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Miguel Rocha Vivas - Universidad del Valle

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cada día le tenía uno cocinado. Cuando la zorra, después de comer<br />

le pedía los niños para darle de mamar, el conejo le llevaba varias<br />

veces el mismo, para que ella no se diera cuenta de que le faltaba<br />

[alguno].<br />

Cuando se llegó el último día en que le tenía guisado el último<br />

zorrito, se lo dio a comer y cuando la zorra le dijo que fuera a traerle<br />

los niños para darles el pecho, el tío conejo se fue corriendo y se trepó<br />

a un barranco desde donde le gritó a la zorra:<br />

–¿Cuáles niños? ¿No ve que usted se los tragó? ¿De dónde cree<br />

que saqué la comida para darle todos estos días que no trajo carne? –y<br />

salió corriendo.<br />

La tía zorra se asustó mucho, y sorprendida se preguntaba que<br />

cómo iba a ser eso, que no era posible que ella se hubiera tragado los<br />

niños: «Ahora me voy a tragar a ese conejo».<br />

Y salió corriendo detrás de él.<br />

El conejo se metió en una cueva que tenía preparada, que era ancha<br />

por el lugar por el que se entraba y se iba reduciendo a medida que<br />

se iba entrando a ella.<br />

Cuando llegó la tía zorra corriendo detrás <strong>del</strong> conejo, él se metió en<br />

la cueva y la zorra detrás de él. Y a medida que entraba se fue quedando<br />

atrancada en la mitad y no pudo salir más de esa cueva.<br />

Y allí se quedó. Y nadie le daba que comer ni beber.<br />

Y por eso la tía zorra siempre persigue al conejo para comérselo.<br />

(Crit, 1990: 17-20)<br />

el conejo intentando ser grande 1<br />

Una vez el conejo aburrido de lo chiquito que era fue donde San<br />

Isidro Labrador a que le diera un remedio que le permitiera crecer.<br />

San Isidro lo mandó donde Nuestro Señor Jesucristo, pues él era el<br />

1. El aspecto oscuro <strong>del</strong> conejo se materializa en su gran sombra… y su vanidad<br />

aumenta tanto como su astucia. San Isidro Labrador es patrón e intercesor de los agricultores<br />

y ganaderos. Los personajes <strong>del</strong> imaginario católico son bien característicos en<br />

la literatura indígena <strong>del</strong> sur <strong>del</strong> Tolima. Las condiciones de Jesucristo parecieran ser<br />

más bien las de un médico tradicional; es como si Jesucristo fuera a realizar una magia<br />

para agrandar al conejo, pero lo que hace es darle de su «propia medicina»: el engaño<br />

y la ilusión... a una escala cósmica. «Lo pequeño prevalece» es un motivo central en los<br />

relatos <strong>del</strong> conejo, quien pese a su tamaño, se impone a los depredadores.<br />

343<br />

2. Ciclo <strong>del</strong> tío conejo

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