Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
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cama contigo. No te <strong>lo</strong> mereces.<br />
Asiente lentamente con gesto tenso mientras sé <strong>que</strong> en este momento debe de estar<br />
acordándose de todos mis antepasados, y murmura, pasado el primer impacto:<br />
—Ya sabes <strong>que</strong> la casa tiene cuatro habitaciones. Escoge la <strong>que</strong> <strong>quieras</strong>. Yo dormiré<br />
en cualquiera de las <strong>que</strong> <strong>que</strong>den libres.<br />
Sin mirar<strong>lo</strong>, agarro mi mochila y me dirijo hacia la habitación <strong>que</strong> él y yo<br />
utilizábamos en verano. Nuestra habitación. Está preciosa. Eric ha puesto una cama enorme<br />
con dosel en el centro de la estancia <strong>que</strong> es una maravilla. Muebles blancos decapados y<br />
cortinas de hi<strong>lo</strong> en naranja a juego con la colcha. Miro el techo y veo un ventilador. ¡Me<br />
encantan <strong>lo</strong>s ventiladores! Cierro la puerta y mi corazón bombea con fuerza.<br />
¿Qué estoy haciendo?<br />
Deseo <strong>que</strong> me desnude, <strong>que</strong> me bese, <strong>que</strong> me haga el amor como nos gusta a <strong>lo</strong>s<br />
dos, pero aquí estoy, negándome a mí misma <strong>lo</strong> <strong>que</strong> más anhe<strong>lo</strong> y negándose<strong>lo</strong> a él.<br />
Tras dejar mi equipaje junto a una pared del dormitorio, me miro en el espejo<br />
ovalado a juego con <strong>lo</strong>s muebles y sonrío. Mi apariencia con este vestido es de <strong>lo</strong> más sexy<br />
y sugerente. No me extraña <strong>que</strong> Eric me mire así. Con malicia sonrío y planeo meter más el<br />
dedito en la llaga. Quiero castigar<strong>lo</strong>. Abro la puerta, busco a Eric y <strong>lo</strong> veo parado frente a la<br />
chimenea.<br />
—¿Puedo pedirte un favor?<br />
—Claro.<br />
Consciente de <strong>lo</strong> <strong>que</strong> voy a pedir, me acerco a él, me retiro mi oscuro y largo pe<strong>lo</strong><br />
hacia un lado, y le solicito, mimosa:<br />
—¿Podrías bajarme la cremallera del vestido?<br />
Me doy la vuelta para <strong>que</strong> no descubra mi sonrisa y <strong>lo</strong> oigo resoplar.<br />
No veo su gesto, pero imagino su mirada clavada en mi espalda. En mi piel. Sus<br />
manos se posan en mí. ¡Uf, qué ca<strong>lo</strong>r! Muy lentamente va bajando la cremallera. Noto su<br />
respiración en mi cuel<strong>lo</strong>. ¡Excitante! Sé <strong>lo</strong>s esfuerzos <strong>que</strong> hace para no arrancarme el<br />
vestido e incumplir el castigo.<br />
—Jud...<br />
—Dime, Eric...<br />
—Te deseo —confiesa con voz ronca en mi oreja.<br />
La carne se me pone de gallina. Los pe<strong>lo</strong>s se me erizan y no respondo. No puedo.<br />
No llevo sujetador y la cremallera termina al final de mi trasero. Sé <strong>que</strong> mira mi<br />
tanga negro. Mi piel. Mis nalgas. Lo sé. Lo conozco.<br />
Yo también <strong>lo</strong> deseo. Me muero por sus huesos. Pero estoy dispuesta a conseguir mi<br />
objetivo.<br />
—¿Y qué deseas? —digo sin darme la vuelta.<br />
Acercándose más a mí, le permito <strong>que</strong> me abrace desde atrás y sus palabras<br />
resuenan en mi oreja.<br />
—Te deseo a ti.<br />
¡Dios, estoy frenética!, por no decir caliente y terriblemente excitada. Sin mirar<strong>lo</strong>,<br />
apoyo mi cabeza en su pecho, cierro <strong>lo</strong>s ojos y musito:<br />
—¿Te gustaría tocarme, desnudarme y hacerme el amor?<br />
—Sí.<br />
—¿Con posesión? —murmuro con un hilil<strong>lo</strong> de voz.<br />
—Sí.<br />
Expulso el aire de mis pulmones o me ahogo. Noto su erección cada momento más