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Aurora Roja de Pio Baroja - Editorial Aldevara

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Pío <strong>Baroja</strong><br />

Quedó la Salvadora azorada con la noticia.<br />

-¿Pero sabes tú si él querrá confesarse? -preguntó.<br />

-Sí, ya lo creo. Se lo diremos nosotras.<br />

-Yo, no; yo, no se lo digo.<br />

-Pues se lo diré yo.<br />

Y la Ignacia se acercó a la cama.<br />

-No, no le <strong>de</strong>spiertes.<br />

-Déjame.<br />

En aquel momento sonó la campanilla <strong>de</strong> la casa.<br />

-Aquí está -dijo la Ignacia.<br />

Al ruido <strong>de</strong> abrir y cerrar la puerta, Juan abrió los ojos, y al ver a la<br />

Salvadora sonrió.<br />

-Siento una gran <strong>de</strong>bilidad, pero estoy muy a gusto. ¿He dormido<br />

mucho rato? -preguntó.<br />

-Sí, todo el día. Nos has dado un susto gran<strong>de</strong> -balbuceó la Salvadora-,<br />

y la Ignacia, como es así, ha llamado a un cura, y está ahí.<br />

-El rostro <strong>de</strong> Juan se <strong>de</strong>mudó.<br />

-¿Está ahí? -preguntó intranquilo.<br />

-Sí.<br />

-No lo <strong>de</strong>jes entrar. ¡Defién<strong>de</strong>me, hermana mía! Quieren turbar mis<br />

últimos momentos. ¡Defién<strong>de</strong>me!<br />

Y Juan buscó la mano <strong>de</strong> la Salvadora.<br />

-No tengas cuidado -dijo ella-. Si no quieres, no entrará. -No, no;<br />

nunca.<br />

-Espera un momento, le voy a <strong>de</strong>cir que se vaya.<br />

Salió la Salvadora al comedor. Un cura alto, flaco, huesudo, con una<br />

sotana raída, paseaba <strong>de</strong> arriba a abajo.<br />

-Permítame usted, señor cura -le dijo la Salvadora.<br />

-¿Qué quieres, hija mía?<br />

-Mire usted, señor cura, mi cuñado nos ha dado un susto gran<strong>de</strong>.<br />

Creíamos que se iba a morir; por eso su hermana le ha avisado a usted;<br />

pero ahora ya ha pasado el peligro y no queremos asustarle.<br />

-¿Asustarle? -repuso el cura-; no, al revés: se tranquilizará.<br />

-Es que ha tomado hace poco una medicina y está entontecido. -No<br />

importa, no importa; me han dicho que es un chico muy bueno, pero <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>as avanzadas, antirreligiosas; a<strong>de</strong>más, ha sido seminarista y es<br />

necesario que se retracte.<br />

Y el cura trató <strong>de</strong> pasar a la alcoba.<br />

-No entre usted, señor cura -murmuró la Salvadora.<br />

-Mi obligación es salvar su alma, hija mía.<br />

-Entonces, espere usted un momento; yo le hablaré <strong>de</strong> nuevo -replicó<br />

ella.<br />

Y entrando en la alcoba cerró la puerta con llave.<br />

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