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Miguel Rocha Vivas - Universidad del Valle

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212<br />

I Literatura misak-guambiana<br />

Así era nuestro territorio hacia acá, hacia allá, hacia arriba y hacia<br />

abajo; era tan grande que no faltaba nada.<br />

Había grandes bosques y montañas con muchos pájaros y animales,<br />

grandes peñascos y lagunas, grandes ríos con grandes y pequeños<br />

peces. Era tan completo que no faltaba nada.<br />

Todo tenía su nombre en femenino y masculino: higuillo macho,<br />

higuillo hembra, lechero macho, lechero hembra, mejicano macho,<br />

mejicano hembra. Así mismo nuestras grandes lagunas tenían su<br />

nombre. La una, Ñimpipisu, lleva ñi porque es hembra; la otra, Nupitrapuik,<br />

termina en -ɵik porque es macho.<br />

Ñi era Mama Chuminka, era mujer, era el Pishimisak. Ella era<br />

sumamente buena y sabia. Buscó a tata Ciru Kallim y habló con él<br />

para cultivar la tierra.<br />

Entonces apareció el patakalu. Bajaba una nube negra y de ella cayó<br />

el aguacero. Y empezaron a germinar las semillas origen de los primeros<br />

alimentos. De allí vienen todas las variedades silvestres, o <strong>del</strong> kallim,<br />

de papa, ulluco, maíz, arracacha, plátano, ají, uchuva, mauja, alegría y<br />

verdolaga. Todos estos cultivos requerían de alguien que los cuidara, que<br />

los trabajara, para que crecieran y produjeran. Pero entonces no había<br />

quien cuidara, ni mandara, ni hiciera nada. No existía quien pensara. No<br />

existía quien lo hiciera. Por eso pensaron en crear gente.<br />

Como era el pensamiento de Pishimisak, desde siempre y por<br />

siempre los ríos han sabido parir y procrearon muchos hijos <strong>del</strong> agua a<br />

organizar la vida en comunidad. En su condición de mo<strong>del</strong>os ayudan aquí y allá; son en<br />

tal sentido héroes civilizadores, y ejemplo para los cabildantes y para toda la comunidad.<br />

Mutauta Kasik –quien recorre el territorio en su caballo zaratano con silla de oro– es<br />

el primero en caer en manos españolas a traición; y dado su ejemplo de resistencia,<br />

como es tradición en el Cauca, se hace agua para retornar a su origen. Mama Manela<br />

Karamaya es cercada mucho después, pero ya había preparado el camino de retorno a<br />

kansrɵ, el otro mundo. En las narrativas de los Andes centrales el caballo aparece frecuentemente<br />

asociado con deidades celestes y sincréticas como Santiago-Illapa. En la<br />

literatura muisca de origen colonial, Bachué y su hijo surgieron de la laguna de Iguaque,<br />

y al final de sus vidas retornaron a sus frías aguas convertidos en serpientes tras dar una<br />

exhortación. El final de «Piunɵ» muestra el tremendo impacto de los españoles y su proyecto<br />

de Imperio católico, que llevó tanto a la persecución de las tradiciones originarias<br />

como a su adaptación. Las tradiciones y costumbres nativas subsistieron gracias a su<br />

encubrimiento estratégico, aislamiento, autoinmersión (tema que también está presente<br />

en las oraliteraturas de pijaos, pastos y raizales de origen muisca). El clásico retorno de<br />

los héroes posee aquí ciertas acentuaciones de probable origen católico.

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