Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Una vez <strong>que</strong> nos <strong>que</strong>damos Eric y yo so<strong>lo</strong>s en la cocina, dispuesta a presentar<br />
batalla, aclaro:<br />
—No vuelvas a hablarme así delante de la gente.<br />
—Jud...<br />
—No vuelvas a prohibirme nada.<br />
—Jud...<br />
—¡Ni Jud ni leches! —exp<strong>lo</strong>to, furiosa—. Me has hecho sentir como una niñata<br />
ante tu hermana y el pe<strong>que</strong>ño chivato. Pero ¿quién te crees <strong>que</strong> eres para hablarme así? ¿No<br />
te das cuenta de <strong>que</strong> entras en el juego de Flyn para <strong>que</strong> tú y yo nos enfademos? ¡Por el<br />
amor de Dios, Eric!, tu sobrino es un pe<strong>que</strong>ño demonio y, como no <strong>lo</strong> pares, el día de<br />
mañana será un ser horripilante.<br />
—No te pases, Jud.<br />
—No me paso, Eric. Ese niño es un viejo prematuro para só<strong>lo</strong> tener nueve años.<br />
Yo..., yo es <strong>que</strong> al final le...<br />
Acercándose a mí, coge con sus manos el óva<strong>lo</strong> de mi cara y me dice:<br />
—Escucha, cariño, yo no quiero <strong>que</strong> fumes. Es só<strong>lo</strong> eso.<br />
—Vale, Eric, eso <strong>lo</strong> puedo entender. Pero ¿qué tal si me <strong>lo</strong> dices cuando estemos tú<br />
y yo a solas en nuestra habitación? O es <strong>que</strong> es necesario dejar ver a Flyn <strong>que</strong> me regañas<br />
por<strong>que</strong> él así <strong>lo</strong> ha decidido. ¡Joder, Eric!, con <strong>lo</strong> listo <strong>que</strong> resultas a veces, parece mentira<br />
<strong>que</strong> luego puedas ser tan tonto.<br />
Me doy la vuelta y miro por la cristalera. Estoy enfadada. Muy enfadada. Durante<br />
unos segundos maldigo a todo bicho viviente, hasta <strong>que</strong> siento <strong>que</strong> Eric se pone detrás de<br />
mí. Pasa sus brazos por mi cintura, me abraza y posa su barbilla en mi hombro.<br />
—Lo siento.<br />
—Siénte<strong>lo</strong> por<strong>que</strong> te has comportado como un ¡gilipollas!<br />
Esa palabra hace reír a Eric.<br />
—Me encanta ser tu gilipollas.<br />
Me asaltan ganas de reír, pero me contengo.<br />
—Siento ser tan tonto y no haberme dado cuenta de <strong>lo</strong> <strong>que</strong> has dicho. Tienes razón,<br />
he actuado mal y me he dejado llevar por <strong>lo</strong> <strong>que</strong> Flyn buscaba. ¿Me perdonas?<br />
Lo <strong>que</strong> dice y en especial cómo me abraza me relajan. Me pueden. Vale..., soy una<br />
blanda, pero es <strong>que</strong> <strong>lo</strong> quiero tanto <strong>que</strong> sentir <strong>que</strong> necesita <strong>que</strong> <strong>lo</strong> perdone puede con mi<br />
enfado y con todo <strong>lo</strong> demás.<br />
—Claro <strong>que</strong> te perdono. Pero repito: no vuelvas a prohibirme nada, y menos delante<br />
de nadie, ¿entendido?<br />
Noto cómo mueve su cara en mi cuel<strong>lo</strong>, y entonces soy yo la <strong>que</strong> se da la vuelta y <strong>lo</strong><br />
besa. Lo beso con ardor, pasión y morbo. Me levanta entre sus brazos y me aprisiona contra<br />
la cristalera, mientras sus manos buscan el final de mi vestido para investigar. Quiero <strong>que</strong><br />
siga. Quiero <strong>que</strong> continúe, pero cuando voy a desintegrarme de placer me separo de él unos<br />
milímetros y murmuro cerca de su boca:<br />
—Cariño, estamos en la cocina de tu madre y tras la puerta hay invitados. Creo <strong>que</strong><br />
no es sitio ni lugar para continuar con <strong>lo</strong> <strong>que</strong> estamos pensando.<br />
Eric sonríe. Me deja en el sue<strong>lo</strong>. Yo me reco<strong>lo</strong>co la falda de mi bonito vestido de<br />
noche y, mientras nos dirigimos hacia el salón cogidos de la mano, cuchichea, haciéndome<br />
sonreír:<br />
—Para mí cualquier lugar es bueno si estoy contigo.<br />
Regresamos de madrugada a casa. Truena y diluvia, y a pesar de las incesantes