuera ése! ¡Fuera!<br />

-Dejadle hablar.<br />

-Yo he conocido un verda<strong>de</strong>ro obrero intelectual -siguió diciendo el<br />

orador-, un verda<strong>de</strong>ro apóstol, no como esos gomosos <strong>de</strong> la gabina y <strong>de</strong>l<br />

futraque. (Aplausos). Era un maestro <strong>de</strong> escuela que predicaba la i<strong>de</strong>a<br />

por los pueblos y las cortijadas <strong>de</strong> la serranía <strong>de</strong> Ronda. Aquel hombre<br />

siempre andaba a pie; aquel hombre vestía peor que cualquiera <strong>de</strong><br />

nosotros; a aquel pobretico le bastaba para vivir una panilla <strong>de</strong> aceite y<br />

un currusco <strong>de</strong> pan. En las gañanías, enseñaba a leer a los braceros a la<br />

luz <strong>de</strong>l candil. Aquél era un verda<strong>de</strong>ro anarquista; aquél era un amigo <strong>de</strong><br />

los explotados, no como los <strong>de</strong> aquí, que hablan mucho y no hacen nada.<br />

¿Qué hace la Prensa por nosotros? Nada. Yo soy tejero, y los <strong>de</strong>l oficio,<br />

mal comparados, vivimos peor que cerdos, en chozas que no tienen dos<br />

varas en cuadro. Y allí, métase usted con toda la familia y gane usted un<br />

jornal <strong>de</strong> dos pesetas. Y eso no todos los días, porque cuando llueve no<br />

hay jornal; pero, en cambio, hay que recoger ladrillos y cargar carros;<br />

todo gratis, para que el patrón no se arruine. Y esto, comparado con lo<br />

que pasa en Andalucía, es la gloria. Y es lo que yo digo: cuando un<br />

pueblo sufre todo esto, es que es un pueblo <strong>de</strong> gallinas...<br />

El orador aprovechó esta oportunidad para hacer gala <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong> sus<br />

instintos agresivos, y volvió a insultar con verda<strong>de</strong>ra elocuencia al<br />

público, que le aplaudió con entusiasmo. Se veía que era un hombre<br />

fanático y feroz. Tenía una mandíbula <strong>de</strong> lobo, unos músculos maséteros<br />

abultados, <strong>de</strong> animal carnívoro, y al hablar se le contraían las comisuras<br />

<strong>de</strong> los labios y se le fruncía la frente. Se comprendía que aquel hombre,<br />

irritado, era capaz <strong>de</strong> asesinar, <strong>de</strong> incendiar, <strong>de</strong> cualquier disparate.<br />

Al último, para <strong>de</strong>mostrar la inutilidad <strong>de</strong> los intelectuales, habló <strong>de</strong><br />

los astrónomos, a quienes llamó imbéciles, porque perdían el tiempo<br />

mirando al cielo.<br />

-¡Qué le habrán hecho a éste los astrónomos! -dijo Manuel a la<br />

Salvadora.<br />

144

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!