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Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

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—Se ha metido en una pelea, y al otro chico le han tenido <strong>que</strong> dar puntos en la<br />

cabeza.<br />

Eso me sorprende. No veo yo a Flyn de ese calibre, aun<strong>que</strong> tenga el labio roto. Eric<br />

se pasa la mano por la cabeza furioso, mira a Susto y grita:<br />

—¡Lo quiero fuera de aquí ya!<br />

Tensión. El frío <strong>que</strong> hace no es comparable con el frío <strong>que</strong> siento en mi corazón, y<br />

antes de <strong>que</strong> él vuelva a decir algo, <strong>lo</strong> amenazo:<br />

—Si Susto se va, yo me voy con él.<br />

Eric levanta las cejas con frialdad, y dejándome con la boca abierta, dice antes de<br />

darse la vuelta:<br />

—Haz <strong>lo</strong> <strong>que</strong> <strong>quieras</strong>. Al fin y al cabo, <strong>siempre</strong> <strong>lo</strong> haces.<br />

Y sin más, se marcha. Me deja allí plantada, con cara de idiota y con ganas de<br />

discutir más. Pasan diez minutos y continúo en el exterior de la casa junto al animal. Eric<br />

no sale. No sé qué hacer. Por un lado, entiendo <strong>que</strong> hice mal al meter a Susto en el garaje,<br />

pero por otro no puedo dejar a este pobre animal en la calle.<br />

Veo <strong>que</strong> Flyn se asoma por la cristalera de su cuarto de juegos y le saludo con la<br />

mano. Él hace <strong>lo</strong> mismo y me salta el corazón. Jugar, el trineo y Susto le han ido bien, pero<br />

no puedo dejar al perro en esa casa. Sé <strong>que</strong> sería otra fuente de problemas. Simona sale y se<br />

acerca a mí.<br />

—Señorita, se va a resfriar. Está empapada y...<br />

—Simona, tengo <strong>que</strong> encontrarle un hogar a Susto. Eric no quiere <strong>que</strong> esté aquí.<br />

La mujer cierra <strong>lo</strong>s ojos y asiente, pesarosa.<br />

—Sabe <strong>que</strong> me <strong>lo</strong> <strong>que</strong>daría en mi casa, pero el señor se molestaría. Lo sabe,<br />

¿verdad? —Asiento, e indica—: Si quiere, podemos llamar a <strong>lo</strong>s de la protectora de<br />

animales. El<strong>lo</strong>s seguro <strong>que</strong> se <strong>lo</strong> encuentran.<br />

Le pido <strong>que</strong> me <strong>lo</strong>calice el teléfono. No <strong>que</strong>da otro remedio. No entro en la casa.<br />

Me niego. Si veo a Eric me <strong>lo</strong> como en el mal sentido de la palabra. Camino con Susto por<br />

el sendero hasta llegar a la enorme verja. Salgo al exterior y juego con el animal, <strong>que</strong> está<br />

feliz por estar conmigo. Las lágrimas asoman a mis ojos y dejo <strong>que</strong> salgan. Contenerlas es<br />

peor. L<strong>lo</strong>ro. L<strong>lo</strong>ro desconsoladamente mientras le lanzo piedras al animal para <strong>que</strong> corra en<br />

su busca. ¡Pobrecil<strong>lo</strong>!<br />

Veinte minutos después, aparece Simona y me entrega un papel con un teléfono.<br />

—Norbert dice <strong>que</strong> llamemos aquí. Que preguntemos por Henry y le digamos <strong>que</strong><br />

llamamos de su parte.<br />

Le doy las gracias y saco mi móvil del bolsil<strong>lo</strong> y, con el corazón destrozado, hago <strong>lo</strong><br />

<strong>que</strong> Simona me dice. Hab<strong>lo</strong> con el tal Henry y me dice <strong>que</strong> en una hora pasarán a recoger al<br />

animal.<br />

Ya es de noche. Obligo a Simona a entrar en la casa para <strong>que</strong> puedan cenar Eric y<br />

Flyn, y yo me <strong>que</strong>do en el exterior con Susto. Estoy congelada. Pero eso no es nada para el<br />

frío <strong>que</strong> ha debido de pasar el pobre animal todo este tiempo. Eric me llama al móvil, pero<br />

<strong>lo</strong> corto. No quiero hablar con él. ¡Que le den!<br />

Diez minutos después, unas luces aparecen en el fondo de la calle y sé <strong>que</strong> es el<br />

coche <strong>que</strong> viene a llevarse al animal. L<strong>lo</strong>ro. Susto me mira. Una furgoneta de recogida de<br />

animales llega hasta donde estoy y se para. Me acuerdo de Curro. Él se fue y <strong>ahora</strong> también<br />

se va Susto. ¿Por qué la vida es tan injusta?<br />

Se baja un hombre <strong>que</strong> se identifica como Henry, mira al animal y le toca la cabeza.<br />

Firmo unos papeles <strong>que</strong> me entrega y, mientras abre las puertas traseras de la furgoneta, me

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