Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara
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I<br />
Juego <strong>de</strong> bolos, juego <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, juego <strong>de</strong> hombres<br />
Hay entre Vallehermoso y el paseo <strong>de</strong> Areneros una ancha y extensa<br />
hondonada que lentamente se va rellenando con escombros. Estos<br />
terrenos nuevos, fabricados por el <strong>de</strong>tritus <strong>de</strong> la población, son siempre<br />
estériles. Algunos hierbajos van naciendo en los que ya llevan aireándose<br />
algunos años. En los mo<strong>de</strong>rnos, manchados <strong>de</strong> cal, llenos <strong>de</strong> cascote, ni<br />
el más humil<strong>de</strong> cardo se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> a poblarlos.<br />
Por encima <strong>de</strong> estas escombreras pasan continuamente volquetes con<br />
tres y cuatro mulas, rebaños <strong>de</strong> cabras escuálidas, burros blanquecinos,<br />
chiquillos harapientos, parejas <strong>de</strong> golfos que se retiran a filosofar lejos<br />
<strong>de</strong>l bullicio <strong>de</strong>l pueblo, mendigos que toman el sol y perros vagabundos.<br />
En la hondonada se ven solares <strong>de</strong> corte <strong>de</strong> piedras, limitados por<br />
cercas <strong>de</strong> pedruscos, y en medio <strong>de</strong> los solares, toldillos blancos, bajo los<br />
cuales los canteros, protegidos <strong>de</strong>l sol y <strong>de</strong> la lluvia, pulen y pican<br />
gran<strong>de</strong>s capiteles y cornisas marcados con números y letras rojas.<br />
En el invierno, en lo más profundo <strong>de</strong> la excavación, se forma un lago,<br />
y los chiquillos juegan y se chapotean <strong>de</strong>snudos.<br />
En esta hondonada, en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l paseo <strong>de</strong> Areneros, al lado <strong>de</strong> unas<br />
altas pilas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ras negras, había un solar, y en él, una taberna, un<br />
juego <strong>de</strong> bolos y una churrería.<br />
El juego <strong>de</strong> bolos estaba en medio, la taberna a su <strong>de</strong>recha y la<br />
churrería a la izquierda. La taberna se llamaba oficialmente «La <strong>Aurora</strong>»;<br />
pero era más conocida por la taberna <strong>de</strong>l Chaparro. Daba al paseo <strong>de</strong><br />
Areneros y a un pasadizo entre dos empalizadas; tenía un escalón a la<br />
entrada, y una muestra llena <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconchaduras y <strong>de</strong> lepras. Por <strong>de</strong>ntro<br />
era un cuarto muy pequeño con una ventana al solar. En medio <strong>de</strong> la<br />
taberna, por las mañanas, solían verse cuatro o cinco barreños con<br />
ceniza, y encima, unos pucheretes <strong>de</strong> barro, en don<strong>de</strong> hervía el cocido <strong>de</strong><br />
unos cuantos mozos <strong>de</strong> cuerda que iban a comer allí.<br />
El local tenía sus refinamientos <strong>de</strong> lujo y <strong>de</strong> comodidad; en las pare<strong>de</strong>s<br />
había un zócalo <strong>de</strong> azulejos; en el invierno se ponía una estufa, y<br />
continuamente había, cerca <strong>de</strong> la ventana, un reloj parado <strong>de</strong> caja<br />
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